Larisa.
Del odio al amor hay un solo paso. Eso es lo que dicen cada vez que ven a una pareja en conflictos. Pero no ven lo que pasa detrás de esos muros gigantes. Porque todo puede ser una dulzura en frente de todos y un café amargo en lo secreto con una pizca de picante.
«¿Café caliente con picante?¿Cómo sabrá eso?».
Otro nuevo antojo, qué se me acaba de ocurrir.
Estoy adolorida, tengo sueño. pero me duele la cadera y es un dolor tremendamente maldito. No sé ni en qué momento me distraje para que ese griego estúpido me disparara en la cadera o no sé si fué uno fallido.
Desde que Lizbeth junto con Roxanna y Camila, se infiltraron entre las mujeres de esa mansión, para ayudarme a escapar y enfrentar a todos esos hombres a mano armada. Con otras de las mujeres sobrevivientes, me ayudaron a salir, por uno de los pasadizos de la mansión, hasta llegar a donde estaban los helicópteros sobrevolando por el lugar de arboleda.
Me dolió el agarre que hizo Draven en mi quijada, porque también su hermanastra me había dado un puñetazo en esa área sin antes haberlo calculado y yo sin estar prevenida de ese golpe.
Nunca me había imaginado eso de que los hermanastros tenían sexo entre ellos. Fué algo que me dejó boquiabierta, en el momento en que Palmer Serrano, me lo dijo al estar en la sala principal de la mansión Serrano.
«—Draven, me lo hacia todas las noches que llegaba con estrés. »
De tan solo recordar esas palabras, me da más náuseas y mareos.
Volteo a ver hacia la derecha, observando las islas griegas siendo cubiertas por las nubes.
Después de salir en helicópteros de Atenas, hasta llegar lo más rápido al aeropuerto griego y viajar lo antes posible hasta Estados Unidos; en donde esta mi hermana, Dinora. Solo hemos estado sobrevolando por las nubes.
Me emociona demasiado que vuelvo a tomar el frasco de frutas que me dió Lizbeth, nomás entramos al jet privado que contrató ella. Para que saliéramos del pais griego y nos ser perseguidas por los hombres de esas mafias.
No sé ni que mentiras haya dejado en Rusia para llegar lo antes posible a dónde estaba. Pensé que solo para el día de la madre estaría conmigo, pero no fué así. Y eso aún debo agradecerle.
—¿Cómo te sientes? —pregunta Lizbeth, agachándose a un lado de mi asiento.
—Aún me duele la cadera —respondo dejando el frasco de frutas sobre mi estómago abultado, insertando el tenedor sobre una fresa—, ¿Cuánto tiempo falta?.
—Son doce horas de vuelo, Larisa. No me apures —se pone de pie y toma asiento enfrente mia—, Te juro que solo porque César estaba alli, de lo contrario el griego ya estaría en el infierno.
—Te creo —me rio de su comentario, porque ví que estaba sacando uno de los detonantes con pólvora contaminada, lista para lanzarla hacia donde estaba Draven. pero fué detenida por Cesar, que él fué encargado de llevarse a todas las mujeres, fuera del pais.
—Camila ya casi se desmayaba cuándo vió que te dispararon —rie inclinándose para robar un pedazo de fruta del recipiente sobre mi estómago—, ¿Tienes cinco o cuatro?.
—Cinco —acierto, suspirando—, Estoy en crisis en querer agarrar una metralleta y dispararme en toda la circunferencia del estómago y quitarme ese peso —niega riendo más—, nunca me había imaginado qué cargar un bebé en el vientre, pesaba más de lo debido —trato de acomodarme y Liz se levanta rápido para ayudarme—, siempre veia a otras embarazadas, pero ahora sé que se siente.
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OSCURA REALIDAD [En proceso]
RandomEl camino del destino no es para débiles, no es para aquellos que se caen y no se levantan. Es para aquellos que a pesar de las heridas siguen adelante hasta el final. Así es como surgen estás dos hermosas mujeres, mellizas; provenientes de Alemani...