58. EXTRA

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Pierina colocó una tiara de diamantes a Bianca, y arregló su velo.
— Lista, ahora vamos al encuentro con el amor de tu vida.
Bianca dió un fuerte abrazo a Pierina.
— Gracias señora...
— Nada de señora, solamente Pieri. Siempre Pieri, para ti.
Luggina abrazó a su mejor amiga casi hermana.
— Seremos felices junto a nuestros daddy's. — Comentó Luggina entre risa, con Bianca.
— Así es, seremos felices siempre
— ¿ Lista? — Preguntó la nana Zuria y sonrió.
— Lista Nana Zuria.
Salieron  de la habitación para bajar e ir a limusina que la llevaría a la catedral.
Miguel Ángel entró en compañía de Renzo y  Gaia Berlusconi.
— Estoy muy orgulloso de ti hijo, cuidaste a mi nieta y eso para mí, vale más que el oro.
— A mi Prince y a mí, no nos une el ADN,  nos une el amor de hermanos que sentimos el uno por el otro. La vi crecer, hacerse mujer y convertirse en madre y eso me unió más a ellos, cuando esos pecos me llamaron tío Mig.
— Gracias hijo, yo también te agradezco y puedes ve en mi a una madre cuando desees ser escuchado y aconsejado.
Miguel Ángel y todos miraron a la entrada de la iglesia. Ver caminar a paso lento a Bianca en compañía de Stefano y Alessandro, fue una emoción tan grande la que sintió en su pecho, que una lágrima rebelde y escurridiza salió de sus ojos, y más al ver a sus gemelas tirar pétalos de rosa blanca en el pasillo.
" Que hermosa te ves mi Bia, eres única" — Pensó Miguel Ángel sin quitar la mirada de ella .

Bianca.
El trayecto a la catedral fue muy conversado ente Luggina, y las otras chicas.
Bianca sentía su  corazón latir tan fuerte que podía escucharlo.
Sus manos temblaban.
— Tranquila Bia, que Miguel Ángel está ansioso esperando por ti de igual forma. — Manifestó Pía, cogiendo sus manos.
— Lo estoy Pía, estoy tranquila, es solo que no puedo con esta sensación que tengo aquí en mi pecho.
— Te entiendo, yo también estuve muy nerviosa el día de mi boda con Carlo.
— No has pensado en volver a casarte algún día. Eres muy joven para renunciar al amor.
Pía miró a Bianca, y luego vio pasar los edificios a su paso.
Suspiró profundo y respondió.
— El amor se ha vuelto complicado para mí, es imposible y no podrá ser jamás.
Luggina miró a Pía e hizo un gesto de negación.
— Tú lo haces imposible. Adrián Alonzo te ama, y la edad no tiene nada que ver.
— Pues para mí si, y mucho soy diez años mayor que él. Eso no está bien.
Enseguida se dieron cuenta de que ya estaban frente a la iglesia.
Antes de bajar de la limusina, Luggina dio su regalo de bodas a su amiga.
— Este es mi regalo de bodas para mi hermana. — Luggina cogió sus manos y puso en ellas el sobre con los documentos que Miguel Ángel rechazó.
— ¿Que es Lugg?. — Preguntó algo curiosa.
— Son las  acciones de las Islas Bora Bora, son  tuyas, es mi regalo y no quiero un no por respuesta.
— Gracias mi Lugg, muchas gracias por tan grande regalo. No lo necesitaba pero si viene con mucho amor de tu parte lo acepto.
Se dieron un fuerte abrazo de hermanas Bianca secó sus lágrimas, se arregló un poco el cabello, las chicas se bajaron y formaron una fila.
Bianca bajó, Alessandro y Stéfano la esperaban para llevarla al altar.
Pierina arregló su vestido y velo y empezó su desfile por el pasillo lleno de pétalos.
A paso lento y con una enorme sonrisa llena de esa felicidad tan anhelada caminó hasta estar frente a Miguel Ángel.
— Te entrego a mi hija adoptiva, cuídala y protege la siempre y cuando creas que dejes de amarla por favor no le hagas daño. Regresa la  a mi casa que ahí hay un lugar para ella y mis nietas. — Expresó Stefano y colocó la mano de Bianca junto a la de Miguel Ángel.
— También es mi hija, la vi crecer junto a mi Lugg y eso forma un vínculo más fuerte con los años. Te entrego a Bianca hazla feliz y se fue tú, eres como mi hermano menor y deseo tu felicidad.
Alessandro dio un abrazo a Bianca y Miguel Ángel, para ir a su lugar
El sacerdote inició la ceremonia de bodas.
— Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Bianca Roswell y Miguel Ángel Larusso.
Ante la presencia de sus familiares y amigos, pero lo más importante ante la presencia de Dios, todopoderoso.
Digan sus votos
Miguel Ángel miró a Bianca sonrió y empezó.
— Cuando mi Prince me pedía que fuéramos por su mejor amiga, yo te veía jugar con ella, te vi crecer, convertirte en una hermosa chiquilla, y no se en que momento sucedió, en que momento dejé de ver a la niña para mirar a la mujer hermosa que cada día me cautivaba con su sonrisa, con su Dulce mirada, y un día analizando mi vida, simplemente me di cuenta que era por ti, por quién vivía feliz, cuando te veía feliz, reía cuando te veía reír, tu dolor era mi dolor, tu sufrimiento era mi sufrimiento, y me hice la firme promesa de que algún día serías mi mujer y que te haría muy feliz.
Por eso estoy hoy aquí, parado frente a ti, junto al altar, reafirmando mi promesa, y jurando ante Dios, amarte y respetarte,  amarte en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, serte fiel hasta el último día de mi vida. Te amo Bianca.
Bianca respondió y sonrió

— Yo te amé desde niña, y nunca nadie logró sacarte de mi corazón, y me dije, cuando crezca será para mí,  crecí y no se  cuanto tiempo esperé, lo único que sé es que hoy me estoy cumpliendo la promesa que me hice a mi misma, la de hacerte mio por sobre todas las leyes del hombre y de Dios.
Por eso estoy hoy aquí, parada frente a ti, junto al altar, reafirmando mi promesa, y jurando ante Dios, amarte y respetarte,  amarte en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, serte fiel hasta el último día de mi vida. Te amo Miguel Ángel.
Bianca dio un beso y sonrió.
Colocaron sus sortijas.
El sacerdote continuó.
— lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, y si aquí en los presentes hay alguien que no esté de acuerdo en esta unión, que hable ahora, o calle para siempre.
— ¡Yo!
Todos miraron a la puerta de entrada y era Nicolás Roswell quién estaba parado ahí, mirando a Bianca con sus ojos enrojecido y sus manos empuñadas.
Se acercó lentamente con la mirada fija en ella.
Bianca sintió su corazón paralizarse  y unió su mano a la de Miguel Ángel.
— Tranquilizate mi vida, no puede obligarte a nada eres mi mujer y ni él ni nadie te faltará el respeto de ahora en adelante.
— Tengo miedo Miguel Ángel.
— Tranquila mi amor. — Responde acunando  su rostro y mirándola fijamente.
— Esta ceremonia no se puede realizar , sin que antes yo le de la bendición a mi única hija.
Todos se miraron y trataron de entender las razones que tuvo Nicolás para tratar asi a su hija
— Perdóname hija, perdóname por no ser el padre que siempre quisiste, por no ser el padre que viste en el padre de tu amiga, perdóname por obligarte a hacer cosas que no querías. Cómo casarte con el imbécil de Felipe Calderón, perdóname por no tratar a mis nietas que son lo único maravilloso que tengo en esta vida tú, y ellas son mi razón de ser.
Bianca mi miró camino le yo hacía el vio en sus ojos dolor y arrepentimiento limpió Una lágrima que rodaba por su mejillas y se abrazó a él.
— Papá, Papito. — Expresó en un susurro,
— Tranquilo no tengo nada que perdonarte.
Su abrazo fue reconfortante para ambos.
— Se feliz hija mia, se lo merecen.
El sacerdote continuó.
— El amor de Dios todo lo perdona, y así cómo él nos da muchas oportunidades nosotros también las damos, como seres humanos cometemos errores, y damos oportunidades, la única diferencia es que Dios no comete errores, él nos pone a prueba, muchas veces pasamos y otras veces caemos. Y hoy estamos aquí para pedir perdón y perdonar y  poder continuar con paz.
Hoy  aquí presente, para  unir en matrimonio a Bianca y Miguel Ángel.
— Miguel Ángel. ¿Recibes por esposa a Bianca Roswell. Para amarla respetarla todos los días de tu vida hasta que la muerte lo separe?
— Acepto. — Respondió mirándola fijamente a los ojos.
— Y tú Bianca Roswell, ¿Tomas como esposo a Miguel Ángel Larusso, para respetarlo amarlo, y serle fiel  todos los días de tu vida hasta que la muerte lo separe?
— Acepto — Respondió Bianca.
Entonces como no hay impedimento que lo separe los declaro marido y mujer puedes besar a tu novia.
Miguel Ángel miró a Bianca levantó su barbilla y unió sus labios a los de ella en un tierno beso era el sello de ese amor que habían estado esperando por mucho tiempo realizarlo y sellarlo cada día de sus vidas.
Las semanas pasaron convirtiéndose en meses y Bianca estaba a punto de traer al mundo a su pequeño Matheus Miguel.
Recibieron a su pequeño con mucho amor, esta vez Miguel Ángel vivió el proceso de ver crecer y nacer a su hijo.
El tiempo pasó, tres años y la familia estaba lista para zarpar en un crucero para ir a dar la vuelta a las islas de Bora Bora.
Bianca y Miguel Ángel esperaban sus gemelos que llegarían dentro de siete meses.

                             FIN

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora