37. DOBLE TRAICIÓN

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Lucciano salió primero del departamento para ir a la oficina, suena el tono de su celular y era mensajería cargada de imágenes. Las miró y vió cada una de ella, y con fecha de cuando fueron tomadas.
- ¡Esto debe ser una jodida broma! Luggina y Miguel Ángel no pueden. Sonó el timbre de mensajería y eran nuevas fotos, las de hoy. Nuevamente Miguel Ángel cargando a Luggina para llevarla al ascensor.
Lucciano miró fijamente cada una de ellas, se pasó la mano por el cabello y recordó las palabras que Luggina habló.
-Era con el con quién hablaba ayer. ¿Qué secreto tienen guardados ellos dos? ¿Cómo es que él será tan feliz como ella, y que luego serán felices los dos, ¿Luggina me estás jugando sucio?
Lucciano salió de la oficina envuelto en un mar de dudas. Tomó el ascensor y llegó al parqueadero.
Subió a su Lamborghini Gallardo y salió en dirección del departamento de Miguel Ángel.
Llegó al edificio, y subió al ascensor. Para llegar al piso según para encontrarlos infraganti.
Llegó al piso y su corazón latió tan fuerte.
Tocó y la puerta fue abierta por un Miguel Ángel despeinado y con cabello húmedo
Miró por encima del hombro y vio Luggina.
- ¡Nunca lo creí de ti Luggina! Creí que eras diferente, distinta y eres igual que todas.
Luggina se quedó de piedra al escuchar esas palabras, trató de explicar pero él no quiso escuchar.
Lucciano salió del edificio echando chispas de lo furioso y celoso que estaba.
Luggina trató de alcanzarlo pero no lo logró.
- Miguel Ángel, vamos a casa de Alessandro, por que necesito aclarar estas dudas ya después hablaré con Lucciano.
Miguel Ángel y Luggina llegaron a la mansión Berlusconi y fue Alexa quien los recibió.
- ¡Mi niña! Pensé que ya hoy estabas trabajando, tu padre se fue muy emocionado porque hoy sería tu primer día.
- No estoy trabajando Alexa, Necesito hablar con Alessandro.
Alexa la miró extrañada por como se refirió a ella y a su padre.
- ¡Hija! ¿Que sucede?
- ¡Es eso lo que deseo saber! ¿Que sucede? Ya nada es igual en mi. Todos ustedes me ocultan las cosas, yo confié en ti, así como en Alessandro y Stéfano.
- ¿Qué te sucede Lugg?
- ¡Sucede! Que cuando descubres que las personas más importante de tu vida tienen secretos contigo. Eso significa que tu vida es una mentira
- ¡Hija! Por.
Una confusa y dolida Luggina la interrumpió.
- ¡No soy tu hija! Alexa, no sé ya de quién soy hija, de mi madre estoy segura pero en la vida de ella han habido tres hombres y no sé cuál de ellos es mi padre.
Alexa se llevó las manos a la boca, para cubrir el gesto de su impresión.
Luggina salió de ahí para ir a las oficina de su padre Alessandro.
En el trayecto recibió mensajes, abrió la bandeja de mensajería y vio las imágenes con fecha.
A Luggina se le formó un nudo en su garganta, y su estómago se revolvió que Miguel Ángel paró para que devuelva todo.
Nuevos mensajes con imágenes y eran del momento en que Lucciano salió del edificio de Miguel Ángel y fue directo al departamento donde estaba Dayanara.
- Miguel Ángel, Lucciano solo necesitó un pretexto para irse con ella, mira desde antes están juntos. Y aquella noche me dejó dormida y llegó al amanecer preparó mi .... ¡Aaaagh!.
Luggina gritó tan fuerte

Alessandro recibió la llamada de Alexa para decirle del comportamiento extraño que tenía Luggina.
- No comprendo que le puede estar pasando, la vi tan decepcionada al hablar de ti, de Stefano, dijo que no sabe quién es su padre. - Expresó Alexa entre sollozos
Alessandro sintió su corazón romperse, llamó a su padre quién de inmediato estaba ya en la oficina.
- ¡Padre! No se qué le está pasando a mi hija. - Alessandro contó lo que sucedía con Luggina.
- Tranquilo hijo, mi nieta busca la verdad, y vendrá por ella, tenemos que esperar a que venga o nos podemos cruzar en el camino.
- Llamaré a Stéfano.
Alessandro le marcó a Stéfano y lo puso al corriente de todo.
- ¿Pero que carajos me estás diciendo? Alessandro, como es que Luggina, se....a ver. ¿Como que no sabe quién es su padre? Mi hija está confundida hablaré con ella. - Expresó Stéfano dolido de imaginar cómo se sentía su niña.
- Está viniendo para acá. - Confirmó Alessandro.
Stéfano colgó la llamada con Alessandro y fue de inmediato a ver a Pierina.
- ¿Que me estás diciendo Stéfano? Mi hija no puede saber esa verdad tan vergonzosa. Me odiará
- Amor, escúchame - Stéfano acunó su rostro entre sus manos. Y continuó.
- No digas eso, tú fuiste una víctima, tan víctima como Alessandro, y se lo diremos todo, aclararemos sus dudas, vamos a contarle toda la verdad cómo sucedieron las cosas, ya verás que todo estará bien, nuestra hija va a entender, ella es muy inteligente.
Era la hora de enfrentar el pasado nuevamente y ahora con su hija.
Tenían que que decir esa verdad que era dolorosa para ella.
- ¿Como se enteró mi nieta de todo esto? Alessandro, te pedí que eliminaras esa información. - Expresó Renzo con preocupación.
- ¡Lo hice Padre! Esa misma noche borré todo. Padre mi temor más grande es que mi hija se entere de que abucé a su madre.
- ¿¡Que estás diciendo padre!? - Una voz silenció esa oficina y tanto Alessandro como Renzo se quedaron de piedra al escuchar el Grito de Luggina,
Luggina tenía los ojos tan abiertos y en su cabeza no podía creer lo que escuchaba.
¿Ella era producto de una violación?
Y ¿Cómo era posible que su madre lo tratara de esa forma?
- ¡Ustedes me dan asco!. ¡Tú me das asco! Alessandro Berlusconi.
- ¡Hija! Por favor no digas eso. - La voz de Pierina se escuchó a espaldas de ella. Luggina se gira para ver a la cara a su madre, no creía que pudiera defender a su agresor.
- ¿¡Lo estás defendiendo!? ¡Que! ¿Te gustó? ¿Te gustó que te violen?
Luggina estaba fuera de sí. Y una fuerte bofetada se escuchó, y silenció a una histérica Luggina.
Luggina se llevó la mano a su rostro donde fue golpeada, sus ojos inyectados en sangre por el coraje que sentían.
- ¡Me dan vergüenza! Toda mi vida viví una mentira, ¡Los odio.! Me dan asco, no creí que me decepcionara tanto de ustedes, no quiero volver a verlos jamás en mi vida.
- ¡Hija! Por favor. - Expresó Stefano tratando de tranquilizarla
- ¡No soy tu hija! Tu también me engañaste Stéfano, no quiero saber de ustedes.
Caminó a la puerta y se detuvo
- ¿No sé cómo pudiste? No los entiendo. ¿Como se pueden mirar después de todo lo que a sucedido?.
Salió de la oficina, tomó el ascensor y bajó al estacionamiento donde estaba Miguel Ángel.
Estaba muy alerta a lo que pudiera pasar, intentó llamar a Lucciano y jamás respondió.
Las puertas del ascensor se abrieron y de ahí salió Luggina en un mar de llanto. Miguel Ángel corrió a ayudarla por que se tambaleó.
- ¡Peque! Peque, Tranquila.
- Siento que voy a morir del dolor Mig, duele saber la traición de quien amas.
Miguel Ángel la tomó en brazos y la llevó al auto.
- Sácame de aquí Mig, llévame donde no exista nadie, no quiero ver ni saber de nada.
- Pequeña mía, me duele verte así, mi niña, perdóname por no ver lo que pasaría, perdóname por no seguir manteniendo tu mundo como lo tenías.
Luggina fue sollozando, sentía su mundo completa mente roto en mil pedazos.
Miguel Ángel después de mucho tiempo conduciendo llegó al puerto.
Sin capitán decidieron zarpar.
Luggina fue a uno de los camarotes, y se recostó en la cama con sus pensamientos tan confusos. Sin darse cuenta durmió, Miguel Ángel la miró y cubrió con una manta fresca.
- Peque, mi peque, no se en que momento todo se derrumbó en tu vida.
Stéfano salió tras de Luggina, tenía su corazón dolido de ver en sus ojos tanto dolor y decepción,
La seguía a una distancia que no podía ser visto por ellos, a lo lejos observó cuando Miguel Ángel y Luggina subieron al yate, y se adentró al mar, marcó el número de su hija y pudo ver qué dejó sus pertenencias en el auto. marcó a Miguel Ángel y tampoco recibió respuesta.
Una semana pasó, y cada día volvían al puerto para ver si regresaba.
Pues no sé atrevían a interrumpir su alejamiento, estaban dándome un tiempo para que ponga sus ideas en orden y poder explicarle y ella pueda entender esa verdad que no comprendió.
Stéfano salió del puerto sin poder ver el regreso de su hija,
Los días seguían pasando, y de pronto una tarde en el horizonte, ahí donde una fina línea une el cielo del mar, una embarcación estallaba en mil pedazos. Los guardacostas subieron a sus yates y se fueron a patrullar la zona del desastre.
Y confirmaron que el yate ECLIPSE había volado en mil.pedazos y envuelto en llamas.
Buscaron entre los restos pero ya no se pudo encontrar el fuego y el agua ya habían hecho su trabajo.
No quedo resto de ECLIPSE, ahora solo era un recuerdo de lo que ahí vivió Luggina y su vida que creía perfecta.
Los guardacostas hicieron reportes del suceso para informar a sus familiares.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora