19. DOBLE IMPRESIÓN

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Luggina salió de la mansión con Miguel Ángel, pues ese día visitaría a su mejor amiga.
— Vamos a tu departamento, quiero ver a Bianca.
Su teléfono sonó y le reflejaba Francesca.
— ¡Hola Franc! — Contestó Luggina.
— Hola Lugg. ¿Como estás? ¿Vas donde Bianca? Voy con Nicolle a visitarla. — Preguntó muy animada Francesca.
— Si allá nos vemos. Los chicos que no vayan. Será una mañana de chicas. — Responde entre risas
Lugg cortó la llamada y salieron con dirección al departamento de Miguel Ángel.

Lucciano luego de tomar su baño se dispuso a visitar a Anna y Valentino.
— Lucc, que bueno tenerte aquí hoy.
— Son mi familia y me tendrán que soportar de ves en cuando, y más si te estoy supliendo en el trabajo.
— Eso ya está arreglado. — Esa noticia le dio un mal sabor de boca a Lucciano. Terminaría su tiempo como maestro de la universidad.
— ¿Me estás diciendo que ya no me necesitas? ¿Que mi tiempo se terminó y ya.?
— Cuando te lo propuse, pusiste el grito en el cielo, no querías. ¿Que cambió ahora?
Lucciano miró a Valentino.
— Ann, amor, a Lucciano le gustó ser tu reemplazo. — Dijo con sorna Valentino.
— Por mí no hay problemas en que te reemplace por otras semanas más.
— ¿Lo dices en serio? Alargaría mi estadía con mi gordo, verdad que si mi amor chiquito. — Le dijo con voz cariñosa a su bebé.
— Por supuesto que te reemplazo con mucho gusto.
Pasaron el resto del día hasta el almuerzo.
— ¿Como te va con tu alumna? Preguntó Valentino mientras servía dos vasos de whisky.
Lucciano suspiró profundo y miró a través del ventanal.
— Es una especie de amor odio que tenemos, siento que hay química entre los dos, pero es muy explosiva nuestra combinación.
— Vaya que si se a convertido en un reto para ti.
— Y uno muy difícil de manejar.
— No me imagino cuando ya estén casados, las bellas complicaciones que tendrán — Dijo Valentino con sorna.
— La voy a conquistar Valentino, ese será mi reto, no importa la diferencia de edad que tengamos, esa mujer me amará.
— ¿Y tu? La amarás también Lucciano, ya te sientes libre para volver a amar a otra mujer, ya lograste enterrar el recuerdo de Dayanara De la Torre.
— Dayanara De la Torre, es un mal recuerdo del pasado, y es ahí donde se va a quedar.
— Eso espero, esa mujer es un caso muy especial.
— Una pesadilla dirás.
Pasó la tarde entre charla.

Mientras en otro lado.
Luggina y Miguel Ángel llegaron al departamento a ver a Bianca.
— Hola mi Bia. Como has estado — Se saludaron muy emocionadas pues en muy pocas ocasiones no coincidían en la universidad.
— Bien, mi Lugg, estoy feliz viviendo mi sueño, vivir con mi amor.
Expresó mirando a Miguel Ángel y este tomándola de la cintura situándose desde atrás y besando su cuello.
— Me alegra mucho que ustedes vivan su amor.
— Tu vivirás el tuyo mi Lugg, y serás tan feliz como lo somos Miguel Ángel y yo. — Le expresó Bianca abrazada a su amor.
Francesca y Nicolle llegaron, y Miguel Ángel fue a cocinar para ellas.
Ellas pasaron a la terraza donde Miguel Ángel les llevó el desayuno. Todos se sirvieron, y comieron para luego salir con dirección al hotel donde estarían para celebrar la fiesta tan esperadas por todos.
Sus padres por conocer al misterioso hombre novio de la infancia de Luggina. Y sus amigas por que después de eso se irían al yate.
— ¿Estás nerviosa mi Lugg? Te veo diferente, es como si estuvieras ansiosa. — Le dijo Francesca achicando los ojos como escudriñando, esa verdad oculta por su amiga.
— Si, lo estoy, y quien no, si a partir de mañana seré lo que menos quiero ser.
— Serás una empresaria toda poderosa — Le dijo Francesca
Miró a su amiga.
— ¿Por qué no te veo feliz? Si yo lo estoy por ti mi Lugg. — Dijo Nicolle.
— Ya no te diré el tiempo que tengo. Después de hoy mi vida cambiará un ciento por ciento.
— Siempre estaremos para ti mi Lugg Todas se unieron en un solo abrazo.
Después del desayuno, se dispusieron a irse al hotel donde ya las esperaban para la preparación de la gran noche.
Subieron en el auto y se fueron.
Todo el trayecto fue entre risas, canto, y gritos de alegrías, tratando de animar a una ausente Lugg.
Miguel Ángel la miraba a través del retrovisor.
"Esta que llevo aquí í no es mi Prince, tanto la cambió el encontrarse con ese hombre"
Los pensamientos de Miguel Ángel eran muy acertados.
Luggina había cambiado desde el momento que conoció a Lucciano Lombardi. Y mucho más al descubrir que ese era el mismo hombre dela medalla.
Al momento de llegar la limosina fue abierta por uno de los botones.
— Bienvenida señorita Pierre. — Le saludó con atención
— Gracias.— Respondió con indiferencia, algo muy natural en ella.
Les entregó la llave electrónica y todas subieron al penthouse.
Cada una fue a la habitación asignada, y Lugg fue a la suya, Bianca al verla muy distraída la siguió.
— ¡Lugg! No se por que, no te veo feliz. ¿ Dime, qué te sucede? Puedo ayudarte, por favor, me preocupa verte así.
— Estoy nerviosa Bia, después de hoy, mi vida cambiará por completo.
— ¡Eso ya lo sé! ¿Pero en que sentido? Todos cumplimos diecinueve años, yo los cumpliré el mes que viene, y no estoy así.
— Hoy presentaré a mi futuro esposo.
Un sonido de vidrios rotos se escucharon en la habitación. El vaso que tenía Bianca en sus manos cayó al suelo, de la impresión de saber semejante noticia.
— ¿Tu, tu futuro esposo? ¿Me estás diciendo que presentarás a un desconocido como tu futuro esposo?¿A quien quieres molestar? ¿A tu madre? ¿O te volviste loca?
Bianca no podía creer lo que escuchaba. Y las pregunta salían a borbotones.
— No Bianca, no quiero molestar a nadie, y si, si voy a presentar a mi futuro esposo. Tengo un novio y lo van a conocer en la fiesta.
Bianca caminó y se puso frente a ella mirándola fijamente. Se sentía dolida por la falta de confianza de Luggina.
— Pensé que era tu amiga, pensé que me tenías confianza, pero ya veo que no, soy una más del montón, una conocida para ti, no has tenido la suficiente confianza para decirme quién es el hombre qué es tu novio, porque jamás te he visto con nadie. Luggina por favor ¿Qué es lo que está pasando.?
Luggina se abrazó a Bianca y esta respondió a su abrazo. Sintió que su amiga lo necesitaba.
— Nada Bianca, es solo que encontré al amor de mi vida, al amor de mi niñez, el hombre con el que he soñado toda mi vida, con el que he soñado desde que era una niña.

— ¿Me estás jodiendo? ¿Me estás mintiendo?
— No, no te estoy mintiendo. No tengo por qué hacerlo. Si en una hora lo vas a conocer, de hecho ya lo conoces, te toca saber el nombre.
— Pues dímelo entonces para saber quién es.
— Es, es. — Luggina caminó hacia el ventanal, y por un momento sus pensamientos se dirigieron a Lucciano.
— Lugg, por favor, habla, no estás con tanto misterio si dices que es el hombre con el que sueñas desde que eres niña.
— ¿Recuerdas la cadena con el pendiente que dice eres mi vida?
— ¡Claro! Siempre dijiste que era de tu novio de niña. ¿Y que tiene que ver el dueño de la cadena con ese pendiente con el tema que estamos tratando ahora,? Es del novio que vas a presentar y que nosotras tus amigas, no lo conocemos, ni sabemos nada, de eso estamos hablando.
— Pues precisamente, el dueño de la cadena con ese pendiente y dicha frase, y el novio que voy a presentar Son la misma persona.
Bianca abrió y cerró la boca, se cayó sentada al mueble que estaba tras de ella de la impresión.
— ¿Pero qué carajos estás diciendo? ¿Ese hombre vino por ti? ¿Eso significa que también pensó en ti todos estos años? Que esperó a que crecieras y ..
Las emociones de Bianca eran enorme.y contagiosa, que por un momento Luggina sintió su corazón acelerarse y un fino, muy fino pensamiento vino a su mente.
" ¿Y si en verdad es asi? ¿Y si vino en busca de su novia ya crecida,? Por qué es muy amigo de mi padre, y sabía de mi, solo que. No, no, y no."
" ¿Pero que carajos estoy pensando?
Ese muy fino pensamiento se deshizo como el viento, por qué la realidad era otra.
— Ya para de hablar Bia, no, el no vino por mi, nos encontramos por pura casualidad.
— ¡Dios! Esto es maravilloso. — Pero Bianca noto algo raro en Luggina. Y continuo. Caminó hacia ella y la miró acunando el rostro de su amiga entre sus manos.
— ¡Espera! ¿Y por qué veo que no estás feliz? ¿Quién es ese hombre Luggina?
— Ya lo vas a conocer a su debido tiempo.
Bianca soltó el rostro de su amiga y caminó de un lado a otro.
— ¿Por qué carajos no confías mí, y me dices quién es ese hombre? ¿Porqué no te veo tan feliz como una novia que anunciará su compromiso? Yo estoy feliz porque estoy con Miguel Ángel, y no voy a anunciar nuestro compromiso. ¿En cambio tú? ¡Mírate! Mírate esa cara que traes.
Ante la exigencia de Bianca, Luggina no tuvo otro remedio más que decirle la verdad de quién era el hombre con el que se iba a comprometer.
— Está bien te lo voy a decir pero quiero que sea un secreto entre las dos por favor.
Luggina suspiró profundo tomó la mano de su amiga y le dijo la verdad.
— ¿Y cuándo he ido a divulgar los secretos que has tenido conmigo.? -
— El hombre con el que me voy a comprometer para casarme, es el profesor Alexander Santini, y su verdadero nombre es Lucciano Lombardi.
Nuevamente Bianca cayó sentada sobre el filo de la cama, de la impresión al ver que el arrogante profesor y su arrogante amiga pronto se casaría.
— ¡Santo cielo! ¿En qué planeta vivo?
Fue lo único que pudo salir de su boca.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora