42. ¿CUATRO?

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Las náuseas despertaron a Luggina, que salió corriendo al baño, sentada en el suelo y con la cabeza casi metida en el escusado, sentía que su mundo era como la ruleta de la fortuna,
Se levantó, se duchó y cepilló sus dientes.
Miguel Ángel ya estaba esperándola con el desayuno servido.
— ¿Como estás mi peque? ¿Como amaneciste hoy?
— Con el mundo girando. Tu sobrino es un huracán muy activo.
— Eso significa que está muy bien. Ven desayuna que ya mismo viene al doctor para realizarte la ecografía.
— ¡No! Hoy saldremos a recorrer el barco, primero vamos con el médico, y luego daremos el paseo, serán seis meses que viviremos aquí. Y después en Bora Bora.
— Nadie sabe que eres dueña de una gran parte de esa isla,
— Tenemos que organizarnos bien. Trabajaré y...
Miguel Ángel interrumpió sus palabras.
— No señora, usted no trabajará, tienes ese crucero y los Resort en Bora Bora, para que puedas vivir bien.
— No Miguel Ángel, nadie puede saber que soy dueña de eso, ni de este crucero.
Pero todo el dinero va nombre de la empresa LugAnber.
— ¿LugAnber? ¿Y que es esa empresa? La que formé para que los fondos de los resort y del crucero vayan directo a las cuenta de esa empresa.
— ¿Y como haremos para retirar fondos sin ser rastreados?
— La cuenta está registrada a nombre de. LugAnber.
Miguel Ángel sacó de su billetera la tarjeta negra y la entregó a Luggina.
— Cuando me pediste que compre todo esto y aquello, pidiendo que nadie se entere lo hice como siempre has querido, nadie sabrá que esta empresa es tuya.
— Nuestra, Miguel Ángel, muestra ahora seremos una familia, y tú serás la figura paterna para mí hijo.. serás su tío consentidor.
— Seguiré siendo el custodio....
— Ya no más de trabajar para mí.
— ¿Me estás despidiendo?
— Si, y te estamos adoptando como hermano y tío. ¿Nos aceptas?
— Por supuesto que sí, siempre fuiste y será mi hermanita pequeña. Los cuidaré con mi vida de ser necesario.
— Eso no será necesarios.
Salieron en busca de la clínica para realizar los exámenes que faltaban.
El médico los recibió y enseguida los hizo pasar.
— ¿Como estamos hoy?
— Igual que ayer doctor, muchas náuseas, y mareos.
— Bien, pase a la camilla y descubra se el vientre.
Luggina hizo lo que el médico pidió, colocó gel y empezó a deslizar el transductor por su vientre, mientras el doctor miraba fijamente la pantalla.
— Su vientre está muy plano para tener cuatro bebés creciendo dentro suyo.
Luggina quedó en shock. Al igual que Miguel Ángel.
— ¿Cuatrillizos? — Dijeron al unísono.
— ¡Si! Cuatro bebés vienen en camino, miren estos puntitos negros, son sus bebés, felicidades.
El galeno giró en monitor para señalar las cuatro pequeñas manchas.
— Gracias doctor, por mostrarme las manchitas más hermosas del mundo. Expresaron al mismo tiempo.
El médico continuó examinando a Luggina mientras explicaba que tenía que hacer. Para cuidar de que el embarazo llegue a feliz término
— ¡Dios! Jamás me imaginé semejante sorpresa. Mis padres ...
Antes de terminar la frase se quedó en silencio.
La revisión terminó, limpió y cubrió su vientre, y fue a donde el doctor estaba.
— Bien señores, los espero aquí en la próxima cita, mientras estemos aquí en el barco, yo los atenderé llevaré y control de esos cuatrillizos que vienen en camino.
Miguel Ángel y Luggina salieron del consultorio, tomaron el ascensor y empezaron la aventura en el crucero, Miguel Ángel la llevó al área de los centros comerciales, la sección para bebés.
Así transcurrieron los días convirtiéndose en semanas luego en meses.
— Vamos mis peques, hoy sabremos que serán ustedes, hombres machos, pechos peludos, como su tío Miguel Ángel, o serán niñas hermosas como su madre.
— Ya Mig, no puedo correr, si acaso doy un paso y siento que voy a rodar.
— Tranquila peque mayor, yo camino a tu paso.
Salieron a pedir el ascensor y fueron a la clínica, el Galeno los recibió como cada mes.
— Bien, tomen asiento señores Larusso.
El médico preguntó lo que deseaba saber y pidió que pasara a la camilla para realizar la ecografía.
Luggina descubrió su vientre y Miguel Ángel tomó su mano.
— Tranquila mi Prince, todo estará bien.
El Galeno puso un poco del frío gel en el abultado vientre y empezó a deslizar el transductor, y miró en el monitor las imágenes.
— Están creciendo muy bien.
— A ver, aquí tenemos a uno y ....si es un hermoso varón.
El médico siguió.
— Aquí, puedo ver a otro de ellos y es varón también.
— ¿Seguro que no está viendo al mismo doctor?
El Galeno sonrió y negó con un movimiento de cabeza.
— A ver, aquí tenemos a una niña, si, es una hermosa bebé. Se hace un poco difícil por que son cuatro, pero su se ven claramente tres varón y una niña.
— Tres niños y una niña. ¡Gracias Dios, por darme tanto.
— Ves mi peque, vas a ser una maravillosa mamá.
Luggina pensó en Lucciano, en lo feliz que sería, miró a Miguel Ángel, y este era como que leía sus pensamientos.
— Vamos, no reprimas tus pensamientos, no lo dudes, si deseas volver y compartirlo con tu familia y Lucciano no te juzgaré.
Luggina sintió estrujar su corazón, deseaba volver y decirle a Lucciano.
— No Miguel Ángel, el nunca me quiso, siempre estuvo con ella. Mis hijos son míos y así será.
— Y yo estaré con ustedes.
Se abrazaron y salieron de la clínica.
Luggina volvió a su camarote, y Miguel Ángel salió a pasear por cubierta, a pesar de que Bianca le dijera todo aquello, su corazón se negaba a aceptarlo.
Con las manos metidas en sus bolsillos caminó mirando el horizonte.
" Bianca, mi Bia, después de todas esas cosas que me dijiste, no logro olvidarte, te amo pequeña mía."
— ¡Hola! - Una voz femenina  llamó su atención. Miguel Ángel gira y se encuentra con unos ojos negros, tan negros como la noche.
— ¡Hola! - Respondió sin emisión .
— ¿Por qué tan solo?.  — Preguntó esa hermosa desconocida.
— A veces necesitamos de la soledad, nos hace ver mejor las cosas.
— Si, es verdad. Por eso vine a recorrer el mundo para estar sola, pero veo que hoy mi lugar fue descubierto.
— ¡Perdón! No lo sabía. Me retiro.
— ¡No! Este barco es inmenso lo podemos compartir.
— Gracias, pero me retiro. Mi..
— ¡Miguel Ángel! Los gritos de Luggina lo hicieron girarse y verla sostenerse el vientre.
Miguel Ángel corrió a su encuentro, al igual que la pelinegra.
—¡Mi Prince! Peque ¿Que  te sucede?
— ¡Ay! Me duele Mig, duele mucho
Miguel Ángel la tomó en brazos y corrió al ascensor, la pelinegra marcó el piso donde se encontraba la clínica, y bajaron.
Las puertas de la caja metálica se abrieron, y Miguel Ángel casi corrió.
— ¡Doctor! Mi esposa se siente mal.
El galeno corrió señalando una cama, Miguel Ángel dejó a Luggina ahí y el médico empezó a revisarla .
Realizó nuevamente una ecografía.
— Todo está bien con los trillizos y la...
Luggina y Miguel Ángel se miraron.
— ¿Trillizos? — Preguntaron al unísono.
— Doctor Usted dijo que eran cuatro.
— Y lo son. — Respondió el galeno con una sonrrisa.
— ¡Ahora no comprendemos! ¿Son cuatro pero son trillizos?
— Si, los varones son trillizos.
Son como los gemelos idénticos  se producen por la fertilización de un solo óvulo por un solo  espermatozoide, y la niña es la melliza de ellos, por la  fertilización de un solo óvulo y un solo espermatozoides y no siempre son del mismo sexo o parecidos.
Los mellizos se producen por la fertilización de dos óvulos diferentes por dos espermatozoides diferentes durante el mismo embarazo
Los gemelos idénticos tienen el mismo genoma y siempre son del mismo sexo.
— Luggina y Miguel Ángel no entendieron mucho, pero con saber que que los bebés estaban bien era más que suficiente.
El médico digo explicando.
— Tu abdomen es muy estrecho para como se van desarrollando tus bebés. Son cuatro y eso causa la expansión de tu cavidad uterina así como tú cuerpo y tu piel. Tienes que usar muchos productos humectántes.
Luggina y Miguel Ángel salieron de la clínica y nuevamente irían al camarote.
— Perdón por se impertinente escuché todo lo que el médico dijo, felicidades por sus bebés, que hermoso son cuatrillizos. — Expresó la pelinegra con alegría. Y continuó.
— Soy dermatóloga, y si deseas puedo ayudarte con consejos para el cuidado de tu piel, ahora que está sufriendo cambios muy fuertes.
Luggina miró a la mujer y luego a Miguel Ángel.
— Soy Pia Zambrano, gusto en conocerlos.
— Hola soy Miguel Ángel Larusso y ella es mi esposa Antonella Larusso. El gusto es nuestro.
Pía sonrió, al saber que tenía nuevos amigos.
Siguieron caminando para pedir el as ascensor y fueron a su área.
— Volveré en un momento para traer los productos que debes usar.
Luggina y Miguel Ángel fueron al camarote que ya compartían.
— ¿De donde salió esa mujer? — Interrogó Luggina achicando los ojos.
— No lo sé peque, yo estaba en cubierta y ella apareció.
— Es muy hermosa. — Manifestó su peque con una sonrisa.
— El tiempo dirá si alguna vez volveré a mirar a otra mujer y verla  hermosa.
— Tu y yo, volveremos a mirar adelante y cuando eso pase veremos a la belleza pasar  desfilando frente a nosotros para escoger. — Miguel Ángel y Luggina rieron, por cada cosa que se le ocurría.
— Eres única mi Prince.
— Y tu único mi hermanito bello, sabes que no me gusta verte triste.
— Ni yo a ti mi peque. Y más ahora con mis sobrinos ahí dentro.
Expresó Miguel Ángel acariciando ese abultado vientre.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora