49 FUERTE IMPRESIÓN

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Luego de recibir la llamada Luggina y Miguel Ángel subieron a su auto y salieron tan rápido como se pudo.
Llegaron y el galeno ordenó cada examen nuevamente para la valoración  a cada uno de ellos.
— Doctor ¿En cuanto tiempo terminará todo este proceso del transplante? — Interrogó Luggina, su miedo era comprensible y razonable, la recuperación total de su pequeña hija estaba en manos de ese donante desconocido.
— Primero se evaluará al paciente para determinar su elegibilidad para un trasplante. Un trasplante es algo muy difícil para un cuerpo, y más con la edad del paciente.
A pesar de ser compatibles tienen sus reacciones adversas.
Así mismo es muy difícil pasar semanas y meses sin saber cómo resultará su trasplante. Esto requiere mucho tiempo y mucha energía emotiva de parte del paciente, y de los encargados de su cuidado.
El galeno trató de ser lo más explicita mente claro.
Los días pasaron entre pruebas, exámenes para ambos pacientes, donante y receptor.
Lucciano siguió su instinto el día de la realización del transplante.
— Doctor, antes de entrar al procedimiento, quiero ver a la niña.
— Está bien Señor Larusso.
El galeno dio la orden para que lo llevaran a la habitación de Lui.
Fue trasladado en silla de ruedas, era parte del protocolo del hospital.
Llegaron a la habitación de Lui, y la vio con sus ojos cerrados y un (CVC)
(catéter venoso central) colocado en una vena grande de su pecho.
A Lucciano se le estrujó ver a Lui así tan vulnerable, tomó su mano y con suavidad dio un apretón.
Luiginna sonrió al sentir esa sensación de tranquilidad, abrió sus ojos y sus miradas se quedaron conectadas. Lucciano no se esperó esa reacción de Lui.
— ¡Papito! Viniste a verme, pensé que tardaría más en venir.
Lucciano sintió acelerar su corazón al escuchar esas palabras.
— Pequeña mía " Que más hubiera deseado yo que seas mi hija." — Pensó Lucciano.
— Mami cumplió su promesa Papito, ella dijo que pronto vendrías a vernos.
Lucciano siguió su instinto, se levantó de la silla y se sentó a su lado.
— No te fuerces tanto mi hermosa, descansa que después que  todo esto pase te sentirás con ganas de seguir jugando con tus amiguitas.
La pequeña Lui sonrió.
— Yo no tengo amigas papito, solo amigos, uno, se llama Bruno y yo le digo Bru. Y dice que mis labios parecen cerezas.
Lucciano sintió una extraña sensación. ¿Acaso eran celos de padre?
— Tendré que hablar con ese jovensito, a mi niña nadie le dice esas cosas.
Lui soltó una carcajada y Lucciano lo hizo también.
— Tranquilo papito, tú siempre estás aquí en mi corazón, yo sabía que tú vendrías por nosotros.
Lucciano creyó que esa pequeña versión de su bruja estaba desvariando, deseaba tanto que aquello que decía la pequeña fuese verdad. Pero lo que escuchó le dejó una gran confusión.
 Mi peque..
Lui interrumpió las palabras de Lucciano
- Así le dice tío Mig a mamá. Mi peque, o mi Prince, a nosotros nos dice pecos.
Lucciano sintió su corazón acelerarse.
— Luiginna. Trata de descansar mi niña.
— Solo dime Lui, papito.
— Está bien mi Lui, descansa que pronto saldrás de todo esto.
— ¿No te volverás a ir? ¿Verdad que no, papá?
— No, no me iré aquí estaré cuando tus ojos se abran.
— Gracias papá, te amo papito hermoso.
Lucciano sintió estrujar su corazón.
" Dios, si fuera mis hijos." " No, no creo, la pequeña está desvariando por el sedante." — Pensó nueva mente.
Los enfermeros pasaron por los dos y fueron llevados para realizar el procedimiento.
Durante el proceso Luggina y Miguel Ángel estaban muy ansiosos, preocupados por la reacción en la pequeña Lui.
El tiempo transcurrió y una semana después Luggina estaba con su hija en la habitación del hospital.
— Mamita ¿Por qué papá no a venido a verme? El lo prometió.
— Mi niña, ya pronto vendrá a verte, primero tienes que recuperarte, y entonces te llevaré con el. Lo prometo.
Luggina sintió que su mundo giró y se tambaleó, Miguel Ángel logró sostenerla, su embarazo y el estrés no se llevaban de la mejor forma.
— Prince tienes que descansar, estás bajo presión y eso le hace mal a la bebé.
Los días siguientes Lucciano se estaba recuperando.
— Señor Larusso, todo fue un éxito la pequeña está evolucionando muy bien.
— Puedo verla, por favor.
— Por supuesto que sí, pediré que lo lleven con ella.
Lucciano era llevado por un enfermero a la habitación de Lui, y justo en ese momento vio salir a Luggina abrazada a Miguel Ángel.
Sintió doler su corazón, su pequeño vientre se empezaba a notar.
— Tendrás un hijo mas, se feliz mi brujita hermosa ahora tu felicidad será completa.
Lucciano llegó a la habitación de Lui, pero, estaba dormida. Lucciano la miró, sabía que tenía que despedirse de ella.
— Mi pequeña Lui, vengo a despedirme de ti, mi misión está cumplida, serás una niña sana y vivirás feliz. Adiós mi bonita.
Sintió estrujar su pecho y justo cuando estaba por pedirle al enfermero que lo lleve, Lui lo detiene.
— ¡Papá! No te vayas papá, no me dejes.
— Mi linda, solo serán unos días.
— ¿Volverás?
— Pronto, pronto estaré contigo.
Lucciano salió de la habitación para marcharse de Francia.
A lo lejos Miguel Ángel logró verlo y su impresión e intuición no le falló.
Buscó al médico para pedir información de el donante.
— Por favor es de suma importancia que me lo diga doctor. ¿Lucciano Lombardi fue el donante?
— Señor Larusso, pidió que fuera confidencial.
Miguel Ángel contó parte  de la historia de Lucciano y Luggina, el médico quedó impresionado de ver que el padre era el donante de la pequeña sin saber que era su hija.
— Señor Larusso, el dijo ser su hermano y que se guardara su identidad.
— Suficiente doctor, voy a buscarlo tiene que saber que tiene cuatro hijos y uno en camino.

Miguel Ángel salió corriendo del hospital pero no lo volvió a ver por ningún lado.
Tecleó en su teléfono y hackeo las cámaras de seguridad y vio la dirección que tomó y aún así no lo encontró.
Los días pasaron,  Miguel Ángel y Luggina fueron al hospital para el control de la pequeña  Lui.
— ¿Por que tan callado, Mig? — Preguntó Luggina viendo extraño el comportamiento de Miguel Ángel.
— Tranquila mi peque, solo deseo que los resultados sean diferentes.
— Todos los días pido por un milagro, Miguel Ángel.
— Todo estará bien mi Prince, todo saldrá bien.
Continuaron el viaje al hospital, sin darse cuenta de que alguien lo seguía.
Hizo amago de detenerse para verificar y cuando lo confirmó con una mano logró hackear las cámaras de seguridad de la vía, y ahí estaba Lucciano siguiendo lo.
Llegaron al hospital y fueron al control de Lui.
Tres horas después y con buenos resultados volvieron.
Miguel Ángel miró con el rabillo del ojo a Lucciano que seguía tras de ellos.
— Peque tengo que salir .
— Tranquilo Mig, ve hacer lo tuyo.

Luego de dejarla en casa salió tras Lucciano lo siguió a distancia  lo vio entrar a un bar y lo vigiló con discreción.
Verlo en ese estado de ebriedad hizo que se acercara y lo llevara al hotel.
Lucciano despierta con tremendo dolor de cabeza, tan fuerte que le arrancó un quejido.
— ¡Aaah! — Se llevó la mano a los ojos, pues la luz del sol reflejaba por los ventanales.
— ¿Es fuerte el dolor de cabeza?
Lucciano abrió los ojos y quedó de piedra al ver a Miguel Ángel sentado en el sillón.
— ¿Que haces aquí? ¿Tú me trajiste? — Interrogó un confundido Lucciano.
— Vi cuando me seguiste al hospital. ¿Por qué tardaste tanto en buscar a mi Prince?
Te dejé pistas para que llegues antes.
Lucciano no comprendía nada de lo que Miguel Ángel decía.
— ¿Que dices? — respondió con una pregunta.
— Eso que entiendes, Lucciano.
— Quiero ver a Luggina, quiero saber muchas cosas, que me explique por qué todo este tiempo...
Miguel Ángel interrumpió a Lucciano y no lo dejó aclarar nada.
— Llevaré a Luggina al hospital en tres días y por favor no comentes este encuentro.
Miguel Ángel salió de la habitación dejando Lucciano con la palabra en la boca.
Lucciano se levantó de la cama y se metió al baño sentía su mundo tambalearse.
"Tengo que saber las razones por las que huyeron de esa forma haciéndose pasar por muertos, tiene que haber una explicación para eso"
Lucciano retrasó el viaje  de regreso luego de escuchar a Miguel Ángel, la confusión era tan grande que decidió aclarar todo.
Tres días después Lucciano estaba en el hospital valorando su salud.
Luggina y Miguel Ángel llegaron al hospital hicieron la valoración clínica a Luiginna y los resultados fueron muy satisfactorio, la pequeña Lui estaba evolucionando muy bien.
— Bien mi Prince, ves que era mejor...
— ¿Mejor que? Miguel Ángel.
— Mejor que apareciera ese donante.
— Siento que hay algo que aún no me dices, Miguel Ángel, te conozco muy bien como para que pretendas engañarme.
Miguel Ángel la miró fijamente hasta que le dijo.
— Mi Prince, Luciano Lombardi fue el donante anónimo de Luiginna.
Luggina sintió desvanecerse pero Miguel Ángel fue ágil en sostenerla.
— ¿Es así como has estado todos estos años? En los brazos de tu amante.

Luggina y Miguel Ángel se quedaron de piedra al escuchar esas declaraciones.
— ¡Lucciano! - La impresión de Luggina fue tan grande que terminó de desvanecerse. Miguel Ángel con Luggina en brazos caminó al consultorio de médico.
— ¡Doctor! Sufrió una fuerte impresión.
El galeno atendió de inmediato a Luggina, e hizo salir a los presentes.
Miguel Ángel miró con furia a Lucciano apretó sus manos en puños.
Quería saber por qué pensó eso después de él haberlo contactado para tener ese encuentro.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora