Un caos.

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Narrador omnisciente.

El caos siempre aparece cuando queremos hacer cosas buenas. pero no tomamos en cuenta las decisiones que hemos elegido en tiempo pasado y siempre cuestionamos al destino del porque nos está pasando cosas horribles.

Entre asesinos nos entendemos, ¿no?  —hablan del otro lado de la línea telefónica, que atendió la Dama negra al escuchar sonar el teléfono de su oficina.

—Yo creo que sí  —sonrie un poco dejando en su escritorio la pantalla donde estaba viendo a sus escoltas torturar a otros hombres—. Pero estamos en la época donde llegan los vientos muy fuertes, ¿Que le hizo tomar esa decisión tan inoportuna?.

Una de tus mujeres —se ríe y la dama negra empieza a marcar coordenadas para rastrear la llamada ordenándole a otra de sus mujeres que le comuniquen con las demas—. ¿Como haz estado después de la muerte de tu prometido? .

Envía el mensaje a su mano derecha y por la puerta de la oficina entra otra con un laptop dándole la ubicación de la llamada viendo que está por los alrededores de Inglaterra.

—Uno, tengo muchas mujeres obedeciendo mis órdenes y dos, ¿Cómo esta usted que le quite a su más querido primito? —le hace señas a la escolta que le mande la ubicación a Kristen y eso hace.

Ese tema de mi primo todavía lo tengo pendiente y lo sabe dama negra —suspira estirándose en su silla del escritorio encerrado en la oficina de su Mansión “Euthoria Fortress” a las fronteras de Inglaterra—. Y de tantas mujeres que tiene, no sé si se acuerda de este nombre: ¿Dinora Dubessa?.

La dama negra se queda en silencio por un momento dejando de teclear en su pantalla y volteando a ver a la escolta que le afirma con la cabeza a su mirada extrañada y traga saliva agarrando su copa de vino bebiendo un poco.

—¿Que tiene que ver ella en esto? —pregunta sentándose en su silla giratoria.

Solo le avisaba que ella ya está en mi lista —el deja una carpeta encima de su mesa firmando el cheque de cien mil dólares para comprar otras mudas nuevas para sus mujeres.

—Te prohíbo acercarte de nuevo a ella —advierte la Dama negra—. Si me llego a enterar que la drogaste de nuevo ó que termina lastimada y no solo físicamente, te llenaré de balas, a ti y a todos tus hombres.

Tus advertencias me entran por un oído y me salen por el otro, damita —se pasa la mano en su barba—. Pero déjame decirte que esa decisión no la tomas tú, si no que es ella la que elije si estar conmigo o no. y yo estoy dispuesto a todo lo que me pida, porque tú sabes que yo complazco y si me complacen.

—Ella antes de doblegarse a ti, te partirá en dos  —se ríe la jefa.

Oh, creeme que lo sé  —rie también el— Ya lo he comprobado y por eso es mi nueva obsesión y si te cruzas en mi camino, esta vez no dudaré en volarte la cabeza. Así como tú hiciste con mi madre.

—Te la pondré difícil, Maximiliano Perrotti Karavello —respira— Aprovecha ahora, que después solo el aroma tendrás —corta la llamada y voltea a ver a su escolta—. ¿Donde están las que fueron a Londres?.

—Ahora mismo están en el club dando inicio a la misión de reclutamiento, jefa —le informa la mujer.

—Diles que se mantengan en alerta y que si sucede algo, que avisen de inmediato para mandar más refuerzos —se termina el vino de un solo trago—. También que le avisen a Ojos locos y a su mujer, que yo les ordeno a todos mantenerse en movimiento, no quiero a ninguno sentado rascándose en ombligo.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora