–Tremendo susto me has dado anoche. ¡Parecías poseído por el demonio! ¡Pensé en caer con un crucifijo en tu habitación! Pero tenía miedo de encontrarte en paños menores –bromeaba Seb mientras entraba a la cocina con cara de dormido y los cabellos endemoniados–. Sería una imagen difícil de borrar de mi memoria.
–Veo que no has perdido el olfato a pesar del susto. Hoy estoy inspirado y te preparé un desayuno excelente. Me corrijo, siempre los hago excelente, el de hoy es supremo.
–No voy a discutir al respecto, realmente eres muy buen cocinero. ¿Y qué fue el grito o, mejor dicho, el alarido de anoche?
–Chachapuma, ese es el nombre, no del objeto que estaba en la pintura, sino de la deidad que representa. Es un dios de la cultura de Tiwanaku, "el sacrificador". Se representa siempre como un hombre con cabeza de puma. Fue algo muy característico de esa cultura sudamericana, pero en el cuadro no se identifica bien. El pintor quiso que esté y que no esté al mismo tiempo, como te había dicho.
Dejó el cuchillo y el tenedor sobre la mesa y se dirigió hacia el estudio a paso firme, haciendo crepitar el piso de madera envejecida con cada pisada. Segundos más tarde, volvió con dos libros de un tamaño un tanto intimidatorio para un lector poco entrenado. Uno, se lo acercó a Seb para que lo viera y él se puso a ojear el otro.
–Ahí tienes, lee un poco sobre él y esta gente. Esta civilización, en lo que es hoy Bolivia, es uno de los grandes enigmas de la humanidad. Todos dicen saber algo sobre ellos, pero nadie lo sabe realmente. Puras conjeturas contradictorias; ni siquiera los estudiosos se ponen de acuerdo sobre la época en que existieron. Con tu tío hemos visitado las ruinas de su ciudad principal. El lugar es impresionante y mágico. Hasta existen locos que los relacionan con extraterrestres y con la misma Atlántida o Mu. Bueno... pensándolo ahora, después de escuchar tu historia, todo es posible –decía esto mientras abría exageradamente los ojos y se rascaba el entrecejo y apuraba un sorbo de café caliente. Luego continuó:
–Termina el desayuno y ponte a estudiar. A la tarde iremos a visitar al amigo de la última noche de la Frau Ring. Usaremos alguna excusa para hablar con él gracias a estas llaves –dijo haciendo tintinear el llavero que les había dado Silvia.
Durante gran parte del día, los dos leyeron todo lo que pudieron sobre Tiwanaku y el Chachapuma. A Seb le resultó atrapante el uso de la Willka, un polvo alucinógeno procedente de un árbol de la zona, utilizado por los chamanes para realizar trances psicoactivos.
–Es muy común en casi todas las culturas en donde existieron chamanes y sacerdotes el uso de este tipo de sustancias –explicaba el profesor sacándose los anteojos y masajeándose los ojos–. Estaba reservado para unos pocos, no cualquiera podía ser chamán. Es como si uno eligiera ser un músico o deportista eximio. Se puede practicar mucho, pero algunos nacen con eso. En esta cultura, particularmente, se le dio una importancia sublime al uso de esta sustancia psicoactiva y sus creencias giran a su alrededor. Toda su cultura se basa en ellas, hasta los hombres que sacrificaban se encontraban en un viaje psicoactivo en el momento de morir.
–Realmente es muy interesante. Desconocía todo esto.
–No eres el único. Como te decía, este pueblo es uno de los grandes enigmas de nuestra civilización. Los incas los nombran como sus padres, los reverencian y tratan de imitarlos en todo. Algunos, incluso, llevaban a sus esposas parturientas a la ciudad principal, llamada también Tiwanaku, para que sus herederos nacieran ahí. Pero la historia los dejó a un lado. Los olvidó, los niega y, gracias a eso, casi nadie sabe de ellos. Quién sabe por qué.
Otro de los enigmas que rodean a este pueblo –prosiguió Víctor–. Es por qué no contaban con una fuerza militar, en una época en que la fuerza bruta mandaba y los conflictos entre pueblos vecinos eran moneda corriente. En otras civilizaciones de esta índole, los militares eran parte de las clases dominantes; aquí ni siquiera existían. No utilizaban la fuerza para conquistar otros pueblos o territorios y controlar a sus habitantes. ¿Es extraño no? ¿Cómo harían para mantener el control?
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RENOVATIO - La realidad puede cambiar
Fantasy¿Te atreverías a entrar a la "Otra Realidad" para cambiar al mundo? Acompaña a Seb en esta aventura épica en busca de la Semilla. Si la encuentra, el mundo no volverá a ser el mismo. Seres desconocidos, chamanes psicodélicos y realidades alternativa...