XXXIII

4 0 1
                                    

Salzburgo había amanecido radiante, en contraposición con los días anteriores, grises y taciturnos. El sol invitaba a la gente a tomar las calles para disfrutar su calidez, entre ellos a Seb.

Sebastián lo tomó como un buen augurio, un nuevo comienzo, pero quizá sabía que lo interpretaba así para maquillar su tristeza.

Mientras caminaba con su mochila a sus espaldas, los rayos cálidos le acariciaban su cara y lo hacían olvidar. Por unos segundos, sentía como si viviese en un mundo paralelo, en donde el trágico evento nunca había acontecido. Pero su mente era terca y el bombardeo de pensamientos tristes y por sobre todo la culpa, volvían a ganar la batalla cerebral cada vez que bajaba la guardia.

No solo estas tribulaciones acosaban al muchacho. Las dudas de saber si había tomado la decisión correcta volvían a perturbarlo. Pero estaba abatido y agotado para seguir reflexionando, entonces solamente decidió dejar fluir sus acciones.

–No lucharé más contra mis emociones –se dijo en su interior–. Allí están. Aceptaré su presencia... Qué se queden el tiempo que quieran, yo seguiré mi camino.

Minutos más tarde se encontraba frente a una mansión antigua. Su apariencia era imponente y majestuosa. Dudó en llamar a la puerta, pero un impulso, como cuando se lanzan los dados, lo empujó a hacerlo. Al instante, un Oscar sonriente lo recibió.

–Bienvenido Sebastián, has tomado una buena decisión, te lo prometo. Mi casa es tu casa.

Mientras decía esto, el elegante hombre abría sus brazos y luego hacía un ademán con ellos invitándolo a que entrara.

–Deja tu equipaje y ponte cómodo, después nos encargaremos de él.

–Muchas gracias. Espero que sea realmente una buena decisión, porque sinceramente, no veía muchas posibilidades. Mejor dicho, esta era la única –respondió sincero, con desgano, y luego arrepentido agregó–. Disculpa la sinceridad, fue sin ánimo de ofender. Agradezco mucho tu ayuda y que me recibas en tu hogar.

–Prefiero a las personas sinceras porque demuestran fortaleza. No es necesario que pidas disculpas. He estado pensando mucho desde nuestro encuentro –continuó el chamán–. Creo que sería bueno iniciarte en las artes chamánicas, si tú, por supuesto, estás de acuerdo. Luego de investigar por largo rato, creo que pueden potenciar tu cualidad psíquica y así ayudarte a hallar el Huevo o Semilla, como tú la llamas. Es una situación inédita, no nos queda otra opción que improvisar y simplemente utilizar el viejo método de acierto o error. No tenemos muchas opciones, ¿verdad? Es una gran oportunidad para lograr nuestro sueño y no la debemos desaprovechar.

–Yo también he estado pensando al respecto y sobre cómo debería seguir buscando. Realmente no supe cómo hacerlo, por eso decidí venir aquí. ¿En qué consistiría ese aprendizaje?

–Primero siéntate en donde te plazca ¿Quieres algo de beber o comer?

–No, muchas gracias. Estoy bien así –decía Seba mientras se sacaba su abrigo y se sentaba en un sillón art déco de fino cuero.

–Muy bien. El paso inicial para todo aprendiz, es tomar un primer contacto con la Otra Realidad. Las entradas se producen, como ya te lo he explicado, a través de un estado alterado de nuestra conciencia gracias a una sustancia psicoactiva llamada Willka. El consumo debe ir acompañado de un estado físico y mental óptimo. Después, dependiendo de cómo te desenvuelvas allí y qué acontecimientos ocurran, veremos cómo seguir. Si estás de acuerdo, yo te iniciaré y te tomaré como mi aprendiz. Seré tu guía en esta y en la Otra Realidad. Te enseñaré y protegeré. ¿Estás de acuerdo? Solo si me aceptas como tu maestro podremos continuar. Tiene que ser tu elección y salir de tu boca.

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora