39 RECUERDOS QUE DUELEN

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Semanas habían  pasado desde la muerte de Luggina y Miguel Ángel.
Alessandro fue dado de alta, su salud estaba delicada, y se mezclaban con la tristeza de la pérdida de su hija.
— ¿Donde está Adriano Alonzo?  — Preguntó Stéfano.

— Tenemos que irnos pronto.— Continuó
Todos estaban en la mansión Pierre.
Alessio, Fabrizzio y Alessandro con sus familia  reunidos para ir a realizar una ceremonia en el lugar donde ocurrió la tragedia, de ahí fueron al puerto y ya en el barco, solo faltaban, Adriano Alonzo y Lucciano.
 ¡Stéfano! ¿Lucciano vendrá? — Manifestó Alessandro.
- No lo sé, lo veo mal, todos estamos mal, pero él vive encerrado en su departamento y no recibe a nadie.
 — Es comprensible. No se qué decir.— Expresó con tristeza Pierina
Stéfano miró a Pierina que estaba como todos los días, con una tristeza marcada en sus ojeras. Alexa se acercó a ella, y la abrazó.
— ¿Sabes que me duele más? Que ella se fue con su mente confundida pensando lo peor de mí, lo peor de Alessandro. Perdón, lo peor de todos
nosotros, y no sé cómo se enteró de ese desastre. ¡Es que hasta ahora también arruinas mi vida Kiara Rossi y acabaste con la vida de mi hija. Te odio perra traidora, te odio.
Pierina cayó de rodillas al suelo junto con Alexa que la abrazaba consolando la.
Adrián Alonzo llegó con Francesca, Nicolle, Emilio y Dante, subieron el barco zarpó y fueron rumbo a alta mar .
Todos en el barco el sacerdote realizó la ceremonia religiosa lanzando los santos óleos al mar.
— Que Dios tenga en sus brazos el alma de Luggina Antonella Pierre D'Alessio y a Miguel Ángel Larusso.
Pasaron el día ahí, ya después entrada la noche todos estaban de regreso.
Cada quien fue a su lugar de residencia, Fabrizzio Ferrari viajaría a Capri, para continuar con su vida.

Lucciano siguió encerrado en su departamento con botellas de vino, whisky, y tequila tiradas por todos lados, cajas de pizza y restos de comida.
El timbre sonó y arrastrando los pies caminó para abrir la puerta.
— ¡Por dios hombre! ¿Pero que basurero es éste? Yo sé que debe ser duro, pero tienes que superar lo hermano, a tu bruja no le hubiera gustado verte así, te estás ahogando en tanto alcohol.
— Quiero motor Valentino quiero ir a donde está pedirle perdón y explicarle que lo que vio no es verdad.
Valentino no entendía nada, creyó que Lucciano estaba delirando.
— Lucciano, hermano, no se lo que pasó, pero primero tienes que superar, aceptar su muerte, tienes que superarlo.
— No puedo, Miguel Ángel fue su apoyo hasta el final, y yo que tenía que apoyarla y aclarar sus dudas me negué a hacerlo. Si le hubiera contado toda la verdad ella hubiera comprendido y estaría viva, se fue con un caos en su cabeza.
Pensó que su familia la traicionó que yo la traicioné.
— No pudo pensar eso de ti, ni de su familia, ellos la aman tanto, y tú la adoras.
Lucciano caminó al escritorio y sacó las fotos y la entregó a Valentino.
— Mira ella se fue creyendo lo peor de mí.
— Lucciano ¿No se cómo pudiste hacer algo así estando con ella?
— ¡Ves! Tú también lo estás pensando, viste la foto, y lo estás creyendo, así las vio ella y lo pensó de mí, y se fue con esa imagen de mí, te das cuenta Por qué deseo morir, no puedo con esto.
Valentino jamás había visto a su amigo tan emocional mente derrotado y su apariencia ni hablar estaba, sin camisa con una barba tan crecida.
Valentino envió un mensaje a Anna sin que Lucciano se diera cuenta.
Una hora después logró convencerlo  de que se diera un baño, y mientras llegó Anna y empezaron a recoger todo y abrir las ventanas para que entrara aire fresco y la luz del sol.
Lucciano salió del baño y en su rostro se marcaban sus ojeras.
Saludó a su amiga, y vio el cambio en su departamento.
— No se unieran molestado ya iba a llamar a Mirta para que contratara a alguien.
— No es molestia mi hermano, nos necesitas y aquí estamos.
Los meses pasaban, Lucciano todas las noches caminaba por la arena de la playa antes de ir a su departamento.
— ¿Sabes la falta que me haces, mi brujita hermosa.? Tiraba un lirio al agua y regresaba lo hizo, un hábito en su vida.
— Hola Lucci yo esperando que me llames y tú nunca lo hiciste
— ¿Que quieres Dayanara? — Preguntó con desdén.
— ¡Ayudarte! Acompañarte, se que me porte muy mal en el pasado, no te pido que me veas como mujer pero déjame estar a tu lado
Lucciano la miró y recordó las fotos en el celular de Luggina.
 —¿Cuánto sacaste esas fotos que enviaste a Lugg?
Dayanara palideció por qué jamás se imaginó que Lucciano supiera de esas fotos.
— ¿Fotos? ¿Que fotos Lucciano? El día que dormiste en el departamento cuando me rompí el tobillo, dormí tan profundamente que no me di cuenta de a qué hora te fuiste. ¿Como voy a saber de fotos?
— Solo tú pudiste sacarlas, solo estábamos los tres en el departamento.
— ¡No! También estaba Digna, ella llegó por qué le pedí que venga a cuidarme. Tu no podías ¿Recuerdas?
— Dayanara. ¿Lo único que deseo saber es por que hiciste eso?
— Esta bien Lucciano, te diré la verdad. Yo corrí a Digna por esas fotos, me dio un somnífero y dormí tanto que desperté al siguiente día por la tarde, le pregunté porque había dormido tanto y ella me dijo lo que había hecho. Le pregunté por qué razón haría todo aquello que hizo y dijo que quería vengarse de Luggina, yo no entendí muy bien, pero dijo que Luggina la humilló, no se lo que sucedió entre ellas yo solo destruí esa cámara le dije que yo quería conquistarte limpiamente no con trampas.
Lucciano miró fijamente a Dayanara, y recordó el incidente en Francia.
Y terminó creyendo en Dayanara.
Los días surgieron pasando, cada quien retomó su vida seguir adelante, pero con con el dolor de la ausencia de esa pequeña que vieron crecer y convertirse en mujer.
Dejando un vacío en los corazones de sus tíos, abuelos y sobre todo sus padres y hermanos.
Lucciano cada día sentía que su vida no tenía sentido, a pesar de estar siempre pendiente de él Valentino y Anna, en sus noche de soledad era difícil olvidar el recuerdo de Luggina.
— Mi brujita hermosa, me haces mucha falta, ya fuera mi esposa si no...
Cerró los ojos y sus palabras quedaron en el aire.
Bebió todo el contenido de su vaso caminó por esa oficina, sintió una presión tan fuerte en su pecho y terminó lanzando todo al piso.
— ¡Aaaaaah! ¡Lugg! ¡Lugg!
Sus gritos eran desgarradores que dolían tanto.
Salió de la casa y caminó al jardín, la lluvia caía a raudales truenos y relámpagos iluminaban el cielo, Lucciano se paró al borde de la piscina con los brazos abiertos.
— ¿Por qué te fuiste bruja? ¿Por qué no puedo librarme de tu hechizo?.
Lucciano cayó de rodillas al césped, era un hombre fuerte ante los demás, pero el dolor lo debilitaba en la soledad, se tiró al suelo quedando boca abajo y ahí se quedó aguantando el frío de la lluvia caer sobre el.

Los días seguían pasando convirtiéndose en meses y luego en Año.
Un año había pasado desde que Luggina y Miguel Ángel desaparecieron junto al yate. Bianca siguió con su vida y llevando el dolor guardado en su corazón.
Recordaba a su amor frustrado y se arrepintió una y mil veces por lo que le dijo.

Flash Back.

— Bianca, no puedes irte, tu padre no puede obligarte a nada, eres mayor de edad puedes decidir.
— No puedo Miguel Ángel, tengo que regresar con mi padre.
 —¿Y nuestros planes? Habíamos planeado tener una vida juntos, porque ahora has cambiado de opinión es que ¿Acaso no me amas?.
— No te amo Miguel Ángel, creí amarte pero no es amor.
— Me estás jodiendo la vida Bianca. No creo lo que me dices. ¿Algo te pasa? anoche hicimos el amor, te sentí, no finjas que no me amas.
— Ya Miguel Ángel, es mejor así, por favor no lo hagas más difícil.
— Bianca, lucharemos por nuestro amor.
 —No hay amor Miguel Ángel, adiós. No me busques es lo mejor para los dos.
Bianca lloraba en silencio, parada en el ventanal mirando a la nada.
— Señora Bianca, las bebés ya están listas para que les de su alimento.
Bianca se giró y miró a sus hijas eran tan parecidas a su padre que cada ves que Bianca las miraba se le estrujaba el corazón y terminaba llorando por sentir el cargo de conciencia y el pesar en su alma.
 —Los tomó en brazos y se dispuso a alimentarlos. Primero uno luego el otro, eran unas gemelas adorables, a sus seis meses de nacidas eran muy activas, María Ángel y María José. Blancas con sus cabellos castaños como su padre y ojos miel como su madre. Eran una mezcla de sus progenitores, pero una era la réplica exacta de su padre, María Ángel.
— Señora Bianca, ya no esté triste eso le hace daño a las bebés, ya supere ese pasado, déjelo en su lugar no continúe arrastrándolo, hágalo por sus niñas.
Felipe Calderón hizo acto de presencia sin ser a invitado.
— ¡Felipe! Estoy alimentando a las niñas, por favor sal de la habitación.
— Tengo que despedirme de mis amores, antes de irme de viaje.
Felipe se acercó y miró a cada una de las niñas y luego a Bianca.
— Estaré de regreso en tres días.
Bianca no respondió y continuó con su mirada en sus bebés, ya había dejado de luchar contra corriente.

QUERIDAS LECTORAS, POR FAVOR ME DEJAN EN SUS COMENTARIOS SI ALGUN CAPÍTULO SE REPITE.
EN ALGÚN MOMENTO ESTE APP MEZCLÓ LOS CAPITULOS DE ESTA HISTORIA, ES POR ESO QUE LA ESTOY SUBIENDO NUEVAMENTE COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ
GRACIAS POR DARLE LA OPORTUNIDAD A MS HISTORIAS 😊💜

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora