RENOVATIO - La realidad puede cambiar

XXV

Las cavernas en general eran heladas y húmedas, pero Nosotros las habitaban desde hacía miles de años y se encontraban adaptados perfectamente a ellas. Sin embargo, durante las épocas glaciares, se retiraban a locaciones en las profundidades donde corrían aguas termales y las tempera-turas eran más agradables.

Las aguas termales no sólo calentaban sus cuerpos, sino también les aportaban beneficios para su salud.

A pesar de vivir en las profundidades terrestres, el gen explorador de Nosotros los había llevado a conocer la superficie. En esas incursiones, habían entablado relación con los primeros humanos, enseñándoles, entre otras cosas, el uso del fuego y la ubicación y utilización de las aguas termales en su beneficio.

Para la nobel especie, estos nuevos conocimientos fueron indispensables para poder defenderse del clima hostil.

En un comienzo, todos disfrutaban en comunión de los baños de agua y barro de las termas, pero cuando la población creció y estos afluentes empezaron a ser más concurridos, los primeros conflictos hicieron su aparición. Se formaron tribus que disputaron a muerte estos tesoros medicinales, hasta que sus accesos fueron dominados por los más fuertes y violentos. De ser grupos nómadas, comenzaron a establecerse entorno a estos lugares para su defensa y así comenzaron los primeros asentamientos y comunidades, como también las primeras guerras para su conquista.

Así como el dominio del fuego alimentó el crecimiento de la soberbia y del ego en el hombre; el de las aguas termales dio origen a la codicia.

El reinado del hombre había comenzado.

Cuando Nosotros notó en qué se habían transformado los conocimientos otorgados como un regalo, se lamentó y comenzó a alejarse lenta y paulatinamente de la superficie hacia las profundidades del planeta.

A partir de ese momento, el contacto con los humanos se produciría por encuentros puramente fortuitos y a pesar de su empatía por todos los seres vivientes, optaron por nunca más intervenir directamente en el progreso de cada especie.

Nosotros de a poco fue quedando en el olvido e ignorado por la historia humana o, mejor dicho, por la historia humana oficial, restando su presencia en los mitos y leyendas con el nombre de duendes, oráculos o elfos, a los que se les atribuía infinidad de poderes mágicos o místicos. Pero esa es otra historia.