31. UN BAILE BAJO LA LLUVIA

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Los días pasaban entre ir y venir, dar paseos y visitar la familia.
Compartir con sus amigos.
Bianca había desaparecido por completo no contestaba llamadas y Miguel Ángel ya no hablaba de ella.
Pronto sería la graduación y Luggina decidió buscarla.
Subió a su auto y fue a casa de los padres de Bianca.
Llegó y el guardia la recibió.
- Señorita Pierre. Buenas tardes.
-¡Hola Mario! deseo hablar con Bianca ¿Puedo pasar?
- ¡Claro que si¡ Señorita usted no necesita permiso.
Luggina pasó y al momento de tocar el timbre, las puertas se abrieron.
- ¡Señor Roswell! ¿Como le va? Por favor, necesito hablar con Bianca.
- Bianca no se encuentra, salió de viaje de luna de miel con su esposo.
- ¿¡Con su esposo!?
Luggina estaba tan sorprendida por la noticia del casamiento de Bianca.

- ¿Es una broma verdad? No creo que Bianca se case con ese imbécil.
- Más respeto señorita Pierre.
- ¿Respeto? Usted exige respeto cuando es usted quién no respeta a su Hija.
- Solo veo por su futuro.
- ¡No! Usted solo mira como llenar sus bolsillos de dinero, usted no sabe lo que es el respeto, ni mucho menos el amor, usted es un ser despreciable, mala suerte de mi amiga que le tocara un padre como usted, tenga una buena tarde señor Roswell.
Luggina salió furiosa de esa casa, su amiga estaba casada con ese hombre que tanto odia.
Suspiró profundo subió nuevamente a su auto y salió de ahí.
Metida en sus pensamientos fue a parar al centro ecuestre.
Fue en busca de Pegazzo lo montó y cabalgó por mucho tiempo.
Miguel Ángel la miró a lo lejos, pues había ido a buscarla.
Luggina lo vio y se acercó a él.
- ¡Hola mi Prince! - Saludó dándole un abrazo.
- ¡Mi hermanito mayor sabe dónde encontrarme!.
Dijo con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
- ¿Te pasa algo? - Preguntó Miguel Ángel, y Luggina se le formó un nudo en su garganta.
¿Como le diría a su amigo casi hermano que su mujer se casó con otro.
- Mig, tengo que decirte algo.
Miguel Ángel la miró. Y pidió que lo haga.
- Por favor peque. Dime lo que sea.
Luggina suspiró profundo y se sinceró con Miguel Ángel.
- Bianca se casó con Felipe Calderón.
- ¿Que estás diciendo? Lugg.
- Lo siento mucho, mi Mig. Nunca pensé que su padre fuera un imbécil.
- No es su padre Lugg, es ella, ella no me amó tanto como dijo.
- No puedes decir eso Miguel Ángel, Bianca te ama. Y algo tuvo que decirle su padre para que se fuera de tu departamento.
- Dejémoslo así peque. Sigamos con nuestras vidas.

El tiempo transcurrió, dos meses para ser preciso,
La graduación ya estaba en las horas de realizarse.
Dante, Francesca Nicolle y Emilio esperaban por Luggina.
- ¿Donde está Bianca? No se graduó con nosotros
Expresó con tristeza Nicolle. Mientras Dante la miraba con expresión de enojo.
Francesca lo miró y le cuestionó su comportamiento para con Nicolle.
- ¿No sé qué carajos te pasa con Nicole? Pero ya bájale a ese resentimiento que tienes hacia ella. Después de todo esto se terminará yendo fuera del país y tú sigues así con ella.
- ¿¡Se va!? ¿Como que se va?
- Si, se va, se va a estudiar fuera del país.
Dante miró a Nicolle que conversaba muy animada con Aibek Fernández.
" ¡Claro! Seguro ese imbécil si lo sabe '
Pensó Dante mientras caminaba en su dirección, la tomó del brazo y la llevó lejos de Aibek.
- ¿Pero que carajos te pasa?
- ¿Como es eso de que te vas? ¿Y a dónde?
- ¡Si! Me voy y a dónde no te importa. Déjame en paz Dante tú y yo teníamos un juego, y eso se acabó. No más, ¿Entendiste?
- No se acabó por mi culpa, fue tu culpa, te besaste con ese imbécil.
- No teníamos una relación seria, era solo momentáneo.
- ¿Y será que con ese tipo tendrás algo serio?
- No es tu problema.
Dijo Nicolle dejando a Dante ahí parado viendo como ella se alejaba.
El momento de la graduación llegó, todos iban pasando según su turno y que eran nombrados.
Luggina obtuvo las notas mas altas de esa promoción. Dies sobre diez. Stéfano, Alessandro, Enzo, Renato y Renzo se sentían muy orgullosos de su nieta e hija.
Lucciano la miraba a lo lejos, y sentía su corazón golpear tan fuerte, parecía un adolescente comportándose así.
" Bruja, me tienes hechizado."
Se cuestionó mentalmente.
Luggina lo miró y le dedicó una sonrisa, para después darle un beso volado, al cual hizo el gesto de atraparlo y llevarlo a su corazón.
La ceremonia terminó, todos pasaron al salón de recepciones donde tendrían su fiesta general.
Los elegidos rey y reina fueron Dante y Luggina. Los hermanos y amigos disfrutaron de su velada.
- ¿Feliz? Preguntó Lucciano abrazándola a su espalda.
- Contigo si. Siempre.
Unieron sus labios en un roce, y salieron del salón
- ¡Vamos! Te tengo tu regalo de graduación.
- Dime que no es un auto por favor.
- ¡No! Es algo que te gusta y mucho.
Subieron a su auto y fueron nuevamente al mirador.
Luggina vio al personal técnico de los parapente y se llevó las manos a su boca impresionada.
- ¿Lo harás conmigo?
- ¡Si! Lo haremos juntos.
Bajaron del auto y se pusieron la ropa adecuada para realizar el deporte.
- ¿Listos? Preguntó el instructor.
- ¡Listos! - Respondieron al unísono.
Se deslizaron al junto y el viento hizo lo suyo.
- ¡Siiii! - Luggina estaba eufórica
- ¿Te gustó mi regalo? Susurró en su oído.
- ¡Me encantooo! Sabes que este tipo de deporte me encanta.
- Lo se, se que no eres romántica, que no te gustan las rosas. Por eso aquí en lo alto quiero pedirte que seas mi mujer, mi esposa, me amante, y mi baby. No hay contrato, el único contrato firmado, será en nuestra piel en nuestros corazones. Te amo mi baby, mi brujita hermosa
Luggina sintió su corazón explotar de la felicidad .
- Y yo te amo más, mucho más, mi daddy. Y claro que acepto ser todo eso y mucho más, Y claro que ya nuestro contrato está firmado en nuestra piel, y sellado en nuestros corazones para cumplirlo en nuestras vidas, por siempre y para siempre.
Lucciano colocó una roca brillante en su dedo, un hermoso rubí, algo no tradicional.
Las nubes oscurecieron. Y decidieron volver a tierra.
La lluvia empezó a caer tan fuerte que estaban totalmente empapados.
Luggina corrió al auto puso la música a todo volumen y empezó a bailar.
Photografy de Ed Sheran
Sus movimientos sensuales cautivaba cada ves más a Lucciano.
Así terminó la música y corrió a los brazos de el mientras enrollaba sus piernas en su cintura. Lucciano dio vueltas con ella hasta que cayeron al suelo entre risas.
Unieron sus labios en un apasionado beso, que calentó sus cuerpo y terminaron entregándose a su amor bajo la lluvia. Se amaron como si su vida dependiera de ello.
Mientras Luggina y Lucciano se entregaban al amor que sentían. Muy lejos de ellos Dayanara estaba furiosa de ver cómo cada día Lucciano y Luggina se complementaban cada día más.
- Lucciano no será para ti jamás, podrás ser la dueña de medio mundo, pero jamás serás la dueña de Lucciano, porque él es solo mío.
Y unos vidrios rotos se esparcieron por todos lados.
Dayanara empezó a idear como separarlos.
- Serás mío nuevamente Lucciano, y tú niña caprichosa no querrás saber de él jamás, cuando te des cuenta de que el nunca me olvidó.
Solo está dormido tu amor, se que me perdonarás y volveremos a ser lo que nunca dejamos de ser, una pareja feliz.
Confío su teléfono y marcó el número de celular de Digna. Necesitaría una fiel aliada.
- Por favor Digna, necesito que estés aquí lo más pronto posible.
- Si mi niña, estaré ahí pronto.
- No tardes tanto Digna, que mientras más tardes, más oportunidades tienen ellos.
- ¿Ellos quienes mi niña?
- Lucciano y Luggina, Digna voy a recuperar a Lucciano, cueste lo que cueste.
Dayanara sentenció tener de vuelta a Lucciano, pero sería muy perspicaz para elaborar un plan que destruya el amor entre ellos.
Ya de vuelta al departamento, Lucciano y Luggina subieron a la habitación que decidieron compartir, arreglaron sus cosas, era fin de semana, y tendrían día de familia en la mansión Berlusconi.
Se metieron a la cama ella con su cabeza en el pecho de Lucciano, mientras el acariciaba su cabello, y su otra mano metida en sus pechos, acariciando y jugando con su pezón.
- Me encanta estar así, en paz con mi brujita hermosa. Sentirte mía sin presión, libre por tu decisión de querer ser únicamente mía.
- A mi también me gusta sentirte mío, solo mío, ¿Sabías que soy muy celosa con lo mío? No me gusta que miren y mucho menos toquen lo que es mío.
- Celocita mi brujita hermosa. Pero no temas mi ángel, jamás me compartirás con nadie, soy solo tuyo, y así deseo que sea siempre.
Luggina se posesionó sobre su pecho, acarició su cabello y delineó con su dedo desde la frente hasta la punta de la nariz.
- Te amo mi brujita.
Dijo Lucciano mirándola a los ojos.
- Y yo a ti mi profesor, te amo, y te amaré siempre.
- ¿Siempre?
- Para siempre, mi vida. Para siempre.
Unieron sus labios en u profundo beso, y se entregaron nuevamente a su amor.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora