IX

5 0 0
                                    

De vuelta en el campamento, aparte de estar abatido, no podía creer lo que ahora conocía, ¿Sería el único hombre en saberlo? ¿Cómo no hay registros de estos seres en algún libro, si hace miles y miles de años que existían?

Entre cavilaciones, prendió fuego a unos leños para armar una fogata cuando el frío de la noche comenzaba a calar en el cuerpo y el calor de una hoguera se hacía indispensable. Luego, se preparó una sopa bien caliente junto a ella.

Al cabo de unos minutos, gracias a las llamas y a la cálida comida instantánea, el frío dejó paso al relax y el cansancio tomó el control. Entonces, se dirigió a su carpa, apoyó la cabeza en el aislante y se durmió inmediatamente como si le hubieran dado un golpe de KO.

Esa noche no soñó.

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora