11. DESCUBIERTA

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Lucciano miraba fijamente cada movimiento, sentía su cuerpo  estremecer, solo de imaginar que era esa pequeña caprichosa estudiante, la que estaba detrás de ese antifaz.
Salió de la sala VIP se mezcló entre la gente y muy sigilosamente se adentró al camerino de Ángel, miró cada cosa que ese Ángel tenía, percibió su aroma era ese perfume inconfundible.

— Eres tú, muchachita, se que eres tú.

Dijo percibiendo el perfume en una prenda.
Muy despacio se adentró en el closets cuando escucho risas en la antesala.

— Miguel Ángel, programa mi agenda está semana, la quiero libre. Ya se viene mi fiesta y no quiero contratiempo con esto y la fiesta

— ¿Algo más mi peque?
— No, busco mis cosas y salimos.
— Te espero - Respondió Miguel Ángel y Luggina entró a su camerino.
Se quedó meditando por un momento, miró.

" ¿Mi bufanda? Estoy segura de que la deje aquí.

Luggina nunca se cambiaba y ese día se le ocurrió hacerlo.
Quitó su sombrero, seguida de las mallas, dejando la máscara puesta.
Lucciano tenía nuevamente la mirada fija en ese cuerpo semidesnudo, de espalda a él, su polla palpitaba dentro de sus pantalones.

"Dios, esta mujer me va a volver loco, solo de imaginar que la hago mia."

Cerró los ojos para no mirar lo que Luggina haría.
Lugg quitó su brazier, luego la máscara, Lucciano no aguantó la tentación.
Abrió los ojos y la vió desnuda.

" Ya no tengo más dudas, ese tatuaje, y su cabello."
Luggina se giró quedando frente a él, completa mente descubierta.
Sus pechos rosados, su vientre plano y ese coño debajo de esa tanga de encaje negro.
Lucciano la miraba embobado, su boca salivaba, tragó el nudo formado en su garganta.
Estaba tan duro como una roca, suspiró profundo, cerró los ojos, aguantando las ganas de salir y poseerla ahí mismo en ese sillón.
Luggina cogió la gabardina se la colocó, tomó sus cosas personales y salió.
Lucciano salió del mismo modo que entró, subió a su moto para marcharse a su departamento.
Luggina subió a su auto para ser llevada a casa, din imaginar lo que le esperaba en ella.
— Miguel Ángel ¿Alguien entró a mi camerino Mientras yo no estaba.?
— Mañana reviso las cámaras Prince, no te preocupes. ¿ Por qué me preguntas, que viste de raro?
— Mi bufanda, estoy segura que la dejé en el sillón.
— No vi que traigas bufanda.
— Mmm, entonces déjala nomas, tal vez me confundí.
El resto de camino fue de hablar de cosas triviales hasta que llegaron a la mansión.
Estacionaron el auto, y Luggina corrió para subir por las escaleras de la terraza que da a su habitación.
Al abrir la puertas junto con las cortinas, las luces de su habitación se encienden.
Luggina quedó petrificada de la impresión de ser descubierta.
Se giró lentamente y ahí estaba sentado en el sofá, esperando a que ella aparezca.

— ¿Que haces aquí, enano? ¿Por qué no estás durmiendo?
— ¿A donde vas cada que te escapas de aquí? ¿Tienes una doble vida? ¿Me pregunto si mi mamá lo sabe?
Cuestionaba Adrián Alonzo caminando de un lugar a otro.
— Enano ¿No serás capaz de echarme de cabeza?
— ¡Depende!
— ¿Depende de que?
— ¿De lo que me puedas dar?
—¿Y que es lo que deseas¿ pequeño bribón.
— Este es un secreto muy bien guardado de tu parte hermana mayor.
— Enano, por favor.
— Te dejo hermanita, mañana te digo que es lo que quiero, tengo que pensarlo muy bien.
Dijo saliendo de la habitación, Luggina fue al baño, se quitó la gabardina y se miró al espejo.
" ¿Como rayos se dio cuenta Adriano Alonzo? ¡Joder! ¿Que hago ahora?"
Luggina se cuestionaba mentalmente.
Se metió a la ducha se dio un baño rápido se secó y se metió a la cama.

"Mañana será otro día"

**********

Lucciano llegó a su departamento, subió a su habitación se quitó todo y también se metió al baño.
" Una ducha de agua fría me bajará está calentura "
Pensó, bajo la lluvia artificial, cerró los ojos, y a su mente llegó la imagen de ese cuerpo desnudo frente a él.
"Luggina, Luggina, te estás metiendo  do en mi sistema, y esto no puede ser."
Salió del baño secó su cuerpo y se metió a la cama, con la imagen de Luggina en su mente.

— ¡Niña, despierta! Ya está el baño listo. — La llamó la nana Zuria.
Luggina despertó exaltada y nerviosa, y lo primero que dijo fue.
— Nana ¿Sabes quién me descubrió?
Zuria se quedó impactada por la noticia, el que descubran a su niña hasta ella corría con la suerte de ser echada del trabajo al igual que Miguel Ángel.
— No me digas que la señora Pierina te descubrió mi niña. — Dijo muy asustada
— ¡No Nana! Suerte que no fue ella. — Respondió Luggina, levantándose y abrazándola.
— Entonces dime, no me tengas en estas
— Adriano Alonzo Nana, Adriano Alonzo me descubrió y me va a chantajear.
— Esto no está bien con este niño. Eso no se lo permitas
— ¿Que hago Nana? Tengo que esperar, y ver que es lo que quiere.
Luggina se dio el baño más corto de su vida, se cambió y bajó al comedor a desayunar.
— Familia mía, buenos días. — Saludó a todos como de costumbre.
El desayuno pasó cómo siempre. Entre charla risa, pero Luggina estaba metida muy en sus pensamientos.
" Este enano ¿Que me pedirá por su silencio? Esto se me está saliendo de las manos."
Terminaron el desayuno, y fue Adriano Alonzo quien le pidió llevarlo al centro comercial.
— ¿Y que deseas comprar, hijo?
— Nada mamá, solo quiero salir con mi hermana ¿A así no puedo?  — Dijo y pregunto el joven Adriano Alonzo.
— ¡Tranquila mamá! Yo los llevo, no te preocupes. Tendremos un día de hermanos.
— Yo no voy dijeron Adara y Amaranta.
— Yo sí voy con ustedes. — Dijo Xander Dominick, mirando intensa mente a su hermano.
Ya de camino al centro comercial, Xander Dominick, miró a Adriano Alonzo y luego a Luggina. Era muy inteligente para ver la angustia en Luggina, y la ganas de hablarle  en su gemelo.

— Lugg ¿Dime qué es lo que escondes? Para poder ayudarte.
Luggina lo miró muy impresionada.
¿Acaso este hermano suyo también sabía?
Pues tenía que averiguar.

— Pues bien enanos, por lo visto uno me tiene en sus manos, y el otro quiere entrar también.
— Solo dime qué escondes. ¿Por qué lo escondes verdad? Y este bribón te descubrió.
— ¡Ya Xander Dominick! Déjame tranquilo hacer mis negocios
— ¿Negocios? ¿Que clase de negocio puede ser bueno, si negocias con la tranquilidad de una persona.?
— ¿Sabes a lo que se dedica nuestra hermana mayor?
— ¡Lo sé! ¿Y qué pasa con eso? — respondió Xander Dominick, mirando a Luggina queriéndose salir sus ojos de su órbita muy sorprendida.
— ¿Desde cuándo lo sabes?
— Desde siempre Lugg, lo sé desde siempre.
— Osea, tu lo sabías y ¿no me lo contaste? ¿como es que somos gemelos y no me tienes confianza para decirme algo tan delicado y muy importante he  interesante como esto? — Por qué te conozco mi gemelo y justo por lo que piensas hacer, es que no te lo dice.
— Y tu Luggina ¿Recuerdas cuando Bianca te cuestionó por no decirle que eras la dueña del IMPERIAL CLUB?
Luggina recordó aquella conversación

Flash Back.

— Luginna Antonella Pierre. ¿Como es que no se, que tienes un club a tu nombre? — Preguntó Bianca achicando los ojos como queriendo encontrar esa verdad oculta en los de su amigas.
— ¿Como te enteraste? — Interrogó algo sorprendida, pero sin dejarlo notar.

— Lo vi en las facturas que estaban en el carro.

— Era, ya no lo es, ahora es de Miguel Ángel. Se lo devolví. Y por favor no hagas más comentario al respecto.

Fin Flash back.

 — Lo recuerdo enanos, pero .
Sus palabras se interrumpieron, al sentirse descubierta
— ¡Bueno! Está bien entonces ¿díganme que es lo que quieren a cambio de sus silencio?
— Yo quiero. Adrián Alonzo no pronuncio más palabras pues,
Xander Dominick miró a Adrián Alonzo, que lo fulminaba con las miradas.
Adrián Alonzo caminando, levantó las manos en forma de redención.
— Yo solo quería que me lleve al cine, no más. -Dijo sin más.
— ¡Una salida al cine! — Dijo sorprendida Luggina.
— ¿Una salida al cine? ¿Y tú crees que voy a creerte  eso? La ibas a chantajear y no lo niegues, te conozco muy bien mi gemelo. Expresó un molesto Xander Dominick.
— ¿Por que siempre crees lo peor de mí?  — Se defendió Adrián Alonzo.
— Bueno chicos, vamos al cine, escojan la película que deseen ver. Y gracias por no decir nada a nuestros padres.
— ¿Por qué bailas en ese club?  Lo tienes todo, no necesitas de ese tipo de trabajo — Preguntó Xander Dominick, era muy conservador y culto para su edad.
— No  es un trabajo en si, Xander. Me gusta bailar, no cualquier baile, me gusta ese tipo de baile, danza, en realidad el pole dance es mi verdadera pasión, y nuestra madre jamás me lo permitiría.
— Lo sé hermana, cuenta conmigo. — Expresó Xander Dominick dándole un abrazo, al que se unió Adrián Alonzo.
— Y conmigo también hermanita, y perdóname por portarme como un idiota. Por querer chantajear te.
Pasaron el día entre comprar, ver películas y comiendo pizza.
Luggina no tenía idea de haber sido descubierta no solo por su hermano si no también por ese hombre que perturba sus sueños y su existencia.

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora