Los pecos fueron cayendo rendidos uno a uno, y llevados a sus habitaciones, la última en dormir fue la pequeña Lui, Lucciano la llevó a su habitación decorada de princesa, Mirta trabajó contra reloj para tener todo como lo pidió su jefe.
- Papito, si es un sueño, no quiero despertar. ¿Ya no volveremos a separarnos, verdad?
- Nunca más mi amor de ahora en adelante seremos una familia.
- ¿Y nos llevarás a la escuela?
- Todos los días mi vida, siempre.
Luiginna durmió en los brazos de su padre, era la primera vez que lo hacía.
Lucciano la dejó en su cama y la miró por unos momentos, atrajo a Luggina y la abrazó acariciando su vientre, besó sus labios, y entre ese roce tan anhelado de sentir le susurró.
- Te amo mi brujita hermosa ni un solo momento dejé de hacerlo.
- Siempre quise olvidarte, y jamás me lo permitieron tus recuerdos, estuviste presente cada día de mi vida. Te amo mi daddy, eres y serás el amor de mi vida.
Unieron sus labios en un beso lleno de amor, deseo y pasión, Lucciano la cogió en sus brazos y fueron a la habitación.
La dejó despacio sobre la cama, la vio tan hermosa, más mujer, más grande y con esa nueva vida creciendo en su vientre que muchas veces amó.
- Eres hermosa mi mujer.
Empezó a dejar besos en cada uno de sus pies, subiendo por esas piernas torneadas dejando besos húmedos, llegó a ese lugar que lo cubría una fina braga de encaje, y sobre ella mordió suavemente, Lucciano separó sus piernas mientras besaba ese pequeño vientre, volvió a bajar, hizo a un lado la tela, y dejó pequeños besos hasta que poco a poco esa lengua, se fue abriendo paso en esa entrada, lamió y jugó, ese punto que le sabía muy dulce, estaba deseoso de volver a sentir ese fuego quemar por sus venas, Luggina gimió al sentir
nuevamente ese deseo desbordante que le recorría todo se ser.
Lucciano siguió lamiendo Y bebiendo de ese manantial mientras uno de sus dedos se adentraba muy despacio y profundo.
- ¡Mmmm! Lucciano, sigue no pares. - Decía entre gemidos abrió más sus piernas para quedar expuesta a él movía sus caderas mientras era penetrada por ese dedo y luego un segundo dedo.
- ¡Aaaagh! - Luggina sentía que no era suficiente, deseaba más, Lucciano seguía jugando con ese punto, mordiendo lo suavemente y succionando lo fuerte, Luggina no podía más, su cuerpo se estremeció mientras esos dedos entraban y salían de ella, y esa lengua encendió más su deseo.
- ¡Aaaagh! Lucciano, Lucciano. - Su cuerpo se tensó, sus piernas temblaron y Lucciano bebió de ese manantial que desbordó Luggina en un orgasmo.
Arqueo su espalda, mientras empuñaba los cabellos de Lucciano y detenerlo ahí para no dejar de sentir ese fuego que quemaba en su entrepierna.
Lucciano rasgó su vestido y arrancó las bragas y brazier, sus pechos grandes quedaron expuesto a el, capturó sus pezones uno a uno, lo excitó más al sentirlos más grandes los acarició, y succionó fuerte, Luggina gemía, el sentir esas caricias en sus pechos sensible la excitaba más. Agarró los cabellos de Lucciano y lo sostuvo entre sus pechos.
- Hazme sentir Lucciano, te deseo tanto.
Lucciano mordió cada uno de ellos tanto que ese dolor le causó placer. Lucciano recorrió su pecho y bajó a su abultado vientre, besó y delineó con su lengua esa cicatriz. Amó esa linea, por qué era la muestra de amor en ella,
- Eres perfecta, mi hermosa, mi brujis.
Nuevamente subió, y bebió de sus pechos se posesionó en su entrada y se fue abriendo paso muy despacio,
- ¡Aaahhhh! - Un gemido salió de Luggina al sentirse llena de él, Lucciano empezó a moverse muy despacio y ella salía a su encuentro, era jodida mente estrecha, siguió embistiendo la, hasta que sus movimientos eran fuertes que llegaba muy profundo de ella,
- ¡Mmmmm! - Luggina tiró sus brazos hacia atrás dejando más expuestos sus pechos, mientras Lucciano se hundía más profundo en ella succionaba sus pezones, Luggina no podía mas, sus gemidos eran fuertes al igual que sus movimientos para recibir a su hombre.
- Lucciano, Lucciano ya no aguanto más.
Exclamaba entre susurros, Lucciano aceleró sus movimientos, sus respiraciones eran agitadas, Luggina sintió tensar nuevamente su cuerpo.
- Córrete conmigo amor, te amos mi brujis. - Lucciano unió sus labios a los suyos, ese beso apasionado fue el complemento para llegar al máximo del placer, sus cuerpos temblaban y un segundo orgasmo recorrió el cuerpo de Luggina segunda de Lucciano que se vació dentro de ella.
- ¡Mmmmm! - Sus gemido eran sincronizados, sus corazones latían tan rápido y sus respiración agitada era la prueba de la pasión que sintieron y vivieron.
Lucciano unió su frente a la de Luggina no dejaba de beber de sus labios.
- Te amo mi Daddy. Eres y serás el amor de mi vida.
- Yo te amo más mi brujis, tu hechizo me mantuvo vivo todo este tiempo.
- Jamás fue esa mi intensión. Lo siento, perdóname por alejarte de tus hijos.
- Ya estamos junto nuevamente y nada ni nadie nos va a separar.
La noche fue larga amándose, el día los sorprendió entregándose a su amor y disfrutando de todo ese tiempo perdido.
Lucciano se levantó y preparó el baño con pétalos de rosa, fue a coger a Luggina en sus brazos y la llevó y se sumergieron en esa agua tibia, mientras sus bocas no dejaban de comerse a besos.
Luggina se puso sobre Lucciano a horcajadas y se hundió en el.
Lucciano mordía y succionaba uno y otro de sus pechos, mientras Luggina lo cabalgaba, tiró su cabeza hacia atrás quedando más expuestos sus pechos, la manos de él acariciaban su espalda, mientras las de ellas los sostenía sobre su pecho para que no dejara de estar ahí bebiendo de ella.
Sus movimientos eran mas fuertes y profundos que nuevamente sintieron sus cuerpos temblar de la pasión y fueron arrastrado por un fuerte orgasmos al mismo tiempo.
- ¡Aaaagh! - Sus gemidos eran fuertes que se ahogaban en sus bocas.
Mientras Lucciano y Luggina se entregaban a su amor,
Luiggi era quien estaba el el jardín con sus pequeños cuatros terremotos.
Pía y Miguel Ángel estaban con ellos, listos esperando para ir a la mansión D'Alessio, Luiggi se había encargado de reunirlos a todos, incluyendo a Fabrizzio Ferrari, quien vivía en Capri.
Luggina y Lucciano llegaron al jardín, y el desayuno pasó entre conversas y atenciones a los pecos listos para iniciar el viaje, subieron cada uno a sus autos con su Nana incluida, Luggina y Lucciano subieron a su auto y salieron.
-Estoy muy nerviosa Lucc, la reacción que tendrán, de saberme muerta y aparecer así sin avisar.
- ¿Que te cambió mi bruja?, no eres esa mujer fuerte y decidida que conocí, arrogante y rebelde.
- Tenía una idea errónea de mi Lucciano, saber cómo fui concebida mató algo en mí, y solamente ellos me mantuvieron viva.
- No fue violación Luggina, fueron víctima de una loca que los drogó. Alessandro amaba a tu madre, jamás le haría daño.
- Ahora lo sé, pero mientras estuve lejos creyendo todo lo que entendí, eso cambió mi vida, y creo que jamás volveré a se esa Luggina de antes.
Luggina sentía que parte de su vida si murió en esa explosión que no vivió, era dueña de tres imperio, tuvo todo lo que caprichosa mente quería y lo tenía, incluso una doble vida que volvió a retomarla con Lucciano, mientras lo tuvo secuestrado, ya no sintió la misma pasión por subirse al escenario y dar un espectáculo.
Llegaron a la mansión Pierre, y fue Luiggi el primero en bajar, los otros autos llegaron uno tras otro, Stéfano, Alessandro, Pierina, Alexa, y todos los demás salieron al ver ese convoy de autos, vieron salir a Luiggi Lombardi de uno de los carros y luego a Lucciano de otro, caminaron hasta llegar a ellos, la tensión era tan notoria, Alessandro miró fijamente a Lucciano y luego a Luiggi.
- ¿Que pasa? Lucciano, Luiggi. - Un Alessandro preocupado interrogó.
- Tomen las cosas con calma, porque lo que les traigo, es una gran sorpresa, algo que quizás en sus corazones lo desearon tanto, así como yo lo deseé y el universo nos lo concedió.
- ¿Qué quieres decir con eso Lucciano? - Indagó Stefano queriendo saber las razones por la cual teníamos tantos guarda espaldas.
Lucciano dio vueltas y caminó a su auto, abrió la puerta y estiró su mano para tomar la de Luggina.
- Vamos mi amor, yo estaré contigo siempre.
Luggina lo miró, sentía su mundo temblar, vió a través del vidrio polarizado del auto, tragó el nudo en su garganta. Estiró su mano para tomar la de Lucciano.
- Nunca sueltes mi mano, por que la mujer que volvió a ti, hoy se volvió vulnerable.
Salió del auto y fue como en cámara lenta, que el viento batió su cabello y el vestido se pegó a su cuerpo dejando ver el molde de su vientre que todos vieron.
La reacción de cada uno de ellos fue impresión, sorpresa y fue Stefano quien corrió a ella.
- Hija de mi vida, mi pedacito de cielo se volvió a la tierra. Yo sabía que estabas el algún lugar sanando tus heridas.
Stéfano abrazó y Luggina correspondió a esos brazos que ya conocía. Todos fueron y la abrazaron y cuando fue el turno de Pierina y Alessandro, fue entonces que sus sollozos se hicieron fuertes.
- Hija mía, perdóname - Alessandro sintió su mundo oscurecer.
- Padre, soy yo quien pide perdón por tanto dolor, no fue mi intensión...
Alessandro puso un dedo en sus labios para callar.
- Hija yo no ...nunca fue
- Papá lo sé, y no tengo nada que perdonar les, fueron victimas de una desequilibrada.
Miró a Pierina acarició su mejilla, y continuó.
- Y, y tu, madre, perdóname ahora comprendo el por qué de muchas cosas prohibida por ti.
Todos estaban felices con su presencia, y fue entonces que .
- Familia, ya que todos están aquí quiero presentarles a mis hi...
- ¡Luggina! - Una vos la interrumpió y todos se giraron a mirar.
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Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)
RomanceDADDY Amor sin máscara Una historia de amor, que surge en las aulas de la universidad. El odio se convierte en amor. Conoce la historia de Lucciano y Luggina. Luggina Pierre una joven estudiante a pocos meses de cumplir sus 19, con una belleza...