–Perdona, sé que estás convaleciente, pero ¿dónde está la Semilla? –preguntó el chamán apresurado a su aprendiz mientras abría los ojos doloridos.
–¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? –preguntó el joven con voz cansina mientras se sentaba sobre el colchón tirado en el piso.
–Parece que te dieron una buena paliza... un día y medio –interrumpió Marta sacando del medio a Oscar con un rostro de pocos amigos y ayudando a Seb a beber y comer algo.
–Casi no puedo moverme. Es como si hubiera corrido tres triatlones seguidos después de pelear con Tyson. Por eso nunca lo he desafiado –bromeó.
–¿Tienes al Chacha? –preguntó seriamente Oscar tomándolo de los hombros fuertemente.
–No, pero se dónde se encuentra. Me daré un baño y comeré algo primero. Luego iremos a buscarlo.
Oscar dio un paso atrás y realizó una afirmación cortés con su cabeza. Luego se retiró.
Seb esperó que la puerta se cerrará detrás del chamán para empezar a hablar:
–Tenían razón, tú y el padre de Oscar estaban en lo cierto. Cuéntame cómo fue todo. Lo último que recuerdo es el agotamiento extremo en la Otra Realidad y sentirlos comiendo dentro mío. Luego, salir de un pozo profundo y ver tu rostro. Después, nada.
Mientras Sebastián narraba sus recuerdos, su expresión se volvió sombría, lejana, expresando el dolor todavía latente en su cuerpo y mente.
–Fue increíble, has traído contigo no solo uno, sino a tres torturadores ¡Como pescador, serías excelente! –bromeaba Marta mientras lo miraba con orgullo–. Todo fue como lo planeamos y como esperábamos que sucediera. Cuando volviste, los espectros salieron de tu cuerpo. Vi a solo centímetros de mí a esas increíbles criaturas. Con su sola presencia emanan un terror indescriptible. Eran difusos, etéreos, como dicen que son los ángeles, pero de estos no tenían nada. Sus ojos y fauces eran escalofriantes y su altura casi llegaba al techo del garaje.
Marta se asemejaba a un bardo del medioevo. No solo utilizaba las palabras para comunicar lo sucedido, también las acompañaba con gestos, expresiones y actuaciones, dando más dramatismo al relato.
–Inmediatamente después que dejaron tu cuerpo, se formó un halo gris opaco delante de ellos. El portal era como un aura, pero de niebla, donde penetraron rápidamente. En ese momento, no dude un segundo, tomé la silla de ruedas con fuerza y lancé al director hacia él. Al atravesarlo... vi como desaparecía.
En cuanto hubo terminado el relato Marta, Seb la abrazó con fuerza, mientras ella lloraba y reía al mismo tiempo.
–Todo esto es gracias a ti –le dijo mirándola a los ojos–. Muchas gracias.
–Escucha bien... –le respondió la anciana tomando su rostro con ambas manos–. Eres el mejor chamán al que asistí en mi larga vida. Pero ni siquiera esto es lo más importante. Quizá no lo sepas, pero tienes algo, un don... un don maravilloso que hace que las personas que se cruzan en tu vida resplandezcan y te quieran.
Con una sonrisa de gratitud, Sebastián continuó diciendo: –Gracias Marta, pero sería bueno que estas palabras las escuchen las novias que me han dejado.
Dicho esto, la anciana estalló en una carcajada que contagió al muchacho.
Segundos después, recuperado el aliento entre lágrimas y risas, Sebastián preguntó:
–¿Y la policía, no apareció?
–Sí, por supuesto. Oscar tiene contactos importantes y gracias a eso retrasó la investigación. Por esta razón la urgencia de tener en sus manos el Chacha. No sabemos cuánto tiempo tenemos antes de que nos detengan.
ESTÁS LEYENDO
RENOVATIO - La realidad puede cambiar
Fantasy¿Te atreverías a entrar a la "Otra Realidad" para cambiar al mundo? Acompaña a Seb en esta aventura épica en busca de la Semilla. Si la encuentra, el mundo no volverá a ser el mismo. Seres desconocidos, chamanes psicodélicos y realidades alternativa...