14. MIS CLÁUSULAS

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Lucciano salió del campus y se dispuso a ir donde Anna y Valentino.
Era ya fin de semana, pues tendría que llevarle el reporte de la semana.
— Bien los dejo para que tengan sus charlas de hombre cuando esté lista la mesa los llamaré.
Valentino miró marcharse a Anna. Luego miró a su amigo Lucciano.
— ¿Y? ¿Firmó el contrato?
Lucciano recordó el momento cuando tuvo la charla con Luggina sobre el contrato y ella firmó.

Flash Back.

Luggina llegó al campus metidas en sus pensamientos, no podía creer que se pondría la soga al cuello ella misma. De pronto una voz la saco de sus cavilaciones.
— Señorita Pierre. Gusto volver a verla por los pasillos sin que tenga que estar corriendo y chocando conmigo.
— ¿Que? ¿ Ahora me estás vigilando?
— ¡No! Solo que quería recordar a usted que hoy tiene una cita pendiente conmigo, para una firma de un contrato muy importante.
— Créeme que es algo de lo que en mi vida no quiero vivir y prefiero olvidar.
Entraron al salón de clases y las horas pasaron sin contratiempo.
Al momento de la salida, Luggina fue a la oficina de Lucciano, donde este la esperaba.
La puerta se abrió sin ser tocada.
— Ya estoy aquí, y por favor se breve, evita me, el mal gusto de verte y respirar el mismo aire que tú.
— Pronto compartiremos mucho más que el espacio y aire, querida esposa
Luggina lo miró muy enojada,
" No tienes idea de cómo la vas a pasar mal, idiota. Te vas a arrepentir de pedirme semejante locura."
Lucciano miró fijamente a Luggina, era como si adivinara lo que pensaba.
— Créeme que te soportaré a ti y todas las locuras que se te ocurran, serás mi mayor reto, Ángel.
— Tengo unas peticiones para agregar ahí en ese contrato.-Dijo Luggina
— Bien escribe las y las agregamos
— Mañana te las entrego.— Expresó Luggina muy enojada
Lucciano la miró salir, y una sonrrisa se formó en su rostro. Suspiró haciendo una negación con la cabeza.
" No sé si soy masoquista, el que me gustes tanto y seas así conmigo."

******
Salió de la oficina de Lucciano tirando la puerta, cerró los ojos suspiró profundo y caminó sin mirar a Dante que la llamaba.
— ¡Lugg! ¿Que sucede contigo? Hace días te noto rara.
Cuestionó Dante al verla muy exaltada.
— No es nada Dante, y por favor no preguntes, extraño mucho a Bianca,
Se excusó con la ausencia de su amiga
— Yo también la extraño mucho, no se dónde puede estar.
Luggina siguió caminando hasta llegar Donde la esperaba Miguel Ángel.
— ¿Que sucedió? Peque.
Pregunta Miguel Ángel viéndola muy distraída.
— No tengo escapatoria Mig. ¿Como me descuidé, como?
— No es tu culpa mi Prince. El descuido fue mio
Luggina llegó a casa subió a su habitación pasó llave, se metió al baño cerró los ojos mientras se llenaba la tina, empezó a deshojar rosas rojas en ella.
Cada pétalo era un insultos, y adjetivos.
— Idiota, bruto, ¡Uy! Estúpido, arrogantes, salvaje, Hermoso, lindo, me encanta, me gusta.
" ¡Por Dios! Pero que estoy pensando"
Soy una grandísima idiota al pensar eso de él "
Se cuestionaba mentalmente.
Se puso de pié deslizó su ropa y se sumergió en el agua.
Metida en sus pensamientos, cerró los ojos y de pronto sin querer empezó a imaginar se con Lucciano.
" Siente como unas manos se sumergen en el  agua, y empiezan a acariciar sus pies, muy lentamente sube por sus piernas,acaricia su  entrada caliente y humeda, no por el agua, si no por ese néctar del deseo que ese hombre le provoca, sube a su vientre lo acaricia y nuevamente baja a su entrada. Un gemido fuerte sale de su garganta.
— ¡Mmmm! Lucciano. — Emitió en un susurro.
— Shiii calla niña, solo siente, no hables solo deseo escuchar tus gemidos. Tú solo siente que te sigo acariciando.
Subió sus manos desde su vientre a sus pechos, apretó cada pezón, y otro gemido le fue provocado.
— !Mmmm¡ Lucc.
Una mano en sus pezones y la otra en su coño. Acariciando su clítoris, el pecho de Luggina subía y bajaba, sus respiración era muy agitada, su espalda se arqueaba y sus piernas muy abiertas temblaban.
— !Aaaagh¡ Lucciano, mi fai battere forte il cuore
" Lucciano, me haces latir fuerte el corazón"
Dijo entre gemidos.
Una sensación electrizante recorrió su cuerpo, sus piernas temblaron, su respiración se agitó más, sintió un fuerte apretón enos pezones

Un amor sin máscara, mi Daddy (3er Libro De La Saga Cielo Eterno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora