27. TE AMO MI REINA

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Ya en el río Tíber, listos a recorrer su extensión, todos en sus trajes de baños disfrutaban de la piscina en el yate.
- Luggina miró a Lucciano en una de las tumbonas junto a Miguel Ángel conversando muy animadamente.
- Bianca, ¿Como sigues con tu padre?
Bianca miró a Miguel Ángel, suspiró profundo y respondió mordiendo se el labio.
- Lugg, mi padre ya sabe donde vivo, y está furioso, y lo peor es que Felipe dice no importarle.
- Ese tipo no me agrada.
- Ni a mi, nunca me agradó, mi padre tiene esa loca idea de querer casarme con él
- Tienes que decirle a Miguel Ángel, el sabrá que hacer.
- No quiero que se arriesgue enfrentándose a Felipe Calderón.
- Y será peor cuando se entere por otro, y que tú no le hayas dicho nada.
- Luggina tengo miedo, tengo miedo de que Felipe le haga algo a Miguel Ángel.
- Por eso se lo tienes que decir para que esté prevenido y no lo coja de sorpresa.
Miguel Ángel miró a Bianca y se acercó a ella.
Luggina caminó hacia Lucciano tenía, puesto un camisón.
Lucciano la tomó de la mano y la llevó a la proa del yate.
El viento soplaba muy fuerte, Lucciano pasó su mano por la estrecha cintura de Luggina. Acarició esa zona donde tenía el tatuaje.
Besó su cuello, y subió a su oreja y en un susurro le dijo.
- ¿Sabes como vine a descubrir que eras angel?
Luggina lo miró y sonrió.
- ¿Como? ¿Como me descubriste?
- ¿Recuerdas el café que me mandaste encima?
Luggina lo miró y achicó los ojos.
- ¿Yo te tiré el café?
- Si, tú me lanzaste ese café encima.
- Pero si fuiste tú quien chocó conmigo.
- Bueno, ambos chocamos. ¿Pero como me descubriste?
- Por este tatuaje. - Respondió acariciando la espalda baja y subiendo delineando su columna vertebral, ese acto hizo que Luggina sintiera un escalofrío en su piel.
- ¿Por el tatuaje?
- Si, ¿Recuerdas que quitaste tu blusa sin importar que te miren?
- Pero tú ya no estabas, volteé a mirar y estabas de espalda.
- Antes de girar ya había mirado lo suficiente. Y volví a mirar el tatuaje el día que me bailaste por primera vez.
- Yo nunca te bailé.
- Pues creí que aquella noche ese baile me lo dedicaste a mí. Por eso digo la noche en que me bailaste.
- Bueno, sí ese baile lo dediqué para ese hombre que me miraba intensamente
- Siempre te voy a mirar intensamente para que me sigas bailando.
- Siempre bailaré para ti.
Unieron sus labios en un beso lleno de amor y promesas.
El recorrido era con música, todos bailaban, y reían.
Miguel Ángel y Bianca estaban muy lejos de todos viviendo su idilio.
Francesca y Emilio seguían en la piscina, mientras que Dante y Nicolle estaban muy tensos.
El recorrido durante el día fue muy entretenido.
En la noche cada quien fue a su camarote, pues tendrían una cena a la luz de la luna en medio del río.
Todos llegaron a la cena, Luggina estaba en el centro del salón cuando sintió esa manos rodear su cintura y ese aliento mentolado por su cuello.
- ¿Lista mi amor?
- Toujours prêt ( Siempre lista)
- J'aime quand tu me parles comme ça (me encanta cuando me hablas así)
- vraiment mon amour?
( ¿En verdad mi amor? )
- Ouais (si)
- Luggina, ven es hora. - Dijo Francesca llevándola de la mano.
- Es hora de tu sorpresa. - Expresó Nicolle.
- todos la rodearon y cubrieron sus ojos, la guiaron hasta la parte superior del yate. Y de pronto escuchó los estallidos en el cielo.
FELIZ CUMPLEAÑOS LUGG.
Se dibujaba en juegos artificiales..
Luggina se llevó los manos a su boca como callando un grito de alegría. Sus amigas siempre con algo diferente.
Y volvieron a explotar las luces en el cielo.
JE T'AIME PRINCESSE
Te amo princesa.
Nuevamente Luggina sintió su corazón explotar de la emoción.
Miró a Lucciano que sonreía con sus manos metidas en los bolsillos.
- Te amo Lucciano, yo también te amo.
Se colgó a su cuello y enredó sus piernas a su cintura.

Lucciano la cargó y unieron sus labios en un tierno beso que se tornó muy intenso y apasionado, el deseo crecía poco a poco en su interior. Se separaron al escuchar a sus amigos.
Todos aplaudieron y los rodearon a felicitar a la pareja.
Pasaron a la mesa decorada con detalles que le gustaban a Luggina.y sus Flores preferidas, lirios blancos.
La cena transcurrió entre risas y conversas.
Ya después de la cena, todos pasaron cada uno a su camarote.
Lucciano y Luggina se quedaron mirando en la proa del yate, el abrazado a su estrecha cintura.
- Eres muy hermosa mi ojos de esmeralda, mi pequeña bruja, mi ángel caído. Eres todas esas mujeres en una. Tú.
- ¿Pequeña bruja? - Preguntó achicando sus ojos al mirarlo.
- ¿Te cuento un secreto? - Le susurró al oído.
- Si - Respondió Luggina del mismo modo sobre sus labios.
- Ya te hice mía en sueños. Te hice el amor, y no te imaginas cómo lo disfruté.
- Me imagino, por que yo también, te hice mío en sueños. Y no tienes idea de cómo lo disfruté.
Lucciano sonrió al momento de alzar la y darle vueltas.
- Solo queda hacerlo realidad. Le susurró entre sus labios y profundizando un beso con mucho amor.
Luggina sintió que su corazón daba un vuelco en su pecho, recordó cada sueño y lo que sintió en ellos , ahora estaba entre los brazos de ese hombre de sus sueños.
- ¿Sabes que soñé contigo desde niña? Pero no sabía que eras tú al momento de conocernos, más bien de reencontrarnos.
- Yo estaba seguro de que esos ojos verdes los había visto antes pero nunca me imaginé que sería la niña que cayó en mis brazos.
Luggina abrió los primeros botones de su vestido ante la atenta mirada de Lucciano.
- Siempre Soñé con el dueño de esta medalla, ERES MI VIDA.
Lucciano bajó la mirada a su pecho la cogió entre sus dedos.
- Y yo siempre recordé a esa novia que prometió crecer y casarse conmigo. PEDACITO DE CIELO.
Luggina miró su cadena al momento en que Lucciano abrió su camisa.
- Tu la tuviste todo este tiempo Preguntó tomando su cadena.
- Si y al parecer tu tenías la mía. Ves que este es nuestro hilo rojo con el que nos ató el destino.
- Toma, es tuya. - Dijo Lucciano quitándose la y dejándola en la mano de ella, pues debe tener un significado muy especial.
- Si, me la dio mi papá Stéfano el día que lo secuestraron. Ten la tuya
- Era de mi hija. Se la di cuando nació, era mi vida entera, y un día se me fue como agua entre los dedos, no la pude detener.
Luggina sintió estrujar su corazón. No era lo que ella creía. Y saber que Lucciano tuvo una hija le dió un mal sabor de boca.
- Lo siento mucho, yo creí que era de alguna novia.
- Nunca tuve una novia formal, y Luz María no era mi hija, Dayanara me lo hizo creer, la vi crecer y cuando enfermó descubrí que no era mi hija biológica.
- Lo siento, en verdad, lo siento mucho. - Luggina no pudo dejar de sentirse culpable por la cláusula que le hizo firmar, firmar el divorcio renunciando a la paternidad si existiera un hijo.
Luggina dio un abrazo fuerte que fue correspondida por Lucciano.
El viaje duró todo el fin de semana, ya de regreso todos se fueron a sus residencias, Bianca y Miguel Ángel fueron a su departamento al igual que Luggina y Lucciano.
- Tengo una sorpresa para ti, ma reine.
Dijo Lucciano usando el idioma francés (Mi reina)
- ¿Que será? Dime. - Expresó una Luggina emocionada.
- Entonces dejará de ser sorpresa. Mañana después de clases paso por ti.
- ¿No te quedarás conmigo esta noche?
- La vida entera me quedaría a tu lado si me lo permites.
- La vida entera y todas las que tengamos que vivir.
- Viajaré esta noche a Francia y estaré de regreso mañana. Dejé unos pendientes resolveré y volveré, viajaré esta noche. A menos que desees ir conmigo.
- Al fin del mundo iré contigo.
- Bien entonces vamos ya.
Tomaron sus pertenencias personales y en el camino Luggina avisó a sus padres y a Miguel Ángel.
Llegaron al aeropuerto privado propiedad de Lucciano, subieron al jet y salieron rumbo a Francia.
- ¿Deseas descansar ma reine?
- Si, por favor .
- Bien vamos tenemos dos horas para descansar.
Entraron a la habitación, era en tono gris claro y Blanco.
Lucciano la tomó de la mano.
- Ven, vamos a dormir un rato.
Se acostaron en la cama Luggina pudo su cabeza en el antebrazo de Lucciano unieron sus manos mientras el acariciaba su cabello.
- Ves que ni en mis más remotos sueños imaginé estar así contigo, viviendo cada uno de estos momentos.
- Ni yo, por qué decías que me odiabas.
Luggina se apoyó en su brazo para quedar cerca y mirarlo.
- Sentía coraje por que me tenías contra la espada y la pared, jamás nadie me chantajeó ni me tuvo en sus manos como lo hiciste tú. Pero jamás te odié, sentía coraje conmigo porque no podía odiarte, me atraías demasiado, y tenía miedo de que tú no sintieras lo mismo por mí.
- Ese fue mi temor también, que jamás pudiera ver más allá del odio que decías tenerme, quería que me vieras diferente, nunca olvidé tus ojos, y cuando los volví a ver, supe que eras tú, solo necesitaba confirmarlo. De cualquier manera, y cuando te vi bailar en ese club supe que eras tú. Y más con ese tatuaje.
Lucciano acarició sus mejillas.
- Eres única. Te amo.
- Y yo te amo, Lucciano Lombardi.
Unieron sus labios en un apasionado beso.
El tiempo pasó y ya nuevamente estaban sentados en sus asientos listos para aterrizar

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora