XI

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Al amanecer siguiente, bajo un cielo oscuro y a punto de estallar, los relámpagos tronaban como un saludo de despedida. Mientras recogía y ordenaba sus cosas, Sebastián, te-nía la sensación de que ya no le pertenecían, que eran propiedad de un desconocido. Cuando terminó de guardar todos los pertrechos, abrió su última lata de cerveza, derramó intencionalmente una parte del líquido sobre la tierra como era su costumbre y la bebió en calma. Luego, sin apuro, emprendió el regreso a la civilización. Este ya formaba parte de un nuevo viaje, el viaje.

Mientras caminaba hacia el pueblo con la mochila a cues-tas en el monte, estudiaba las diferentes opciones para realizar el trabajo encomendado. A pesar del entusiasmo, se dio cuenta de que no tenía la menor idea de cómo hacerlo ni cuánto tiempo le llevaría. Pero a pesar de todas estas tribulaciones, nunca se había sentido tan confiado, optimista y feliz en su vida. Una chispa incandescente brillaba en su pecho, iluminando todo a su alrededor, hasta sus pensamientos más oscuros.

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora