No me decepciones.

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Sangre, sangre y más sangre por todas partes. el color carmesí, el más puro, el más codicioso, el más tentador. Con tan solo una gota de sangre derramada, ocasiona guerras entre pueblos, naciones... Familias.

—¡MIRAME PORFAVOR! —le supliqué entre lágrimas— No te atrevas a dejarme, no en este estado... porfavor.

Sujetando sus hombros lo atraje a mi cuerpo para seguir presionando la herida de bala que le habían ocasionado esas personas. No quería que se fuera, No quería que me dejara sola en este mundo.

Tan solo soy una niña... por...por favor no puedo seguir sin ti —entrelacé nuestras manos fuertemente para que sintiera mi calor.

E...es...cu...cha escúchame mi querida niña —balbuceó con las pocas fuerzas que le quedaban.

Mis ojos estaban tan hinchados que ya no podía verlo de tanto llorar. con el rostro lleno de su sangre y mi cuerpo de rodillas con el recostado en mis piernas.

Te escucho papá —les respondí en susurros.

N...o...No me de...cep...ci...o...nes mi ni...ña —me recordó las palabras que siempre me decía cuando iba hacer alguna actividad fuera de casa.

¡NOOOO! —su agarre de nuestras manos se suavizó cayendo esta al suelo. indicándome que se había ido.

No te decepcionaré lo prometo —le dije besando su frente y su mano como lo hacíamos sellando una promesa.

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Lizbeth.

¡Dios!, si es que existes mándame a la muerte de una vez, porque este dolor de cuerpo que me duelen hasta las uñas. Si me muevo tan solo un poquito, siento que me desgarro internamente.

Intento abrir los ojos y no puedo del cansancio. Hasta mis benditos párpados están cansados. Quejidos es lo único que se puede escuchar donde nos encerraron esos hijos de puta. Nadie puede hablar de tan débiles que estamos tiradas en el frío suelo, llenas de lodo.

Hago un segundo intento y logró abrir los ojos. pero lo único que se puede observar es nada más y nada menos que la densa oscuridad que habita en la habitación.

«No otra vez».

Maldigo internamente, porque caímos en lo mismo o se puede decir que esto es más peor.

La oscuridad es amiga de todo aquel que no quiera compañía humana en el mundo. pero a nosotras se nos obligó a convivir con ella. Nos forzaron a estar con ella en todo momento en todo lugar.

—¿Chicas donde están? —pregunto en susurros.

—jodida mierda —se escucha débil Larisa, pero me alivia que no esté tiesa.

—No, jodidos estos malparidos que nos tiraron aquí —susurró también Dinora, otra malparida que no me defrauda en ningún momento.

—Chicas les prometo que cuando salgamos de esta mierda, no se de donde voy a sacar el bendito dinero. pero les compraré todo lo que ustedes quieran —les digo a las dos y tratando de acomodarme soltando quejidos.

—Ojalá que lo cumplas estúpida, porque si te mueres antes te saco de donde sea que estará enterrado tu maldito cuerpo para que me des lo prometido. —dijo Dinora con una pequeña risa que le salió un poco ronca.

Cuando iba a contraatacar a su comentario sarcástico. las puertas se abrieron y dieron paso a una luz segadora y siluetas de esos difuntos soldados. Si,  les digo de una vez difuntos porque ya están en mi lista de cadáveres inservibles.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora