XXXV

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La biblioteca de la antigua mansión era descomunal. Los libros se encontraban tapizando gran parte de las paredes de todas las habitaciones, dándoles una apariencia colorida y cálida. Era inevitable sentir la atracción de tomar un volumen al azar, abrirlo y ver de qué se trataba. Uno podía encontrar obras de autores de todos los tiempos y de cualquier tema: historia, biología, física, metafísica, química, alquimia, ficción o ingeniería. Las opciones eran infinitas, como el conocimiento.

Lo primero que le llamó la atención a Seb fue el orden totalmente aleatorio de las obras y el hallazgo de muchos libros incunables de diferentes culturas y tiempos. Escritos y encuadernados a mano en una época pasada y a veces olvidada. Tocarlos era como viajar a esos tiempos y leerlos se asemejaba a liberar a un genio dormido que se desperezaba.

Las primeras lecturas elegidas por Seb estuvieron relacionadas al linaje y origen del pueblo milenario de su maestro. Pasó horas buscando y leyendo ejemplares de todo tipo, pero, a su poco entender, lo que encontraba no tenía relación con la historia contada por Oscar y Julio. Finalmente, decepcionado por el resultado de la búsqueda, recurrió al chamán.

–Oscar, ¿me podrías contar sobre tu gente? Desde el comienzo de tu pueblo, si es posible. Todo lo que he encontrado en los libros no se parece ni un poco a lo que me has dicho.

El maestro no ocultó la risa y dejó lo que estaba haciendo para prestar atención a las palabras de su pupilo.

–¿Qué es lo que has leído? Cuéntame.

–Todo lo opuesto a lo que me has contado. Tiwanaku tiene aproximadamente unos dos mil años de antigüedad, mientras que tú dijiste que tenía más de seis mil. En ningún lugar se habla de la gran cantidad de sacrificios humanos y menos de chamanes alucinados matando gente. Tampoco del éxodo ni de por qué desapareció esta civilización de un día para el otro. Tampoco de la colonización de otras regiones de la tierra y menos del renacimiento del Chachapuma.

–Bien, has leído la historia oficial. Autores clásicos, entre ellos antropólogos, arqueólogos e historiadores. Casi todos ellos tuvieron una formación académica formal, es decir en Universidades o Sociedades afines que tienen una línea de pensamiento establecida. Apartarse de ella es complicado. Imagínate tú explicando a científicos tu experiencia con otros seres pensantes que habitan en esta misma tierra. ¿Podrías hacerlos cambiar de posición? Sería difícil, ¿no? Uno de los grandes problemas de la sociedad actual es que educa a nuestros niños y adultos bajo una estructura dogmática rígida. No se enseña a pensar, solo a repetir.

Mientras hablaba, el chamán caminaba de lado a lado de la habitación, cómo disertando una conferencia para decenas de personas. Su manera de hablar y gesticular con sus manos y rostro, revelaban un orador avezado y por sobre todo, apasionado.

–Para colmo, las personas educadas bajo este concepto, que habitualmente ocupan los puestos más altos de nuestra sociedad, inconscientemente alimentan esta forma de enseñar. Solo algunos pocos, por su sola naturaleza rebelde o inconformista, logran salir de este molde en serie. A veces, algunos de estos rebeldes que tuercen los conocimientos son aceptados por los más conservadores. Pero no todos tienen esa suerte y, por eso, la mayoría es ridiculizado y condenado quizá para la eternidad. En el mejor de los casos, unos pocos de estos "locos" serán reconocidos muchos años después de su muerte. Algunos de estos "pensadores ridículos" estudiaron mi pueblo y fueron los que acertaron más sobre nosotros que los demás eruditos, aunque no todo, obvio. Por eso no siempre debes basar tu conocimiento en la "historia oficial". Sé abierto y aprende de todos, desde del demente que está en el manicomio, hasta de la abuelita que hace pasta todos los domingos para su familia. ¿Alguna pregunta más?

–Millones, por supuesto, pero hay algunas que me gustaría que me respondieras: Si fueron un pueblo tan antiguo e importante ¿Por qué decidieron desaparecer? ¿Por qué no formaron una nueva civilización bajo otros estándares culturales acordes a los nuevos conocimientos? Si aprendieron de sus errores, ¿por qué no se rehicieron y empezaron de nuevo?

–A veces, lo roto no puede arreglarse Seb. Muchas veces, luego de situaciones dramáticas extremas, como las vividas en los últimos tiempos por mi pueblo, no se puede olvidar y volver a comenzar. Necesitamos alejarnos, todos tenemos ese instinto animal milenario, huimos de lo que nos lastima.

–Estoy de acuerdo... se a lo que te refieres cuando hablas de alejarse –comentó el muchacho bajando su mirada.

–Por este motivo, cada familia liderada por un chamán, se separó del resto formando un clan. Cientos de estos clanes se desperdigaron hasta donde pudieron en este vasto mundo para empezar una nueva vida, sin perder de vista el objetivo por el cual vivimos: encontrar al Chacha. Cada clan evolucionó individualmente o uniéndose a otros pueblos, pero nunca perdiendo su identidad. Un pueblo dentro de otro pueblo.

–¿Y cómo se reconocían entre ustedes? No entre el mismo clan, sino con las demás.

–Durante miles de años la comunicación no fue como es hoy en día, ya lo sabes. El aislamiento entre clanes tuvo su parte positiva, generando diferentes conocimientos y procedimientos únicos e independientes. En ocasiones, algunos clanes, aunque encontrándose en la misma ciudad, no se conocían, debido al silencio que reinaba en su proceder. En cambio, otras veces, trabajaban juntos. El silencio no era una imposición obligatoria a todos los clanes, pero, por prudencia y seguridad, muchas veces lo elegían para ocultar su identidad milenaria. Nuestro pueblo influenció, adrede o no, a muchas culturas antiguas y actuales.

–¿Cómo? Cuéntame un poco más sobre esas influencias.

–Todas las religiones monoteístas directa o indirectamente fueron influenciadas por nosotros y muchos de los movimientos sociales, y agrupamientos de todo tipo, enarbolaron, aunque no lo supieran, nuestro objetivo de hallar y germinar al Chacha. Entre las más conocidas, las que marcaron al mundo, porque de los grupos desconocidos y pequeños hay a montones, están los Nazis, los Templarios, los Masones, los Alquimistas, los Brujos. Todos ellos buscaban al Chacha. ¿Quién crees que era el famoso Bophamet de los Templarios? ¿Y el Grial? ¿Y la piedra filosofal de los alquimistas? ¿Y a quién veneran y quieren invocar los antiguos brujos y los modernos con sus hechizos y rituales "satánicos"? ¿Por qué crees que los Nazis realizaban expediciones por todo el mundo y saqueaban todos los museos que estaban a su alcance? ¿Qué crees que buscan muchos de los satélites que giran sobre nuestro planeta? En toda gran expedición, conquista o conocimiento tecnológico hay herencia de sangre de Tiwanaku. Algunos de estos grupos, lo buscaban para obtener más poder, otros por la redención, pero todos ellos sabían lo que nosotros queríamos que supieran. Muchos de sus miembros, en verdad, eran nuestros espías, que aprovechaban y aprovechan los recursos y conocimientos ajenos para nuestro beneficio. Un pueblo dentro de otro. Así sobrevivimos hasta nuestros días solamente con un objetivo en común, por miles y miles de años. Como toda cultura, nuestro pueblo también tiene sus propios eruditos y nuestros propios conocimientos vedados al resto del mundo. Recuerda, aprende de todos. Busca.

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora