XXIII

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–¿Tú has sido responsable del último gran temblor? –preguntó el clan.

–No, aunque quisiera no hubiera podido hacerlo ni con todas mis fuerzas juntas. Los tiempos de tranquilidad de nuestra amiga la Tierra están acabando. Vuelven los tiempos de furia. Quién sabe por qué. ¿Estará aburrida como yo o querrá deshacerse de algo? ¿Necesitará algo de entusiasmo?

–Todo es posible y a la vez... impredecible –agregaron los pequeños seres.

–Es verdad. Es difícil saber en qué terminará esto –respondía Ella sin mucha preocupación–. Mis próximos Otros tendrán que ser más adaptables al medio por lo que veo. Los tiburones son un buen ejemplo, casi ni tuvieron que evolucionar para sobrevivir. Fueron y siguen siendo una de mis criaturas más queridas.

–Ellos no quieren enlazarse con Nosotros desde hace eones. Las demás criaturas marinas y de las riberas comentan lo mismo. ¿Tú sigues en contacto con ellos? ¿Qué les sucedió? ¿Por qué optaron por el silencio en el éter? –preguntaba el enjambre intrigado.

–Son orgullosos y solitarios y, para tu crítica, heredaron un porcentaje muy alto de mi ego. Han sobrevivido a todo, lo sabes. No les interesa saber de nada ni de nadie. Hasta tienen muy poco contacto entre ellos, son lo opuesto a ustedes. Han aprendido mucho pero no quieren compartirlo con las demás criaturas, ni siquiera conmigo. Es su clave para la supervivencia según me dijeron. No esperan nada del mundo ni de los otros seres, son autosuficientes. Los observo con orgullo por ser su madre.

–Hace mucho tiempo aceptamos todas las formas y tipos de vidas. Lo único que no toleramos es el mal por el mal. Ellos pueden ser soberbios, pero los apreciamos como a todos los demás. ¿Los Principios estelares, cómo evolucionan? ¿Cuándo serán Otros?

–He frenado a todos menos a uno para volcar plenamente toda mi energía en su desarrollo y acelerarlo al máximo posible. Ya sé que me tildarás de soberbia, pero será un Otro nunca antes visto.

–Es raro en ti volcarse a un solo Principio, ni siquiera recordamos cuándo fue la última vez que lo hiciste.

–No lo recuerdan porque nunca lo hice, este ser es único, especial. Quiero conocer el más allá de nuestra querida Tierra y sentirlo como si yo estuviera ahí. En verdad no será un Otro, será un apéndice de quien te habla, un clon. Nunca antes lo había querido, pero ahora quiero salir de esta oscuridad y ver más allá por mí misma, no a través de los ojos de otros. Por primera vez en mi existencia, sentí un deseo inmenso de ser el humano. Quiero vivir mi propia aventura.

–Eso se llama envidia y seguramente, como la ansiedad, es un sentimiento que nunca habías sentido. Es increíble cómo en tan escaso tiempo has experimentado estos cambios repentinos en tu personalidad después de millones de años de vida rutinaria. A partir de ahora dejas de ser tú para ser otra criatura –y luego de un silencio continuó hablando–. Este viaje ya te ha cambiado para siempre y no hay vuelta atrás. Has evolucionado aunque tu ego lo niegue. Estás tomando riesgos más allá de tu seguridad.

Nosotros dejó en silencio y pensativa a Ella, en cuyo interior resonaba la palabra seguridad una y otra vez, como un eco. Seguridad era algo que había sentido toda su vida. ¿Estaría dispuesta a perderlo todo por volver a sentirse viva o preferiría mantener el confort que poseía?

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora