Dinora.
Si esperamos lo inesperado, debemos estar cuerdos a que lo que nos da el tiempo no es lo que queremos, porque no es lo que teníamos planeado.
Me siento como una piñata llena de dulces, no se, quiero gritar, llorar ó salir corriendo, pero en esta situación no puedo hacerlo ya que el lugar no es favorable para hacer una celebración hasta tirar la casa por la ventana.
—¿Podemos ir a la otra parte del club? —pregunto dejando el otro vaso de licor, que creo con este ya llevo cinco en toda la noche.
—Solo falta que venga ese viejo que viene caminando más peor que un oso panda —responde Kristen yéndose a su lugar de sumisa.
—Buenas noches Madame —me saluda el viejo y le doy una pequeña mirada atravez del vidrio de la mesa a sus acompañantes que son dos niñas con aproximadamente dieciséis años—. Me han dado aviso que está comprando y vendiendo, ¿Es cierto eso?.
—Esta en lo correcto señor —respondo— ¿Cuánto ofrece?.
—Por ahora solo cargo a estás dos que son muy obedientes y en el otro lado del club está mi hermano con otras tres, son fuertes y hermosas, si hace intercambio aparte de que les de a estás dos, le daré otros cien mil dólares en efectivo —dice y veo que jala a las niñas por medio de las correas de cuero que cuelgan de las manos
—Doscientos mil y tendrá una por esta noche, señor —digo agarrando otro vaso de licor.
—Las suyas son más grandes de edad —dice y veo que se rasca el cuello—. Ciento cincuenta mil.
—Trescientos mil y se la lleva por un día —digo sonriendo al sentir el pellizcón que me da Kristen en el hombro.
—Le llamaré a mi hermano para que traiga el dinero —sale del área VIP dejando a las niñas con nosotras.
—¿Quieres que le baile y le chupe el pene a ese viejo que está más arrugado que una cebolla vieja? —me río a la pregunta que me hace Kristen viéndome con una ceja levantada.
—Se lo harás, si —respondo levantandome del sillón estirando un poco mis extremidades yendo hasta donde están las niñas—. ¿Cómo se llaman? —les pregunto viéndolas de pies a cabeza.
—Me llamo Zulema y ella se llama Esmeralda —señala a la otra sin levantar la mirada y le agarro el mentón suavemente para que me vea el rostro.
—No tengas miedo, nosotras no les haremos nada, más bien las salvaremos de esos hombres y a las demás que vinieron —les digo viéndolas— En cinco minutos vendrán esos asquerosos a darnos el dinero y a las demás y mis compañeras irán con ellos que supuestamente les obedecerán a lo que ellos digan pero... —volteo a ver a las chicas.
—Que le rueguen a sus dioses porque de esta noche no pasan —dice Kristen arreglándose el antifaz y alisando el body de elástico—. O sea si me lo cogeré, pero despues le cortaré el Pene y se lo meteré en el...
Rápidamente les cubro los oídos a las niñas reprendiendo con la mirada a Kristen que esta solo se carcajea.
—No le hagan caso, ella solo es una loca de aquí —les digo a las niñas agarrando las correas viendo como quitárselas—. ¿Tienes llave para esto, Brissa?.
—Lastimosamente no —me responde y no tengo de otra que cortarlas con la navaja de plata que me dió la jefa.
Me volteo a buscarla pero me quedo de espaldas hacia la puerta cuando escucho la voz del viejo gordo oso panda.
—Muy bien, Madame Rose —lo veo por encima de mi hombro que viene con el otro igual a el—. Aquí estan las otras tres y el dinero en efectivo, ahora quiero a las mujeres.
ESTÁS LEYENDO
OSCURA REALIDAD [En proceso]
AcakEl camino del destino no es para débiles, no es para aquellos que se caen y no se levantan. Es para aquellos que a pesar de las heridas siguen adelante hasta el final. Así es como surgen estás dos hermosas mujeres, mellizas; provenientes de Alemani...