Larisa.
Cuando nos seleccionaron, una parte de mi se emocionó. pero otra parte ni un poco, porque si salíamos de un infierno iríamos a otro peor. Siempre con mi hermana nos repetiámos que esto en cualquier momento iba a terminar. pero siempre tenía que haber ese “pero” , porque cada vez que tratábamos de buscar una salida nos encontrábamos con más puertas y estas no eran de madera sino de doble hierro y bien aseguradas.
Siempre tenía admiración por mi hermana Dinora siendo la menor de las tres, trataba de no caer, Aunque a veces su temperamento la llevaba a casos muy trágicos que terminábamos las tres incluidas. pero siempre mantenía su porte recto y su mirada fría. Yo sabía que en el fondo había una Dinora cariñosa, amable y encantadora que fué desechada cuando pasó el trágico accidente de nuestra abuela y nuestros padres, ese día también murió algo dentro de mi con ellos.
Cuando ya no sentimos las camionetas en movimiento, nos miramos entre las tres nerviosas por lo que nos esperaba en ese lugar. No nos habían dado información, pero por lo que estudiamos a los hombres sabíamos que al lugar de destino no iba a dar buena espina. Porque para empezar ese su jueguito tan horrible que nos pusieron para hacer la selección fué loco, solo a ellos se les podía ocurrir, Aunque no eran nada comparado a lo que nos hacían en la Mansión.
—¿Ya me dejas de ver los pechos pendejo? —dijo Lizbeth y nosotras la volteamos a ver con cara de horror— ¿Que? —nos volteo a ver— Es que mírenlo o sea ese uniforme verde no le tapa lo que es de asqueroso, ¡por dios! —dijo acomodandose en el sillón.
Yo volteo a ver al soldado que está enfrente de ella y lo observo con el ceño fruncido y luego la observo a ella.
—No digas locuras mujer —le digo a Liz y cruzo los brazos— Como no te va a estar viendo embobado, si tú vestido le muestra un manjar —me río— Tal vez donde están ellos, no hay como tú —me burlo del soldado que dirige su mirada a mi.
—Perdóneme mi acción irrespetuosa —se mueve nervioso— En parte es cierto lo que dice, al lugar donde las llevamos no hay mujeres comparadas como ustedes y todas las demás que se quedaron —dice mirándonos de arriba abajo.
—Si bueno ya basta de charlas absurdas
—dijo el otro soldado— Ya tenemos que bajar.Y así se abrieron las puertas de la camioneta en la que nos encontrábamos. Cuando al salir nos dió el brillo de la gran estrella del cielo en nuestros rostros pálidos. Nos miramos entre las tres asombradas de tan grande lugar a la que nos dirigían con las demás compañeras. Los soldados cada uno se posicionaron alrededor de todas y nos adentramos a un grande. no, que digo grande, enorme lugar lleno de personas con el mismo uniforme verde y armamentos en todo su cuerpo. Nos observaron a todas porque estábamos vestidas como si fuéramos a una gala y ellos no.
Algunos nos miraban con burla y otros con odio, ¡Ja! osea que les pasaba si nosotras solo íbamos a ser unas más entre ellos. Dinora también les devolvía la mirada al igual como Lizbeth. porque algo que tenía Liz era que si la observabas mucho te ibas a golpes con ella. Es buena amiga, al igual como compañera de combate, algo tóxica a veces, pero que más da, así es ella la entiendo nadie es amable si te meten a pura obligación a un lugar donde acaban con la poca estabilidad mental que tienes.
—¡ATENCIÓN! —gritó un soldado y le dieron un megáfono para que lo escucháramos todas—. A todas las princesas que están presentes les informo que aquí no tendrán esos lujos que les daban en su casita —se burló y los demás dieron carcajadas— Lo primero que deben saber es que aquí no se descansa ¿porqué? se preguntarán, por que en este lugar todos estamos en movimiento y ustedes no serán excluidas de eso.
ESTÁS LEYENDO
OSCURA REALIDAD [En proceso]
DiversosEl camino del destino no es para débiles, no es para aquellos que se caen y no se levantan. Es para aquellos que a pesar de las heridas siguen adelante hasta el final. Así es como surgen estás dos hermosas mujeres, mellizas; provenientes de Alemani...