Rosas y Fuego, Parte 2.

86 2 1
                                    

Draven Serrano.

Si haces una cosa, no importa si es grande ó pequeño, debes hacerlo con dedicación y esfuerzo, aunque esa cosa perjudique a tus seres queridos. Pero si tienes un objetivo en la mira, nada es obstáculo para eso.

Tengo en mente siempre lo que me instruyeron desde pequeño. Pero como siempre las decisiones nos hacen crecer y madurar en cada dia de la vida. Todo cambia en un pestañeo.

La tengo que mantener ocupada. aunque no me guste esa idea, pero con tal de que no se preocupara de más.

«¿Porque se cómo es ó ya me estoy dando cuenta?.»

Tengo conocimiento de la seguridad de la base Norteamericana, aquí en Londres. He viajado con el propósito de hacer más aliados y haci poder llegar a más países. Esa es mi meta, Mi ambición. Lo único que no me percaté, fue de que me encontraría de nuevo a Esa mujer de ojos verdes metálicos al igual que su hermana. Las dos te dejan con la mente en blanco y no solo por su mirada sino por su actitud y personalidad.

Ahora ella ya está en mi camino, Mi Diosa. Y no dejaré que nadie me la arrebate, incluso ni ese puesto al que ella fue instruida a seguir con las demás.

—Jefe ya está en camino —avisa Diego desde su puesto tecleando más códigos y coordenadas en su computadora. desde que subimos el avión hasta la casa que tengo aquí en Londres—. Son más de cincuenta transportes y diez helicópteros.

Ella no se quedará de brazos cruzados. me di cuenta desde que recibió esa llamada, la escuché mencionar a su hermana y no me llegó otro pensamiento más que la pequeña Dinora. No entiendo porque siempre la tiene que defender, si ella ya está grande y madura para eso.

—Rastrea los helicópteros y dime quienes van en ellos —ordeno dejando mi copa de champagne en la mesita que tengo adelante —. Si van a “rescatarla” —hago comillas con los dedos—. Que lo hagan. pero no les será fácil. Avísales a los hombres de Maximiliano que llegarán.

—Si jefe —asiente sacando otra computadora y su compañero le ayuda a enviar la información.

Me gusta Larisa. No, no me gusta. Me atrae y no me quiero enamorar muy fácilmente. pero cuando ella me mira directamente con esa mirada de mujer mala y madura. Yo...

—¿Estás consciente que solo la estás perjudicando?  —escucho hablar a Alejandro y lo veo por el rabillo del ojo que se sienta enfrente mío y yo solo hago un mueca de labios restándole importancia—. Si ella se entera, no te hablará por más que muevas cielo y mar por estar a su lado.

Doy una respiración muy profunda dándole otro sorbo a mi copa y volteo hacia el hombre que está enfrente mía viéndome con cara sería e inclino la cabeza hacia la derecha levantando una ceja.

—Lo se —me encojo de hombros—  Pero se también que ella no haría eso, ella ya cayó en mis redes y solita, sin ayuda —lo señalo con la copa— Si tuvieras este rostro y cuerpo, Alejandro. También pensarías lo mismo y estoy seguro que ella no me dejará tirado, ¿Porque? fácil, está encantada conmigo.

—Ese ego hermano —rie negando— Haz matado a casi más de veinte alcaldes y cinco presidentes, que no han aceptado tus tratos —se estira en el sillon— ¿Porque la quieres en ese puesto?, ¿Sabes que ella teniendo ese cargo, te encarcelará fácilmente?.

Pues claro que lo había pensado antes. si ella es agente encubierto del ejército alemán, entrenadas para matar a cualquier criminal que les ordenan.

—Si quisiera hacerlo, ya lo hubiera hecho Alejandro —saco un cigarro de la cajita que está encima de la mesa—. Ha tenido más de una oportunidad y nada —meto el cigarro a mi boca encendíendolo—. Solo sigue mis órdenes y no dice nada al respecto.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora