Acuerdos cerrados Parte 2.

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Larisa.

La comodidad es una amenaza mayor para el progreso en las dificultades. Esfuérzate para conocer nuevas personas, especialmente aquellas que son diferentes a ti.

Me duelen los golpes. pero eso no hará que me quede sentada esperando a que alguien venga a salvarme de este abismo. No, eso nunca, lo prometi, lo tengo que cumplir cueste lo que cueste.

—Dame la dosis —exijo al enfermero que me ve como si fuera loca—.  ¿No haz escuchado Axel? —lo volteo a ver— Dame porfavor la dosis.

—Todavia tienes que hacer reposo Larisa —pide tratando de acostarme de nuevo.

—En estos momentos lo único que quiero es ir a prepárame para la misión que nos han dado —me siento en la camilla viéndolo directamente—. Porque no quiero que el tiempo se me vaya como agua entre manos, ¿comprendes? —me pongo las manos encima de mis piernas.

—Te la daré solo porque estamos en ello —se dirige hacia donde están los líquidos—. y porque esto se tiene que acabar —vierte el líquido en la jeringa volteando a mi dirección—. ¿Estás completamente segura que aguantas otra dosis?.

—Segura —asiento— Dame rápido que tengo que ir a escribir la nota —extiendo mi mano recibiendo la jeringa que de inmediato la inserto en mi brazo izquierdo—.  Scheiße, ich brauchte das (mierda esto lo necesitaba).

El enfermero solo asiente remojando un algodón en alcohol que de inmediato lo pasa en mi brazo limpiando los restos de sangre.

—Me cuentas que sucedió después, ¿si? —pregunta viéndome a los ojos.

—Te estaré informando de todo —me bajo de la camilla pero me voy de lado con el mareo que me agarra de sorpres—-. Bueno esto si fue fuerte —rio.

—No haz comido mucho Larisa —me sostiene de los hombros—. Te llevaré a las habitaciones y pediré a Liz que te dé comida.

Solo asiento a su comentario agarrándome la cabeza a causa del fuerte dolor que me dió al levantarla y ver las luces del lugar. Caminamos despacio hasta la puerta y el la abre observando que no hayan soldados a los alrededores.

Seguimos caminando por el pasillo que de milagro está vacío, llegamos a las gradas para llegar a la primera planta y allí si nos encontramos soldados de la otra compañía estadounidense.

Pasamos entre ellos con cuidado para no lastimarme.

—Si que son bastantes —susurra el enfermero a mi derecha.

—Son más que los rusos —digo dándole un vistazo a los soldados—.  Con razón la Coronel en el aviso general dijo que eran más de diez mil que se encontraban ahora aquí .

—Y déjame decirte que están buenos —dice viendo a los que están en una esquina.

—¿Buenos de que?, ¿de personalidad ó de físico? —le pregunto también viendo hacia donde ve.

—De todo —contesta.

—No me digas que... —lo veo directamente con los ojos bien abiertos sonriéndole.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora