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–¡Lo hemos logrado, Sebastián! –gritaba Marta eufórica mientras besaba y abrazaba fuertemente al muchacho–. ¡Despierta! ¡Lo hemos logrado!

Una cansada y dolorida sonrisa se le dibujó en el rostro mientras trataba de abrir los pesados ojos. Con ayuda de su compañera, se incorporó lentamente, mientras ella le hacía tomar una bebida a pequeños sorbos.

–Tranquilo, estás a salvo. Bebe un poco más y descansa. Te lo mereces.

Con un beso maternal en la frente y caricias en su cabello, volvió a recostarlo sobre el colchón para que durmiera profundamente.

RENOVATIO - La realidad puede cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora