Blanco y negro.

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Blanco y negro, el sol y la luna, oscuridad y claridad, agua y fuego, el yin y yang, hombre y mujer, amor y odio. Son todos una pieza de esta Oscura Realidad.

Así como ellas se encontraban mirando, a través de una ventana con barrotes. En como se escondía la gran estrella, en el medio de las grandes montañas del horizonte.

En ese mundo de oscuridad, se encontraban ellas, sobreviviendo otro día más. Que solo les trajo más sufrimiento, todo por culpa de los individuos que las contrataron.

—¡Carajo! —frustrada grita la pelinegra de ojos grises como un lobo cazador, y su piel más blanca que la nieve— Si esos imbéciles nos hubieran dicho lo que nos iban a hacer en esa estúpida misión. No estuviéramos castigadas aquí en esta porquería de lugar —se retira de la ventana y camina hasta la camilla.

—No te enojes demasiado hermana, ¡por dios! —le repite por milésima vez la otra de cabello blanco como la luna y ojos como su hermana con un pequeño rasgo de verde—. Además, si nos hubieran dicho que tal cosa iba a suceder en esa misión, ¿Acaso nos hubiéramos negado? No, verdad, no teníamos opción, ni tenemos —se da la vuelta para mirarla desde la ventana.

—Lo se —suspira— pero Larisa, como no observamos bien a ese chico que andaba rondando el área —se restriega el rostro con las dos manos— estúpido mocoso
—susurra.

—Si bueno... pero ya pasó lo único que tenemos que hacer ahora es aguantar hoy y ya mañana veremos qué más nos dan —dice Larisa dirigiéndose a la camilla para descansar—. Ahora a dormir ¿Si?

Su hermana Dinora solo asiente, porque contradecir a Larisa era como ir contra marea. Ya solo en la mente de Dinora estaba siempre como haría sufrir a los que las trataban como una basura en ese lugar y fué cerrando sus ojos para así también descansar.

—¡ARRIBA HIJAS DE PUTA, MUEVAN ESE TRASERO RAPIDO QUE NO TENEMOS SU TIEMPO! —grita el guardia, tirando de una sola patada, la puerta donde se encontraban las hermanas—

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—¡ARRIBA HIJAS DE PUTA, MUEVAN ESE TRASERO RAPIDO QUE NO TENEMOS SU TIEMPO! —grita el guardia, tirando de una sola patada, la puerta donde se encontraban las hermanas—. ¿durmieron bien princesitas? —les pregunta agarrando del cabello a Dinora para que lo mire de frente.

—Más que bien hijo de puta —le contesta Dinora con asco— ¡ahora quita tus asquerosas manos de mi cabello! —con un manotazo se suelta del agarre que te IA el guardia en su cabello.

—Uy si que están ardidas —se burla— pues déjame decirte querida, que hoy no andamos de ánimos para tus niñerías de porquería así que... —las agarra a las dos de los brazos a rastras hasta sacarlas del cuarto de habitación—. Se me van a bañar bien calmadas y se arreglan bien porque en treinta minutos vendrán otros socios que quieren sus servicios, ¿entendieron? —les dice a las hermanas que permanecían tiradas enfrente de el.

—Como si tuviéramos opciones —susurra Dinora para si misma.

Pero lo que no se dió cuenta fué de la cachetada que le propina el otro guardia que estaba a su lado, porque la escuchó.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora