–¿Están ahí...? Hola...
–Estamos aquí madre, ¿qué sucedió?
–Cuéntame sobre la superficie. ¿Qué está sucediendo allá?
–Veo que algo ha despertado tu curiosidad después de tantos milenios. Existen pocas cosas que te saquen de la siesta después de comer. ¿Qué es lo último que recuerdas?
–En verdad, no es simple curiosidad. Quiero estar de nuevo presente como hace tiempo lo hacía. Quiero volver, quiero empezar a aprender de nuevo. He vuelto o, como tú dices, he evolucionado. ¿Qué es lo último que recuerdo de la superficie? Los humanos caprichosos y belicosos, y los cada vez más espaciados enlaces con los demás Otros. Quién sabe, esos Otros evolucionaron también y perdieron, como los humanos, el interés por mí y por mi compañía. Tampoco es totalmente la culpa de mi progenie, yo tampoco demostré interés en no perderlos.
–Posiblemente. También es posible que los humanos, año a año, fueran corriendo y haciendo que se extinguieran muchos otros Otros. Los humanos en sus orígenes, usaban el Enlace para rastrear y cazar a los Otros que pudieran servirles de alimento. Estos para protegerse, fueron inhibiendo el uso del Enlace hasta que desapareció de su progenie. Como te conté en otra ocasión, a lo largo de los milenios, los humanos se transformaron, de unos seres indefensos y asustadizos, en feroces depredadores déspotas, dominando la superficie a su antojo. Nosotros también se alejaron de ellos, pero nuestro hogar en lo profundo de las rocas no nos apartó de ti, quizá todo lo contrario.
–¿Y cómo fue eso? ¿Cómo lograron esa supremacía los hombres?
–Nosotros tuvo algo que ver. Igualmente, sin nuestra ayuda, también lo hubieran logrado. Solo aceleramos un poco los acontecimientos. Por compasión, como te hemos contado, le enseñamos a generar y dominar la herramienta suprema de esa época: el fuego. Entonces, todo cambió, como era de esperar, pero no de la forma que creímos.
–Fuego... nunca lo he visto, pero sí a su prima la lava en las entrañas de nuestra madre tierra. Me gusta acurrucarme cerca de ella cuando la tierra se desangra devorando todo a su paso y templa todo a su alrededor.
–A Nosotros también nos agrada, por eso se lo enseñamos a los humanos. En esa época, cuando el hielo cubría casi todo en la superficie, el mundo era inhóspito y desolado. Por nuestra compasión hacia ellos, les enseñamos a dominarlo, como también el conocimiento de las aguas termales, para su bienestar. Fue lo último que compartimos abiertamente con todos los humanos con los cuales teníamos con-tacto. A partir de lo aprendido, dejaron de ser nómades y se volvieron territoriales y belicosos. La falta de alimento en esos tiempos también hizo lo suyo. Realmente son muy inteligentes y tenaces. En poco tiempo fueron los amos de la superficie. El dominio de esa especie había comenzado.
La madre de casi todo se dio cuenta de que era un mundo desconocido para ella y que debía aprender nuevamente. Luego continuó hablando:
–Mi recuerdo de ellos, como tú dices, era de unos seres asustadizos, que usaban la violencia por cosas triviales. No fue la única creación con la que no estuve muy orgullosa. Aunque, a veces, cambian a través del tiempo, como hicieron ustedes, que pasaron de ser exploradores a sabios. Como ya sabes, no me gusta la violencia sin razón. Quizá, por este motivo, poco a poco perdí el interés por ellos y ya no los recuerdo bien. ¿Y qué pasó después? ¿Solo por el fuego llegaron a ser lo que son ahora?
–Tienen la capacidad de adaptarse a casi cualquier ambiente en poco tiempo, usando su sapiencia e ingenio. ¿No recuerdas haberles dado estas características? Son muy buenos improvisando acciones que nunca antes habían empleado. Pueden errar mil veces, pero siempre hay alguno de ellos que sigue probando hasta que logra su cometido. Manipulan el medio hasta adaptarlo a su conveniencia, no piensan en las consecuencias, solo piensan en ellos. Por eso están agotando a la tierra en esta búsqueda insaciable de complacerse. Nosotros piensa que en algún momento la Tierra va a reaccionar. Tú ya has sentido cada vez más los temblores, ¿no es cierto?
–Siempre introduzco en mis Principios el poder adaptarse. Esta es una propiedad que, en mayor o menor medida, considero que debe estar presente. Sin ella, mis creaciones perecerían al poco tiempo en un ambiente que no conozco del todo. En cuanto a nuestra amiga la Tierra, la siento, y cada vez más frecuente y fuerte, pero nunca hubiera rela-cionado estos temblores con algún tipo de ser y menos creado por mí. Somos todos tan insignificantes en comparación a ella.
–Los humanos pueden ser muy peligrosos para ella y para todos los que viajamos en su compañía.
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RENOVATIO - La realidad puede cambiar
Fantasy¿Te atreverías a entrar a la "Otra Realidad" para cambiar al mundo? Acompaña a Seb en esta aventura épica en busca de la Semilla. Si la encuentra, el mundo no volverá a ser el mismo. Seres desconocidos, chamanes psicodélicos y realidades alternativa...