17. PENSAMIENTOS SINCROINIZADOS

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Miguel Ángel llegó a su departamento luego de dejar a Luggina en la mansión Berlusconi.
Bianca y Miguel Ángel vivían su amor cada día.
Bianca volvió a la universidad, y trabajaba en un centro comercial medio tiempo.
Dante, Francesca, Nicolle y Emilio seguían como cada día, sin imaginar donde se quedaba Bianca y lo que Luggina y Lucciano tenían.
Miguel Ángel llegó muy temprano en la mañana, Bianca aun dormía.
Abrió la puerta de la habitación se despojó de su ropa y se metió a la cama, donde ella estaba.
Fue dejando besos en cada uno de sus dedos, fue subiendo por sus piernas las abrió y pasó su lengua por ese coño húmedo, abrió sus pliegues con sus dedos lamió, succionó cada pliegue mientras que con su pulgar daba masajes a ese hinchado clítoris.
La penetraba con su lengua mientras Bianca arqueaba su espalda, apretaba sus pezones y masajeaba sus senos con sus manos, mordía su labio inferior, Miguel Ángel seguía saboreando de sus fluidos lamía ese botón duro, introdujo un dedo, arrancando un gemido de su amada.
- ¡Aaaagh! Miguel Ángel. No pares.
Estaba deseosa y quería más, un segundo dedo entró en ella.
- Dime qué quieres nena, quiero escucharlo entre tus gemidos.
Miguel Ángel introdujo un tercer dedo en su interior.
- ¡Mmmmm! ¡Aaaaaah!.- Los gemidos de Bianca llenaban la habitación
- ¡Dímelo! - Pidió Miguel Ángel.
- Te quiero dentro de mi. Quiero sentirme llena de ti.
Bien ella pidió en un susurro.
Miguel Ángel muy lentamente fue sacando sus dedos y los llevó a la boca de Bianca.
- Abre la boca - Ordenó. Y Bianca obedeció.
Miguel Ángel introdujo un dedo en la boca de Bianca luego un segundo y tercer dedo.
Penetraba su boca mientras lamía sus pezones, movía sus caderas lo deseaba tanto sentirlo en su interior.
Miguel Ángel quitó los dedos de su boca y los reemplazó con sus labios Bianca le dió paso a esa lengua inquieta por sentir su sabor.
Bajó por su cuello dejando mordidas suaves y llegó nuevamente a esos pechos, bebió de ellos como un hambriento, se posesionó entre sus piernas y se fue adentrando en ella muy despacio, Bianca gemía y se retorcía del placer bajo Miguel Ángel.
- ¡Oh! Miguel Ángel, sigue por favor.
Miguel Ángel la penetró profundamente arrancando un gemido fuerte, mientras arqueaba su espalda para dar más acceso a sus pechos.
Las embestidas eran suaves pero placenteras, fuertes y profundas.
Sus frentes eran perladas por el sudor.
En un movimiento estratégico logró dejarla encima de él.
Bianca tiró su cabeza hacia atrás cuando se sintió profundamente llena de él.
Miguel Ángel acarició sus pechos y apretó sus pezones mientras Bianca se movía hacia tras y hacia delante,
- ¡Aaaagh!. - Los gemidos de Bianca eran cada vez mas fuertes.
Miguel Ángel la guiaba en sus movimientos, sus corazones latían tan fuertes que casi podían escucharlos.
Sintieron sus cuerpos ser recorridos por esa sensación de querer más, Miguel Ángel se posesionó encima de ella y la volvió a penetrar tan fuerte, sus embestidas eran más intensas ubicó sus piernas en sus hombros para tener una penetración más profunda y placentera.
- ¡Mmmm! Bianca te amo - Susurró entre sus labios.
- Y yo más mi Ángel. Se miraron a los ojos y ahora sintieron que sus cuerpos eran arrastrado por la vorágine de esa pasión que sentían. Bianca sintió tensar su cuerpo, se estremeció y un fuerte orgasmo explotó de su interior, fue seguido por uno más potente, que la llenó de su escencia Miguel Ángel se vació dentro de ella.
Sus respiraciones eran agitadas, unió su frente a la de ella, el sudor corría por su cien, dió besos en esos labios entre abiertos mientras le decía.
- Te amo vida mía, siempre serás mi amor. - Bianca dio besos y sintió una presión en el pecho.
- Yo también te amo mi pequeña fierecilla.
- ¿Fierecilla?- Exclamó Bianca entre risas
- Si fierecilla por que eso eres, por defender nuestro amor.
- Siempre, siempre lo defenderé.
Unieron sus labios en un beso lleno de amor y promesa.
Así vivieron su amor todo ese día.
La tarde llegó y fue llamado por su pequeña Lugg que lo necesitaba.
Se despidió de Bianca con la promesa de volver lo más pronto posible.
Miguel Ángel condujo hasta la mansión Berlusconi para encontrarse con Luggina y escoltar la, a la mansión
Pierre.
- ¡Mi Prince! Aquí estoy, perdón por la tardanza.
- Tranquilo Mig, no pasa nada. ¿Como está Bianca? Mañana temprano para medirnos los vestidos, cuando vengas la vas trayendo.
- Como ordenes jefa. - Rieron, Luggina subió a su auto y salió de la mansión de su padre y ser escoltado por Miguel Ángel y los otros escoltas.
Llegaron a la mansión y era Pierina quien estaba en la sala conos demás miembros de la familia. Momento que aprovecharía para darles la noticia.

- Ciao! famiglia, è un bene che siano tutti qui, perché voglio darvi una notizia.

- !Hola! familia, que bueno que estén todos, por que deseo darles una noticia.
Luggina miró a Stéfano, como diciendo (papi ayuda)
Pierina la miró fijamente y vio en su hija un brillo en su mirada.
- ¿Que será eso hija? Que será que nos vas a decir.
- Mañana es un día muy especial, y no por que cumpla diecinueve años
Si no por qué les presentaré a mi prometido.
- ¿Prometido? ¿Cuando te comprometiste? ¿Quien es tu novio? Si nunca presentaste a uno como tal.
- Por eso digo mañana se los presentaré, mañana es la ocasión especial para que todos lo conozcan.
- Hija, confío en tu elección, siempre fuiste una mujer muy sensata a pesar de tu corta edad.
- ¡Gracias abuelo! No sabes lo que tus palabras significan para mí.
- ¿Tienes un novio? - Preguntó Giannina.

- ¿Y por qué nunca vino a casa? - siguió interrogando.
- Ya mañana lo conocerán. Mamá ¿Recuerdas que una ves les dije a ti y a papá Alessandro que cuando crezca buscaría a mi novio.?
- Pierina la miró y recordó.

Flash Back.

- ¿Es en serio? Ustedes los adultos son muy complicados, cuando yo sea grande buscaré a mi novio y no lo dejaré ir.
Ante sus palabras, Pierina y Alessandro la miraron muy sorprendidos.
- ¿Novio? - Preguntó su padre.
- Tu estás muy chica para pensar en novio, muchachita.
- ¡Si! tengo a mi novio y el va a esperar a que crezca, hicimos una promesa. - Continuó la pequeña Lugg.
- ¿Una promesa?
- ¡Si mamá! una promesa, el me espera a que crezca y estaremos juntos.

Fin Flash Back.

Pierina levantó la mirada y vio esa sonrisa en el rostro de su hija.
- Era una broma de niña. ¿Verdad?
- ¡No mamá! Cuando te lo dije. Era una gran verdad.
Pierina nuevamente se puso de pié y caminó asta estar frente a ella, la miró fijamente.
- ¡Dime qué es una broma! Luggina Pierre.
- Lo siento mamá, pero lo que te dije aquella vez era verdad.
- Te das cuenta de que si eras una niña, y él era adulto, Luggina ¡Por favor! Dime qué ese hombre no es mayor que tú.
- Mañana lo conocerás madre. ¡Los amo!
Expresó entre risas y salió corriendo escaleras arriba.
Entró a su habitación cerró la puerta y se quedó pegada a ella cerró los ojos suspiró profundo. Y sus pensamientos volvieron a Lucciano.
- ¡Novio! ¡Ja! ¿Novio? Ni loca, jamás me tendrás, primero tu te enamoras de mí.

Y luego tú de él. - Cuestionó su conciencia.

Fue al baño se despojó de sus prendas y se metió bajo la lluvia artificial.

Lucciano.

Lucciano llegó a su departamento, fue a la oficina se sirvió un vaso con whisky lo bebió de una sola, se sirvió un segundo e hizo lo mismo. Salió de la oficina subió las escaleras se despojó de la ropa y se metió bajo la lluvia artificial.
Sincronizados por un destino loco, los dos hicieron lo mismo, al mismo tiempo de despojarse de sus prendas y meterse al baño bajo la lluvia artificial.
Ambos se conectaban en sus pensamientos.

- Serás mia pequeña bruja.- Pensó Lucciano

- Jamás seré tuya grandísimo imbécil. - Respondió Luggina, era como que si estuvieran conversando. O más bien discutiendo.

- Te tendré a mi merced y harás lo que yo quiera. - Lo dijo Lucciano para sí mismo.

- Sigue pensando que me tienes a tu antojo, jamás me tendrás Lucciano Lombardi, jamás. - Se debatió Luggina mirándose al espejo.

- Será mía Luggina Pierre Berlusconi D'Alessio, mía, tan mía que no
querrás divorciarse de mi jamás - Le habló al espejo imaginando que se lo decía a ella.

- Haré que te enamores de mi. - Dijeron al unísono.
- Y cuando eso suceda me divorciaré de ti, Lucciano Lombardi. - Lo dijo Luggina muy segura de que lo haría, sin imaginar el juego de seducción que vivirá.

- Y cuando seas mia, Luggina Pierre, solo mía y no querrás irte jamás de mi lado. Por que me estarás amando tanto. - Lucciano estaba muy seguro de que su juego le resultaría muy estratégico para donar a la fierecilla llamada, Luggina Antonella.
Lucciano salió del baño con una toalla envuelta en la cintura. Sirvió un vaso con whisky mientras miraba por el ventanal de su habitación.
- Luggina. - Pronunció en un susurro.

Luggina salió del baño metida en un albornoz, secó su cabello mientras en sus pensamientos estaban llenos de Lucciano.
Quitó su prenda y se metió en la cama, completa mente desnuda.

Lucciano dejó el vaso en la mesita de noche, y se quitó la toalla, se metió en su cama igual que Luggina. Completa mente desnudo.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora