57. EXTRA

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Sin darse cuenta ya sus ropas estaban tirada por todos lados.
Miguel Ángel subió a Bianca a sus caderas, y está envolvió sus piernas en ella, mientras se devoraban en u apasionado beso.
Sus lenguas eran hambrientas por sentirse nuevamente.
Miguel Ángel camino con ella y la fue bajando en la cama cayendo el junto a ella.
Bianca jadeaba y casi gritaba su nombre, estaba nublada del deseo que sentía.
— ¡Aaaah! Miguel Ángel. Te amo te amo, mi amor.
Miguel Ángel besaba cada  centímetro de su piel, mordía y succionaba sus pechos, mientras Bianca arqueaba su espalda para quedar expuesta a él.
Miguel Ángel lamió, mordió y bebió de esos pechos que nunca olvidó, los deseaba tanto que sentía arder de la pasión que despertaba en el.
Subió a su cuello y llegó a su boca, mordió suavemente sus labios, su lengua, y nuevamente fue bajando por sus pechos, luego a su vientre, abrió sus piernas, en las que fue dejando mordidas suaves, hasta estar en la entrada a su paraíso personal.
Mordió suavemente cada uno de los labios de su entrepierna, y muy despacio se fue abriendo paso con su lengua caliente a ese abertura llena de miel.
— ¡Aaaah! Miguel Ángel, sigue, ni pares.
Miguel Ángel succionó, mordió ese punto que a Bianca le hacía estremecer cada parte de su cuerpo, mientras su lengua hacia su trabajo, esos dedos traviesos se adentraba causando le espasmos.
Bianca agarró el cabello de Miguel Ángel y lo aferraba a ella, estaba extasiada de tanto placer. Sus gemidos llenaban la habitación.
Una sensación recorrió el cuerpo de
Bianca, sentía convulsionar, sus piernas temblaban, y sus manos se aferraron a las sábanas, su espalda se arqueaba  y los movimientos de sus caderas salían al encuentro de esa lengua inquieta que la enloquecía de placer.
— ¡Aaaagh!
El cuerpo de Bianca se tensó, sintió recorrer en todo su cuerpo esa sensación que me arrancó gemidos fuentes y termino en un placentero orgasmo que dejó sus piernas temblando.
No se recuperaba muy buen y Miguel Ángel se posesionó entre sus pier, y la penetró de una sola estocada.
Un gemido tan fuerte salió de la garganta de Bianca, sus embestidas eran fuertes, suaves, pero profundas.
Bianca se estremeció nuevamente, sus caderas de movían a ritmo sincronizado, sus bocas se comían en ese beso apasionado que les encendía es pasión retenida por años.
Miguel Ángel sintió el cuerpo de Bianca estremecer, mientras jadeaba aceleró sus embestidas y nuevamente Bianca experimentó el clímax de su pasión, Miguel Ángel la siguió corriendo se dentro de ella, llenándola toda de su esencia. Juntos llegaron al organismo agotador.
Sus respiraciones eran agitadas, sus corazones latían tan fuertes que se podían escuchar.
Miguel Ángel cayó sobre ella dándole besos en su frente perlada de sudor.
—Te amo mi vida, no sabes cómo dese estar nuevamente así contigo.
— Y yo te amo más, nunca deje de pensarte, le pedí tanto al cielo que estuvieran vivos en algún lado del mundo, prometo que si lo estabas te buscaría y te diría lo de tus hijas.
— Ya todo pasó mi amor, de ahora en adelante seremos la familia que siempre soñamos.
Unieron sus labios nuevamente, y la noche fue corta para esa entrega atrasada por años.
El día les llegó y los sorprendió amando se.
Miguel Ángel la vio dormir como lo hacía años atrás, sonrió acarició su mejilla.
Fue a la habitación de las gemelas, que jugaban en la cama.
— ¡Papá! ¿Quieres brincar con nosotras en la cama? — Preguntaron al unísono María José y María Ángel.
— No puedo, soy muy grande para, y la cama se romperá y usted se pueden lastimar. — Expresó muy sonriente.
— ¡Vamos papá! Ven juega con nosotras.
Insistió María Ángel.
Miguel Ángel subió a su cama y empezó a brincar con ellas.
Reían muy felices, y gritaban haciendo cosquillas a su padre.

Bianca se removió en la cama miró a todos lados y sonrió, ayer estaba sufriendo una vez más el maltrato de Felipe Calderón. Pero tuvo la suerte de anochecer y amanecer  en los brazos del amor de su vida.
Fue al baño se duchó, y bajó la lluvia artificial cerró los ojos y recordó cada caricia que grabó Miguel Ángel en su piel.
  Salió envuelta en una toalla y escuchó las risas y gritos de sus pequeñas.
Se vistió y fue a mirar, los vio muy entretenidos compartiendo que no quiso romper ese vínculo que estaban forjando padre e hijas.
Fue a la cocina s preparar el desayuno, mientras Miguel Ángel ordenó a las niñas a bañarse para ir a preparar el desayuno
El olor a tocineta les llegó.
— Mismo nos ganó papá.
— Así es, pero vamos ayudar y después iremos a buscar una casa más grande con un enorme jardín.
— ¿Y un parque incluido?
— Claro que si, un enorme parque incluido.
Bajaron a la cocina y vieron la mesa servida.
— ¡Mmmmm! que rico se ve todo esto.
— Mi mamá es una cheff. — Expresó con emoción María José.

Los días pasaron convirtiéndose en semanas y las semanas en dos meses.
Luggina, Francesca, Nicolle y Pía, organizaban la boda de su mejor amiga.
— Vamos al yate y festejaremos la despedida de divorciada.
— Si, ya contraté a los strippers. — Expresó con picardia Francesca.
— Todo está organizado ya. Hablo Pía mirando a Bianca muy nerviosa.
— Tranquila Bianca, no estés nerviosa.
— Lo estoy Pía, las chicas que se quedarían con las Marías me cancelaron, y no tengo con quien dejar a la niñas.
Miguel Ángel escuchó lo que Bianca dijo.
— Tranquila mi amor, yo me quedaré con ellas.
— Nadie se quedará con mi nietas. — Pierina se acercó mientras escuchaba lo que hablaban.
— Señora Pierina...
— Solo Pierina, por favor, Miguel Ángel. ¿Cuánto tiempo tienes trabajando para nosotros? Ya te veo parte de nuestra familia, cuidaste a mi hija y a mis  nietos todo ese tiempo. Nadie que no sea o se considere familia lo hace como lo hiciste tú.
— Solo cumplí con mi trabajo.— Expresó Miguel Angel, mirando a Luggina y sonriendo.
— Ningún trabajo Miguel Ángel. Yo te liberé, pero tú decidiste seguir a mi lado, y eso solo lo hace un hermano. Tú eres mi hermano mayor, el tío papá de mis hijos, no puedes decir que era trabajo por qué entonces yo me sentiré tu obligación. — Dijo Luggina haciendo un puchero.
— Sabes que te adoro, que eres mi peque, mi Prince, mi hermanita pequeña.
Se abrazaron y Pierina la interrumpió.
— Ves, por qué te digo que eres como mi hijo mayor, y ellas dos serán mis nietas, así que está noche será de a hemos y nietos. Stéfano y yo nos vamos a la hacienda y estaremos de regreso en dos días.
Tres horas después, Stéfano, Pierina, y  todos los de su generación, salieron, en los autos con destino a la hacienda.
Los hombres se dispusieron a celebrar la despedida de soltero a Miguel Ángel, y las mujeres a Bianca,
Pasaron la velada entre risas, brindis y baile, los strippers dieron sus shows
Y así les llegó el amanecer.
Dos días después todos estaban en el gran hotel donde todos y cada uno de ellos en su tiempo festejaron sus bodas.
Todo era elegancia en su máximo esplendor, a la altura de un D'Alessio, o un Pierre.
Los hombres ayudaron a Miguel Ángel y las mujeres a Bianca , sus padres jamás respondieron a su llamado.
— Se feliz mi Bia, no te preocupes por ellos, no tienen idea de lo que se perderán con estas dos preciosidades. — Pierina trato de consolar a Bianca.
— Gracias, de verdad muchas gracias, Lugg a sido como mi hermana, y siempre los consideré mi familia.
Pierina se acercó y la abrazó, Bianca sintió ese abrazo de madre que jamás recibió.
Miguel Ángel, estaba frente al espejo arreglando su pajarita, Lucciano se acercó a él.
— Siempre te consideré mi hermano y no me equivoqué al escoger te  para ser el custodio personal de mi brujis.
— Y yo te agradezco mucho que lo hayas hecho, conocí a la mujer de mi vida, y tengo a mis hermosas hijas. — Expresó un feliz Miguel Angel.
— Quiero darte mi regalo de bodas.
Lucciano sacó los documentos donde lo señalaba como su socio principal y accionista mayoritario del nuevo proyecto que se extenderá a Sudamérica.
-—Serás el agente de seguridad en jefe Lars-Security Sudamérica.
— No lo puedo aceptar Lucciano. Yo solo cumplí con mi trabajo.
— Lo sé, pero yo te estoy haciendo socio, de ahí sales tú si sigues adelante o te quedas en el camino, el Miguel Ángel que conozco no le teme a los retos.
— Gracias hermano, haré lo que me gusta, y voy a estar a la altura.
— Más te vale que cumplas, por qué mi sobrinas merecen un futuro de bien.
Stéfano y Alessandro también llegaron con sus regalos, al igual que Renato, Enzo, y Renzo.
Una mansión y una hacienda, y casa en la playa.
— ¿Listo para ir al encuentro con tu amor? — Pregunto Stéfano.

Miguel Angel se miró al espejo, se arregló la solapa del smoking, se giró y respondió
— Listo, para ir por mis mujeres.
Renzo y Gaia Berlusconi lo llevarían hasta el altar.
Subieron a la limusina que lo llevaría a la catedral.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora