En algún lugar de las entrañas de la madre tierra, dos criaturas olvidadas por el hombre dialogaban.
–Nosotros, ¿tienen alguna noticia del humano? –preguntaba Ella mientras sentía nacer un Otro.
–No, pero te podemos enseñar a controlar la ansiedad –respondió Nosotros pausadamente.
Ella comenzó a reír y con el movimiento de su cuerpo produjo un temblor en las profundidades ahuyentando a los seres submarinos que la rodeaban.
–Ese es el Nosotros que quiero, el Nosotros que hace bromas –aclamaba Ella entre risas.
–No es una broma, Nosotros no hace bromas desde hace milenios, ya lo sabes. Seguramente eres tú la que vuelve a tener un ánimo jovial y jocoso –expresó el clan con un tono paternal.
–Es verdad... mi ánimo ha cambiado. Hasta he comenzado unos Principios muy innovadores que te sorprenderán, estoy motivada nuevamente. Vamos a ver que Otros surgen de ellos. Pero no cambiemos el tema. ¿Qué saben del humano?
–No hay noticias de él. Deja que haga su camino.
–Aunque quisiera... mucho no podría entrometerme. Desconozco por completo el mundo de los humanos, salvo por la información succionada de Sebastián. Mi ayuda sería un estorbo, pero tú sí podrías ayudarlo –insinuaba la madre de casi todo mientras observaba a su nueva creación que se alejaba.
–No lo creo. Es necesario que lo haga solo. Igualmente, si quisiéramos, ¿cómo haríamos el contacto? ¿Cómo llegaríamos hasta él? ¿Dónde se encuentra? De él tiene que venir la voluntad. ¿Principios estelares? –preguntaron al sondear un poco los pensamientos de la mole acuática.
–Sí, los he creado hace millones de años, cuando quise ver las estrellas que hablaban los Longos. Pero los de ahora son diferentes, serán unos Otros especiales. Sin igual –sus-piraba la creadora emocionada. Luego de una pausa, agregó cambiando el tema–. ¿Nosotros, por qué razón los humanos se volvieron tan violentos? Cuando sentí a Sebastián, sentí la agresividad y el miedo por sobre los otros sentimientos; no en él particularmente, en la esencia de su especie. Cuando los creé no recuerdo esta personalidad tan marcada.
–Has sentido la esencia de los humanos. Nuestra raza ha tenido contacto con ellos desde su origen, evidenciamos su evolución. En el pasado remoto, hasta nuestros ancestros convivieron con algunos de ellos fraternalmente, pero se fueron alejando poco a poco por ver crecer la violencia en su interior. Con el correr de los tiempos, fuimos perdiendo el interés hacia ellos hasta casi no tener contacto.
–Cuéntame más. Empieza desde el principio de la historia –exigía Ella como un niño escuchando un cuento antes de irse a dormir mientras se acurrucaba en el piso marino.
–Nuestro primer contacto fue en las cuevas, cuando no hacía tanto tiempo que los habías creado. Se escondían para resguardarse de los demás seres y del clima, se sentían indefensos... le tenían miedo a todo. Nuestros ancestros le dieron un hogar en las cavernas y alguien en quien confiar. Eran como cachorros. Les enseñaron muchas cosas, entre ellas y quizá la más importante, a crear el fuego. Este les otorgó luz en la noche, calor en el frío y, por sobre todo, seguridad ante los seres que los acechaban y les causaban pavor. Gracias al fuego y a otros factores, se despertó el ego inmenso escondido en algún lugar recóndito de su ser. Su ambición, orgullo y soberbia fueron imparables. Quien sabe el porqué, a pesar de su gallardía, nunca sanaron el miedo, solamente lo ocultaron.
Sentados unos contra otros, los pequeños seres relataban el pasado de los humanos, cómo si ellos mismos fueran sus antepasados.
–En poco tiempo se sintieron superiores a todos los otros habitantes de este mundo y se rebelaron contra las leyes del universo y la naturaleza. Desafiaron a todo aquel que se interponía en su camino con despotismo, incluidos miembros de su propia raza...
–Sé a dónde quieres ir –interrumpió Ella mientras se despegaba del suelo arenoso y sin ocultar apenas su enojo–. Ahora la culpa es mía; ¡mi famoso ego! Es verdad, todas mis criaturas llevan algo de él. Es una de las variables que no puedo manipular y que otorgo a mis Otros en forma azarosa, a veces, un poco exagerada. Pero estoy exenta de culpa, va más allá de mi intención –se excusaba irónicamente la creadora de casi todo–. Sé a qué te refieres sobre los humanos, tengo algunos recuerdos de esos primeros tiempos, no sabía que ustedes habían formado parte de esto. Porque a ustedes los conozco bien, sé que sus intenciones fueron buenas. Las cosas suceden porque suceden, se hace lo mejor que se puede si se puede. Así es la vida, no hay secretos.
–Aunque lo niegues, eres sabia. El tiempo enseña, aunque nos opongamos a aprender y tú llevas aquí una larga existencia.
–Vieja, quieres decir, como me ha dicho el humano. Es verdad y me gusta serlo. Nosotros... ¿Alguna vez moriré? No me molestaría.
–Morirás como debe ser. Lo importante no es morir, es haber vivido. Y creo que tú lo has hecho.
–Siempre acepté ser lo que soy. Creo que a eso te refieres con vivir, ¿no?
–Por supuesto.
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RENOVATIO - La realidad puede cambiar
Fantasy¿Te atreverías a entrar a la "Otra Realidad" para cambiar al mundo? Acompaña a Seb en esta aventura épica en busca de la Semilla. Si la encuentra, el mundo no volverá a ser el mismo. Seres desconocidos, chamanes psicodélicos y realidades alternativa...