12 CHANTAJEADA

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-¿Luggina tenemos hoy un día de chicas? Vamos di que sí. -Le preguntó Francesca tomando el celular para llamar a Nicolle y a Matteo. Pues Dante ya estaba con ellos al igual que Emilio.
- ¿Donde se a metido Bianca? Interrogó Dante al ver que no estaba por ningún lado.
-La llamaré - Dijo Luggina tomando se teléfono y marcando el número de su amiga. La cual contestó de inmediato.
- ¡Hola Lugg!
- ¡Nena! ¿Donde andas hoy que no estás aquí con nosotros en la piscina?
-No creo que pueda ir hoy. - Su voz era extraña.
-¿Que te sucede Bianca? ¿Tu padre otra vez?
-Luego te hablo, si. Por favor.
- Sabes que puedes contar conmigo ¿Verdad?
-Lo sé, lo sé eres como la hermana que nunca tuve mi, Lugg.
Bianca colgó la llamada, y Lugg se quedó mirando la pantalla de su teléfono.
- ¿Que le sucede a Bianca? - Interrogó Dante.
-Ya nos contará, no me dijo nada, pero necesito hablar con Miguel Ángel, ya vuelvo.
Luggina en un diminuto traje de baño caminó a través del jardín y fue a donde estaba, Luiggi Lombardi, al cual Luggina le tenía mucho cariño, seguía siendo jefe de seguridad de la mansión D'Alessio y Pierre.
- Abuelo Luiggi. - El mundo de Luggina se detuvo al encontrarse con esos ojos verdes que la miraban fijamente.
Luiggi miró a los dos, vio la intensidad de esas miradas, se aclaró la garganta para romper ese momento lleno de magnetismo.
Luggina reaccionó, y lo primero que hizo fue acribillar a preguntas a Lucciano y Luiggi.
- ¿Que haces tú aquí? ¿Quien te dio el derecho de meterte en mi casa? ¿Con el permiso de quién estás aquí?
- ¡Luiggi! ¿Que hace este hombre aquí? ¿Mi padre sabe que este señor está aquí?

-Mi niña, calma el es. - Sus palabras fueron interrumpidas por una furiosa Luggina.
- No me interesa saber quien es él, ya lo sé ¿Sabías que es un?
- Padre, por favor déjame hablar con la señorita aquí presente, es una de mis alumnas.
- Está bien hijo, mi niña el no es un extraño.
Luggina no podía creer lo que estaba escuchando.
¿ Acaso el destino le tenía esta broma preparada?
- ¿Como que es tu hijo? Belo Luiggi. ¿Por qué nunca supe que tuvieras un hijo.?
- Después hablas con mi padre, y ahora por favor acompáñame.
Dijo Lucciano estirando la mano para que Luggina siguiera a la oficina de su padre.
- ¿Por qué me traes aquí? ¿Que pasa?
Preguntó Luggina mirándolo fijamente.
-Luiggi Lombardi es mi padre, trabaja para tu familia desde que tu madre era una pequeña, y sigue aquí y vine a llevarlo conmigo.
- ¿Que? Tú no te puedes llevar a mi abuelo, no tienes ese derecho.
- En primera no es tu abuelo y en segunda es mi padre. Y por último tu, Niña caprichosa no eres nadie para impedirlo.
- ¿Eso crees? Que no soy nadie, pues te demostraré quien soy.
- ¿Y como lo harás? Bailando vestida de gánster.
Luggina se quedó de piedra al escuchar tales palabras.
Parpadeó trato de ser lo más Serena posible.

" Si estuvo esa noche, ¿Pero donde? No lo vi por ningún lado. Dios lo sabe"
- Yo, yo no sé de qué me hablas. Debes estar confundido.
- Mira, se quien eres, y se lo que haces, Luggina Pierre Berlusconi D'Alessio

Luggina tragó el nudo formado en su garganta, no creía lo que escuchaba, nunca antes nadie la tubo en sus manos, como ahora la tenía Lucciano.

- ¿Alexander o Lucciano? Me da igual como te llames impostor. No se de qué carajos me hablas, y .ucho menos que sabe quién soy. Claro que sabes quién soy, lo acabas de decir.

- Tu sabes muy bien a lo que me refiero niña, y te tengo en mis manos.
- ¿ Que me tienes en tus manos? ¡Ja! No me hagas reir.
- Puedes reírte todo lo que quieras. Por qué así te quiero ver sonreír cuando le digas a tus padres que te. Te vas a casar conmigo.
Los ojos de Luggina se abrieron como platos, no creía lo que escuchaba.
- ¿Te volviste loco? !No! Ya va ¿Se te corrió la teja? ¿Es eso? Te volviste loco .
- Estoy muy cuerdo niñita. Y el día de tu cumpleaños me invitas y me presentas a tus padre como tú prometido.
- ¿Te volviste loco ? Yo jamás me casaría contigo. Escúchame bien nunca me casaré contigo.
Luggina dió vuelta para salir de esa oficina pero unas .amos fuertes la detuvieron por el brazo, la haló hacia su cuerpo y con la otra le rodeó la cintura. Ese contacto de su piel con esa mano ardiente, le causó un tremendo escalofrío que recorrió todo su ser.
Su corazón latía tan fuerte que podía escucharlo.
Sus miradas se encontraban conectadas y sus respiraciones se mezclaban.
- ¿Estás loco, sabías? No puedes obligarme a casarme contigo.
- Puedo y quiero. Y tú lo vas a a aceptar ¿Y sabes por qué? Por qué me amas, eso le dirá a tus padres, le dirás que eres mi novia. Y si no lo haces tú familia se va enterar de que la niña ejemplar baila en calzones y es dueña de el club nocturno más prestigioso de la cuidad.
-Eres de lo peor ¿Sabias? Jamás me casaría contigo, y menos por un chantaje. Anda ve y dile a mis padres lo que sabes, por que estoy segura de que lo saben.
- Pues bien tu decides, o les dices que soy tu novio y que aceptaras, aceptaras casarte conmigo o yo les digo tu secreto.

Luggina lo fulminó con la mirada, no podía creer que el hombre que la cautivó la este chantajeando.
- Te odio Lucciano Lombardi, no tienes idea de cuánto te odio.
Salió de la oficina de Luiggi echando humo del coraje, Lucciano la miró y una sonrisa se dibujó en su rostro.

" Te tengo en mis manos, niña" - Se dijo mentalmente con una sonrisa de medio lado y viendo la alejarse furiosa.
Lucciano salió de la residencia de su padre y se marchó de ahí.
Luggina llegó a la piscina se tiró en una de las tumbonas y se bebió un cóctel de un solo.
- ¿Qué te sucede Lugg? - Pregunta Francesca al verla de todos los colores, Luggina la miró sonrió y se lanzó al agua.
- Han venido a disfrutar del día en la piscina así que a hacerlo.
Miguel Ángel miró desde lo lejos a todos en el lugar, miró salir a Lucciano y luego a Luggina muy molesta.
- Hay peque, aunque lo niegues mil veces, y trates de decir que lo odias, muy dentro de ti, no te es indiferente. Su teléfono sonó lo miró y vio que era Bianca.
- ¡Hola bonita! ¿Como así no estás aquí con los demás?
- Lugg no me contesta, por eso te llamo Miguel Ángel.
- Está bien, lo sé ¿Dime qué sucede?
- Miguel Ángel, ven por mi, por favor.
- ¿Dime donde estás? Tranquila Bianca, dame la dirección.
Bianca dio la dirección a Miguel Ángel, este salió tan de prisa que Luggina logró mirar justo cuando el salió corriendo.
Luggina corrió para alcanzarlo.
-Miguel Ángel¿Que sucede? ¿A donde vas tan de prisa ?
- Es Bianca, quiere que le recoja en un lugar, la escuché muy mal.
- Espérame voy contigo.
Cogió una salida de baño se subió al auto y salieron.
El trayecto fue en completo silencio.
Llegaron y vieron a Bianca sentada en una banca con su maleta a un lado, y con una marca en el rostro.
Luggina salió corriendo del auto y fue hacia ella.
- ¡Bianca! Pequeña?que te sucedió?
Se abrazaron y Bianca rompió en llanto.
- Lugg, perdóname por arruinar tu día, no quería ser un mal rato.
- No arruinaste nada linda, sabes que estoy para ti siempre verdad.
- Lugg, mi padre me quiere casar con el idiota de Felipe Calderón.
- No lo voy a permitir - Dijo un muy enojado Miguel Ángel.
- Tu no puedes casarte con ese imbécil, Bianca.
Luggina lo miró y sonrió al ver en esos ojos miel un brillo intenso, ¿eran celos.?
-Ayúdame Lugg, por favor no dejes que mi padre me encuentre.
- Tranquila mi Bianca, no lo hará.
Cojieron la maleta y subieron al auto se fueron con dirección al departamento de Luggina, pues ahí sería el nuevo hogar de Bianca.
Llegaron al imponente edificio donde estaba situado el penthouse de Luggina.
- Estarás cómoda, aquí no te encontrará.
Dijo mientras subían al ascensor, para llegar al piso número veinte.
Con la llave electrónica abrieron y se encontraron con todo remodelado.
Luggina miró a Miguel Ángel, interrogando con la mirada
-No se de qué va la remodelación peque.
- Si están remodelando, no puede quedarse aquí.
-Lugg no te preocupes por mi, ya veré a donde me voy.
-Ni pensarlo Bianca, no te dejaré sola en esto.
- Te puedes quedar en mi departamento Bianca. Yo duermo en la mansión, no hay problemas.
- No quiero causar molestia, chicos déjenme en la parada de taxis.
- Ni hablar Bianca, te vas al departamento de Miguel Ángel, y solución al problema por este día.
Nuevamente salieron del edificio, se fueron al departamento de Miguel Ángel en donde se quedaría.
Suben al departamento las deja para que se instale mientras él va a pedir para la despensa.
Ya instalada, sale de la habitación y va directo a la sala donde están Miguel Ángel y Luggina.
-Gracias, gracias por la ayuda, yo, yo no sé que hacer con mi padre exigiendo me casarme con Felipe.
-Si tú no te quieres casar con el idiota pues no te casa y ya.
Lo pensó por un momento y fue también esa lección para ella.
Pues no quería casarse con el idiota de Lucciano, y fue entonces que decidió llamarlo.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora