XXXIX

5 1 0
                                    

–Un temblor ha abierto un afluente termal nuevo y justo en mi cueva favorita. El mejor regalo que podría recibir una madre. ¡Al fin, la mala racha se ha terminado! Fue larga, eso no cabe duda, pero aquí nos encontramos disfrutando. Hasta mis Otros han vuelto a ser increíbles, pero en este momento quiero noticias de mi muchacho. Ya quiero tener la Semilla Nosotros, ¿Novedades?

–No se ha vuelto a comunicar con Nosotros, pero...

–¿Pero...? –interrumpió Ella ansiosa.

–Lo hemos visto.

–¿Cómo que lo han visto? ¿Han vuelto a subir a la superficie? Pero...

–Lo hemos visto en O –dijeron al unísono cortando el monólogo de su madre.

–¿Dónde?

–Ya sabes qué es O, nuestro hogar.

–No sabía que se llamaba O –decía Ella haciéndose la distraída.

–Ya lo sabes, volvemos a este mundo por nuestro cuerpo, por ti y por sucesos arbitrarios que nos encadenan a él.

–¿Tengo que darte las gracias? –dijo la madre engreídamente–. Por mí, no vuelvan más, si soy un ancla o un estorbo. Sola me las arreglaré como siempre lo hice y seguramente me van a extrañar cuando ya no esté.

–¿Quieres saber sobre el muchacho o prefieres seguir disfrutando del agua caliente y de tu ego?

–Claro que quiero saber sobre él, para eso me he enlazado, por novedades –respondió en un tono conciliador.

–Lo vimos allí. Estaba solo, sufrió mucho, casi perece. Lo pusieron a prueba infligiéndole todo tipo de daño y socavando su energía vital hasta vaciarlo.

–¿Nosotros no lo socorrió?

–Nadie debe intervenir. Fue su elección entrar y así son las reglas. Todo el que entra sale diferente, para bien o para mal. Él salió fortalecido, no te preocupes.

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora