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Milán, Italia.
Dinora.
Somos como ovejas que aveces tratamos de no ser la presa de un lobo que este se mantiene encubierto entre los árboles. Pero la vida nos da más pruebas para que seamos como los cazadores y no nos dejemos de nadie.
Sabía que no tendría que confiarme estando en esta casa. Que al principio pudieron ser de buena cara ante mi pero, detrás de las paredes son otras.
Después de que salí del lugar de reuniones me fui a la cocina pero en el trayecto escucho que están dando más órdenes que no me han informado.
Me pego a la pared tratando de ver a quienes están hablando a escondidas y veo a la hacker con una más pero no se le ve mucho el cuerpo. volteo a ver a mis alrededores revisando las cámaras y corriéndome hacia los puntos ciegos de estas para escucharlas mejor.
—La jefa ya dio orden de no dejarla sola —habla la Hacker con brazos cruzados.
—Debe ser muy importante para ella —suspira la otra que está de espaldas—. La vigilaré como dices pero tú también vigila por las cámaras.
—Sabes que no puedo —se pega a la pared—. En el cuarto de cámaras la jefa llega siempre de sorpresa a preguntar si ha hecho algo extraño —camina hacia los sillones de la ventana que esta a su derecha—. No quiero romper nuestro juramento.
—Si no quieres no lo hagas —se para enfrente de la Hacker—. Pero yo sí la mantendré más vigilada día y noche —se va del lugar dejando a la hacker suspirando.
Trato de ver a dónde va la otra pero no lo logro y me adentro a la cocina, pero al dar el paso habla la Hacker:
—Se que estás allí Dinora —no voltea y suspiro lentamente volviendo a verla—. Ven rápido ó te arrepentirás —veo por el rabillo del ojo que está viendo a mi dirección.
Me tomo de un trago el vaso de jugo que había agarrado antes y me limpio con un pañuelo antes de empezar a caminar hacia ella y sentarme a su lado.
—¿Porque? —pregunto directamente.
—¿Porque, que? —devuelve la pregunta viéndome fijamente.
—No lo repetiré Chica Hacker —digo también viéndola a los ojos.
—“chica Hacker", Me gusta el apodo —rie y eso hace que se achinen sus ojos—. Pero respondiendo a tu pregunta anterior —suspira viendo hacia otro lado—. Solo quédate con que eres importante y ya.
—¿Y ya? —busco su mirada y solo asiente—. Si no me das más tendré que tomar medidas extremas —cruzo los brazos recostando mi espalda al sillón.
—Relajate Dinora —voltea con una sonrisa y coloca su mano en mi pierna izquierda—. No quiero que tengas malos pensamientos sobre mi porque aquí todas somos iguales y tú vas por el mismo camino ó ya eres más —quita la mano y se levanta del sillón.
—¿Puedo saber dónde hay un lugar solo aquí que no contenga nada de armamento ni utensilios de misiones? —le pregunto viéndola desde mi posición.
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OSCURA REALIDAD [En proceso]
De TodoEl camino del destino no es para débiles, no es para aquellos que se caen y no se levantan. Es para aquellos que a pesar de las heridas siguen adelante hasta el final. Así es como surgen estás dos hermosas mujeres, mellizas; provenientes de Alemani...