Tantas maneras de morir.

112 8 0
                                    

[~•∆•~]

Dinora.

A veces, miramos hacia atrás con nostalgia, recordando momentos que ya no existen. Solo nos queda empezar de cero y guardar los nuevos en nuestro ser.

Entiendo a mi hermana, no por ser de la misma sangre materna sino porque tenemos un vínculo fuerte desde nacimiento ya que las dos hemos sufrido lo mismo, aveces me tocaba más fuerte a mi porque la defendía cuando ella ya no podía más.

Trato de olvidar todo lo que nos tocó hacer a nuestra poca edad, ¿pero quién mierda olvida eso tan rápido?; Nadie absolutamente nadie.

Agradecí el baño que nos dieron ya lo necesitaba, me sentía sucia, mi cabello era un desastre solo me lo amarraba en un rollo y allí quedaba, pero ¡dios mío! somos mujeres; una mujer no debe estar sucia.

Pero en este asqueroso lugar y horrible quien carajos nos dijo que nos iban a tratar como reinas solo nos hacen llamar princesas , porque a ellas las mandan a cualquier lugar no importando la situación.

Pero eso dejémoslo allí, la cuestión aquí es que ya nos están preparando para una supuesta misión pero, no nos han dicho de que trata, solo nos dicen que vayamos por aquí por allá y más hasta nos dieron un nuevo lenguaje de comunicación durante la misión. Que es raro porque en la mansión no nos daban nada de lenguajes solo nos comunicamos por medio de auriculares o radios.

—¡FORMEN FILAS SOLDADOS! —gritó un hombre adelante.

No tenemos más alternativa que obedecer, nos formamos enfrente de las mesas donde están las armas, pero me doy cuenta que son más de las que estaban en la primera prueba.

«Tranquila Dinora, solo recuerda»

—La primera vez que las pusimos a disparar solo fue para que despertarán
—dice caminando enfrente el soldado— Hoy si no acatan bien las órdenes tendrán castigo y si una no lo hace bien las demás pagan, ¡ENTENDIERON! —gritó desde su posición.

—¡SI CAPITAN! —gritamos todas.

—Adelante, todas a sus posiciones
—ordena.

Agarramos cualquier arma, yo agarré una Ametralladora M240 para quitarme este estrés que llevo desde que entramos aquí.

—¡APUNTEN! —grita desde lejos.

Me puse en posición de ataque con el pie derecho adelante y el izquierdo atrás. Los hombros un poco inclinados y la vista en el ojillo del arma apuntando al centro del blanco de metal donde caerá la bala.

—¡DISPAREN! —grita nuevamente.

Uno , dos y tres segundos después se escuchan disparos fuertes. seguidos al mismo tiempo con distintos sonidos. Cuando se acaba el cartucho en menos de diez segundos se mete otro al cargador y otra vez apuntar al centro. Segunda vuelta si no doy en el punto tendré castigo y no solo para mí sino para todas en general.

Desesperación se siente en el ambiente, cuando se termina el segundo cartucho de balas y vamos por el tercero. No hay límite de balas aquí solo se trata de dar en el centro hasta que se perfore el metal.

«Pinche metal que no te quiebras»

Tercer cartucho y veo por el visor que todavía está completo el metal. más, más y más disparos en el lugar como si fuera una guerra ó es como si ellos hayan forzado los pinches blancos de tiro porque no se derrumban.

Cuarto cartucho en el cargador del arma y ya me duele el dedo de tanto jalar el gatillo. Con la respiración acelerada me posiciono mejor ya que está arma tiene mayor precisión.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora