13. CONTRATO DE MATRIMONIO

358 32 0
                                    

Lucciano llegó al departamento, fue al mini bar se sirvió un vaso con whisky, mientras lo tomaba miraba a través del ventanal, sus pensamientos estaban en Luggina.
" Te casarás conmigo Luggina. Así tenga que enfrentarme al mundo entero por ti, lo haré."
Si teléfono suena y ve el nombre de Pequeña bruja, una sonrisa se dibuja en su rostro, abre la llamada.
— ¿Como está mi hermosa prometida? Tan pronto me extrañas. - Contestó sarcástico
— ¡Cállate! grandísimo idiota. Respondió Luggina apretando los dientes de rabia.
—Yo no me voy a casar contigo no ahora ni nunca ¿Me escuchaste? ¡Nunca!.
Colgó la llamada, Lucciano miró el teléfono su sonrisa se formó más amplia, hizo un gesto de negación con la cabeza, dejó el vaso a un lado y se dispuso a llamar a Valentino.
— Tenemos que vernos, necesito al abogado.
— Dime donde, o vienes a mi oficina.
—Esto es algo muy confidencial, así que quiero la total discreción.
— En media hora estoy en tu departamento.

Mientras en el departamento de Miguel Ángel.
Bianca y Miguel Ángel miraban con asombro a Luggina.

— Explícame eso peque ¿Cómo es que no te vas a casar con un imbécil? cuando soy yo quien pasa veinticuatro horas contigo y no sé quién se te ha acercado a ti, a pedirte matrimonio. ¡No! Espera no me digas que es el imbécil de tu profesor.
Luggina miró a Bianca. Y esta entendió.
— Los dejo para que hablen, me sorprende eso de la petición tuya pero mis ánimos no me permite averiguar nada.
— Tranquila mi Bia, después te cuento ve y descansa. Y por favor no te preocupes por nada yo te cuidaré.
Bianca subió las escaleras mientras Miguel Ángel la siguió con la mirada.
— ¿La amas, verdad? — Preguntó Luggina al ver la mirada de Miguel Ángel.
— Eso no puede ser, ella es, es.  Luggina terminó la frase que no pudo terminar él
— Es la mujer que amas, y si no la proteges terminará casada con un hombre al que ella no ama.
— Lugg yo no tengo que ofrecerle, soy un guardaespaldas.
— No vuelvas a decir eso Miguel Ángel. Tú eres mucho más que un guardaespaldas. Eres mi hermano mayor y como tal te amo. Y siempre puedes contar conmigo.
— Y tú conmigo peque, te amo como a mi hermanita y daría mi vida por ti. ¿Lo sabes?
— Nunca lo he puesto en duda.
— Ahora dime quién se quiere casar contigo y tú no quieres

Luggina se quedó mirando a Miguel Ángel suspiró profundo y le contó todo lo que Lucciano le había dicho y propuesto.

— ¿Cómo que te descubrió, cuándo sucedió todo eso.?
Miguel Ángel estaba furioso, no imaginó en qué momento la descubrió. Caminó de un lado a otro parecía un león enjaulado furioso.
— Te juro que le romperé la nariz al infeliz. ¿Cómo se atreve a chantajear te de esa manera.?
— Tranquilo Miguel Ángel, yo voy a solucionar esto con él, él también tiene cola de paja, no sé por qué motivo razón oculta su verdadera identidad, su verdadero nombre es Lucciano Lombardi, y no Alexander Santini como todos lo conocen.

Se despidieron de Bianca para irse a la mansión.

Entretanto

Valentino redactaba el contrato de matrimonios que Lucciano le daría a Luggina para que lo lea con la seguridad de que ella a aceptaría.
— ¿Estás seguro de que ella aceptará esto? Jamás me imaginé que esa joven  hiciera este tipo de trabajos.
— Mucho cuidadito con lo que piensas, ella no lo hace por lo que crees

—Pues sería ilógica, es la mujer más rica de toda Europa, y la segunda a nivel mundial, y tú la tienes en tus manos descubriendo el más oscuro de sus secretos.
— Por eso la quiero proteger, hablaré con su custodio es el el que se presenta como dueño del club, y cuando esto se descubra no sabrá bien librado.
— Entonces lo que pretendes es hacerle un favor a esa chiquilla caprichosa.
-—Así es, solo hay que esperar a que ella acepte.
Pasó el fin de semana para Luggina y nuevamente estaba por los pasillos del campus.
Llega al aula y se encuentra con el profesor ya dando clases .
— Será posible que por respeto a los presentes debería esperar y no interrumpir.
— ¿Estás seguro de que deseas que espere y no esté presente en tu clase?
Lucciano tragó el nudo que se le formó en la garganta.
Pues Luggina estaba adivinando sus pensamientos.
La hora transcurrió ya todos saliendo .
— ¡Señorita Pierre! Por favor ¿puede regalarme unos minutos? Creo que le interesa mucho saber lo que tengo que proponer le.
Luggina rodó los ojos poniéndolos en blanco.
— ¿Se supone que me interesa? Pues no lo creo y tampoco me interesaría saber de qué se trata.
— Pues sí te interesa, así que aquí está la copia y lees todo detenidamente sobre el acuerdo de nuestro matrimonio.
- ¡En verdad estás loco! Si crees que me casaré contigo.
- Pues estoy loco entonces, por qué sé que lo harás. Lee y me das tu respuesta mañana.
- no voy a leer nada .
-Pues yo te aconsejo que lo leas, angel del deseo. A mi me cumplirás mis todos deseos.
Luggina salió del aula luego de tirar de las manos de Lucciano parte del contrato.
Salió echando chispas llegó a donde estaba Miguel Ángel subió a su auto y Salieron.

- ¿Que te pasa peque? Te ves muy molesta.
- Te juro que lo voy a matar, Mig, lo odio, lo detesto y no te imaginas cuánto.
- Tranquiliza Te Lugg, no te hace bien alterarse.
- Mig a mi nadie me chantajea. ¡ Nadie!
Miguel Ángel parqueó el carro y le quitó el contrato y lo leyó.
Cuando leyó las cláusulas, miró a Lugg y Luego a la carpeta.
- ¿Peque tú no has leído esto verdad?
- Y no lo pienso hacer, no me interesa saber nada de lo que hay ahí escrito por ese idiota.
- Pues deberías leerlo, son muchas cosas que te benefician, incluso si llegan a enterarse de que tú bailas en ese club, tú estás amparada por él matrimonio, y nadie podrá señalarte como tal.
- Y quién te dijo a ti que yo necesito un matrimonio para amparar me.
- Peque, por tu madre, ya sabes cómo es ella muy reservada ¿te imaginas cuando se entere de que tú bailas en ese club.?
- Pues no quiero y no lo voy a leer.- Debatió Luggina muy molesta.
- Pues deberías leerlo te beneficia mucho a ti, un año nada más tienes que estar casada con él.
- Puedes leerlo por favor.
Miguel Ángel empezó a leerlo.

CONTRATO DE MATRIMONIO.
El siguiente contrato está realizado y será firmado por los señores ya mayores de edad. Y en su plenas facultades mentales. Libre y voluntariamente.
Luiggi Lucciano Lombard Rossi y Luggina Antonella Pierre D'Alessio.
En este contrato se estipula las siguientes cláusulas.
- Primera. Estar casados por un lapso de un Año. Al cumplirse el año la parte aceptante ( Luggina Pierre) solicitará el divorcio y la parte solicitante le cederá din reproche alguno.
- Segunda. Vivir juntos.
- Tercera. Acompañarlo en eventos público y fingir que son la pareja feliz.
- Cuarta. No revelar que están casados por medio de un contrato. De hacerlo la parte que revele el contenido de. Pagará la indemnización a la otra parte.

Luggina hizo una mueca y miró a Miguel Ángel.
- Tranquila, yo jamás diré nada.
- Quinta, la parte solicitante jamás revelará el secreto descubierto de la parte aceptante.
Así continuó leyendo cada cláusula del contrato, mientras Luggina escuchaba muy atenta.
- Mig odio que me tengan en sus manos. Lo voy a aceptar y te juro que se va a arrepentir de haberme propuesto semejante locura, voy a hacer de su vida un infierno cada día.
- Peque la verdad yo nunca he entendido por qué le tienes tanto odio a Lucciano.
- Lo detesto, es lo único que tienes que saber, lo detesto más que a nadie en esta vida.
- Lo respeto si tú lo dices así será aunque tus ojos digan otra cosa.
- ¡Te volviste loco! tú también estás viendo cosas donde no las hay, estás igual que mi nana Zuria.
- No estoy loco, soy mayor que tú. Mucho mayor que tú, y me doy cuenta de las cosas,by me doy cuenta del cambio que has tenido desde que lo conociste, desde que se le ocurrió al destino hacer que chocaran y terminaras bañada en café por él.
- Mig, no, no me digas esas cosas Tú sabes muy bien que nunca me ha gustado que me contradigan.
- Eres una niña muy caprichosa mi peque, estás acostumbrada a que todos te digan sí, pero sabes que yo nunca te voy a llevar la contraria simplemente te digo la verdad.
Subieron al auto nuevamente y se marcharon a la mansión.
Luggina pasó todo el día encerrada en su habitación, leyó una y otra vez el bendito contrato entre sus manos.
Algo era una lucha constante entre la razón y su decisión.
Su razón le decía que tenía que aceptar y su decisión era llevar la contraria siempre.
Dejó el contrato guardado en su mochila se metió al baño, se duchó se metió en un albornoz, y salió a la terraza de su habitación.
Miró al cielo, cerró los ojos suspiro profundo y en un Susurró pronunció su nombre.
- Lucciano, Lucciano Lombardi, no quiero aceptar que me voy a casar contigo. Pero tengo que hacerlo como carajos fue a descubrirme.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora