Miradas oscuras.

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"Ojos diferentes, no por como se ven,
sino por lo que hacen sentir
al verlos.
-Luis G.

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Larisa.

En cuanto entramos al gran salón de entrenamiento cuerpo a cuerpo. Nos posicionaron en cada rincón del lugar. Como vieron que no estábamos muy dispuestas a pelear, unos mandaron a traer lo que ya temia. y si, era esa miserable sustancia que para ellos solo era diversión.

Me dolía el estómago, porque quería aunque sea una pequeña galleta para llenarlo. ya que hace tres días que no nos dan nada de comida solo nos inyectan esa droga y nos vuelven a meter a cualquier habitación.

—Les juro que si fuera caníbal ya me los hubiera comido —susurra Liz.

—Ay no, yo no me comería nada ni aunque me estuviera muriendo de hambre —dice Dinora— Pero si los mataría, para ir a robar comida.

—Lo más loco es que creo que ya me va a tocar —tocando mi estómago les doy a entender.

—¡Hay no mujer! —se tapa la boca con las manos Liz— Pero hay que conseguir trapos o lo que sea pero, ¡Ya!.

—Como carajos crees que vamos a conseguir eso Lizbeth —regaña Dinora—  Si apenas nos dieron estos overoles y nuestra ropa interior desapareció hace días.

—Si, ellos no se imaginan la incomodidad de solo estar con este traje y sin nada abajo —les digo.

—Lo más razonable que diré en toda mi puta vida —suspira Liz—  Es que estemos atentas a cualquier movimiento —se acerca más—  porque hay soldados infiltrados en este lugar y no son de muy buena racha.

Con Dinora nos damos una mirada cómplice porque ya lo habíamos notado desde la mañana y solo asentimos porque vemos que están entrando los uniformados con cajas de enfermería.

—Muy bien —dice el encargado— Todas formen una fila, pegadas a la pared ¡YA!.

Rápido nos colocamos en la pared y después cada soldado toma una jeringa y se posicionan enfrente de nosotras. Ni un respiro nos dan, cuando siento el líquido frío entrar en mi sistema. De nuevo ese escalofrío en mis huesos frágiles, mi mente recreando cualquier escenario, me suda todo el cuerpo y mis ojos me arden. No quiero imaginar a Liz que ella usa lentillas.

—De acuerdo, como ya están preparadas les voy a dar las instrucciones de combate —anuncia el uniformado mayor— Cada una pasará al colchón a enseñar sus dotes en pelea cuerpo a cuerpo, contra los soldados que se encuentran en este momento, si se quiebran alguna extremidad, será culpa suya de nadie más —Camina alrededor de nosotras dando más instrucciones absurdas.

Y así sigue dando más, más y más instrucciones que ya nos han dado antes.

—Pasarán conforme están formadas, no tienen que tardar más de cinco minutos
—se baja del colchón donde estaba y toma una botella de agua— Si tardan más del tiempo estipulado, no podrán disfrutar de su más deseada comida diaria —le da un trago a la botella.

Solo lo observo como nos está tentando sabiendo muy bien que estamos más deshidratadas que un desierto y hambrientas como un león. Pero si aguantamos en la mansión, este lugar solo será uno más en nuestra lista.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora