40. TIEMPO SIN TI

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Lucciano permaneció tirado en el césped hasta que la lluvia dejó de caer y el sol salió.
Fue encontrado inconsciente por Dayanara.
- ¡Lucciano! Lucciano. - Lo removió y no respondió.
Como pudo lo llevó a dentro, lo puso en el sofá y lo cubrió con una manta.
Dayanara llamó a emergencias. Y en menos de quince minutos fue trasladado al hospital.
Había contraído una fuente neumonía.
Los médicos lo atendieron con código rojo, pues su estado de salud estaba en riesgo.
Le colocaron el oxígeno, y antibióticos y analgésico vías intravenosa.
- Doctor el paciente está teniendo un paro cardio respiratorio.
Lucciano tenía dificultad para respirar a pesar del oxígeno.
- ¡Lo perdemos doctor! su presión está bajando.
Lucciano estaba en peligro. Se estaba dejando morir.
-¡Lo perdimos! - Exclamó uno de los medicos.
En su inconsciencia lo único que podía estar en su mente era Luggina.

" Corrían por el campo lleno de lirios, el aire estaba perfumado con ese aroma suave de lirios, Luggina corría por esas flores y su cabello jugaba al viento estaba en embelesado viendo la correr, con ese vestido lleno de flores y un sombrero que le daba una apariencia angelical, vio también correr unos pequeños tras de ella sus cabellos brillaban como el sol, que no podía ver bien por el reflejo que destellaba en ellos, el trataba de alcanzarla pero cuando estaba a punto, ella se esfumaba en el aire. Lucciano miraba a todos lados y veía a esos pequeños correr, hasta que de pronto una pequeña se acercó a él.
- ¡Papito! ¿Tú qué haces aquí? - ¡Papito! Tienes irte de aquí, tienes que estar bien, no me gusta verte así.
- ¡Mi niña! Mi Luz María, mi pequeña, no sabes la falta que me haces, te extraño mucho mi amor.
- Yo también Papito, me gustaría que te quedes aquí por siempre conmigo, pero tú tienes que volver. Vuelve papito, juega y quiere mucho a mis hermanitos ellos te necesitan y más mi hermanita, ve con ellos que algún día vendrás y entonces no nos separaremos más.
La pequeña Luz María, se fue caminando muy despacio, a lo lejos se detuvo se giró, levantó su manita y se despidió enviándole un beso. Sigió caminando y se fue perdiendo entre las nubes.
- Luz Mari, ven ven, no te vayas por favor no te vayas.
- Vuelve papito, vuelve, que cuando sea tu tiempo yo te estaré esperando.
Escuchó la voz entre las nubes"
- Lo perdemos doctor.
- No se irá, lo traeremos de vuelta.
El monitor Holter sonó y unas líneas figuraron en la pantalla.
- Doctor. Lo perdimos.
- ¡Desfibrilador!
El doctor pidió un desfibrilador y empezó a dar electroshock.
- ¡Gel! Cargar a ciento veinte, a un lado.
Las descargas de voltajes hicieron y el aplicar e RCP 30-2 . Lograron estabilizarlo y empezaron a sonar en el monitor Holter el ritmo cardiaco normal y verse las líneas marcar el ritmo sinosal, poco a poco se fue normalizando al igual la frecuencia cardiaca, todo se tranquilizó ya Lucciano estaba estable y procedieron a trasladarlo a UCI, unidad de cuidados intensivos para su recuperación.
Cada día Lucciano se recuperaba, y era Dayanara la que siempre estaba preguntando por su recuperación y se marchaba, Valentino y Anna pasaban a verlo al igual que Stéfano y Alessandro.
Dos semanas pasaron y Lucciano fue trasladado a una habitación normal.
- Señor Lombardi, por poco y no la cuenta.
- Lo sé doctor, aunque no me lo crea, fue eso lo que me dijeron allá arriba, aún no es mi hora, no me quieren allá. - Lucciano expresó con cierto sarcasmo.
Todos llegaron a visitarlo de a cuerdo a como lo decidió el médico. Los días siguientes Lucciano se fue recuperando, Dayanara estaba al pendiente de su evolución, todo eso lo hacía con el único propósito de ganar su atención.
Porque cuando salía de ahí se marchaba con su amigo, César.

Stéfano y todos vivían con el recuerdo de los momentos vividos con su hija.
Las semanas pasaron,
Bianca y Felipe viajaron a Francia a radicarse definitivamente allá. Los negocios requerían de su presencia.
Francesca y Emilio tenían una relación muy estable.
Dante y Nicolle también en ese año habían establecido su relación basada en el amor que decidieron aceptar, le darían una oportunidad a su amor, como siempre se lo dijo su hermana.
Lucciano fue dado de alta y retomó su trabajo, Luiggi Lombardi su padre, decidió dejar a la familia D'Alessio para estar con él.
Así la vida continuó, cada quien en lo que decidió vivir .
Lucciano cada noche caminaba por la playa y lanzaba un lirio blanco al agua y lo veía desaparecer en ella.
- Nunca me los devuelve el mar. Siempre termina arrastrándolo y tragando lo. No tienes idea de cómo deseo que ese lirio blanco sea devuelto por ese mar que te arrastró, mi bruja,. Calló a la arena y empuñó tan fuerte y un grito salió de su pecho.
Parecía más un rugido, que era como un león enjaulado, sus lágrimas cayeron y se enjugaron en la arena.
- Por ti seguiré, y seguiré sin ti. Mi ángel - Expresó mirando al cielo.
Lucciano con las manos metidas en los bolsillos caminaba muy despacio mirando al cielo.
- No quiero decir que deseo olvidarte, pero deseo que ya no me duelas tanto. Me duele mucho tu ausencia brujita hermosa. Nuestros planes, nuestras aventuras vividas y por realizar. Me duele mucho no poder tenerte aquí conmigo, mi amor.
Las semanas siguieron su curso, se convirtieron en meses, y estos pasaban entre trabajo y volver cada noche a la playa.
Pasaron los meses y estos se convirtieron en años.
Cuatro años más pasaron,
Eran cinco los años los que habían pasado, los que Lucciano cada noche volvía a la playa para dejar ese lirio en el agua.
- Tanto tiempo a pasado mi brujis, cinco años en los que cada día he deseado con todas mis fuerzas que emerjan del mar. Y me digas solo estuve por ahí poniendo en orden mis ideas. Tratando de comprender ese pasado de mis padres.
Lucciano suspiró profundo y cerró los ojos, como cada noche lanzaba el lirio al mar y regresaba.
Metido en sus pensamientos condujo hasta llegar a casa, se había convertido en un hombre sin vida social, solitario, ya no compartía con su amigo Valentino.
- ¿Que haces aquí Dayanara? - Interrogó sin expresión ni emoción.
- ¡Hola! ¿Cómo estás? yo ¿Bien y tú?, por lo menos salúdame. - Respondió Dayanara, con sarcasmo y Continuó.
- Lucci, todos estos años estuve al pendiente de ti, no es justo que me trates así.
- No te lo pedí, Dayanara, lo has hecho por qué has querido. No te obligué a que estés pendiente no lo necesito y mucho menos te lo exige mi soledad. ¿Si puedes entender que deseo estar solo.?
- No seas mal agradecido. Lucciano lo hago por qué lo deseo de todo corazón..
Lucciano la ignoró pasando por su lado y subió a su habitación.
Dayanara apretó sus puños y frunció el ceño, estaba enojada con ella misma por no poder llegar a la cama de Lucciano.
Subió tras de él y de una abrió la puerta, viendo a Lucciano con una toalla envuelta en sus caderas.
Dayanara lo miró con deseo, ese cuerpo que una ves fue todo suyo y lo disfrutó tanto que deseó volver a tenerlo.
Lucciano la vio acercarse lentamente, cerró los ojos, Dayanara se acercó con una sonrisa.
- Estás Hermosa, eres perfecta, siempre lo has sido.
Acarició su rostro, unió sus labios a los de ella y fue un beso apasionado, él se abrió paso a su interior sus lenguas se rozaban y eso encendió la pasión que Lucciano tenía dormida.
Muy despacio fueron cayendo a la cama, dejó esos labios y bajó por ese cuello, mordió suavemente, llegó a sus senos, los acarició, por encima del brazier, lo abrió a un lado y sus pechos quedaron expuestos, y a su disposición.
Los lamió, luego los succionó, suave y a la ves fuerte.
Dayanara gemía del placer que estaba sentiendo.
Lucciano estaba bebiendo de sus pezones como un hambriento.
- ¡Aaaah! Lucci.
Lucciano al escuchar esas palabras abre los ojos, levanta la cabeza y se encuentra con esos ojos café.
- ¡Carajo! ¿Pero que estoy haciendo?
¿Que estás haciendo Dayanara? ¿Que haces aquí? Vete, quiero que te vayas.
La tomó de su brazo y la arrastró hacia afuera .
- ¡Pero! ¿Que haces Lucciano? ¿¡Te volviste loco!?
Dayanara era arrastrada por el brazo fuera del departamento por Lucciano, mientras trataba de cerrar su blusa.
- Te dije que no quería verte más, no te quiero en mi casa y mucho menos en mi vida .
Lucciano le cerró la puerta enas narices y Dayanara estaba furiosa.
Se arregló la blusa el cabello y se fue.
- Esta me las vas a pagar Lucciano Lombardi, te la voy a cobrar muy caro
Salió del ascensor subió a su auto y se marchó.
Lucciano cerró la puerta en sus narices, pasó sus manos por su cabello y se lamentó par si mismo.
- ¡Maldición! ¡Carajo! Esto no puede volver a pasar. ¡No otra vez!
Subió a la habitación se metió al baño, y bajó la lluvia artificial cerró los ojos.
- Cinco años, brujita hermosa, cinco años sin ti.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora