La vida sorprende.

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Larisa.

La intuición nunca deja de funcionar, aunque estés en cualquier lugar y en cualquier momento. Siempre se mantendrá activa en tu cerebro.

No estoy agradecida al cien por ciento. porque tengo muy mala espina de esto, solo me mantengo alerta ante cualquier movimiento extraño, porque eso de que nos empezaron a rehabilitar tiene su lado malo.

Son las tres de la mañana me tocó hacer guardia en el tercer grupo, pero no hay nada sospechoso, bueno aún no hay nada, pero todo puede pasar.

Estamos en las oscuras solo con una ventana arriba en el techo donde apenas se puede ver el cielo y la luna que hoy brilla más de esperado. Ya quisiera ser como ella, brillar en medio de la oscuridad, pero me tocó ser solo una pequeña rosa que la ve desde abajo.

"La aceptación es la clave para liberarnos del sufrimiento".

Solo me toca pensar eso, mantener la mente activa para no dormirme. Pero y si vienen esos soldados no podría defenderme ya que todavía estoy adolorida. La poca droga que nos inyectaron, su efecto ya pasó hace dos horas y el dolor muscular empezó otra vez.

No he querido bajar la guardia ante las demás y parecer débil. aunque por dentro ya esté hecha pedazos pero sé que algún día ó en otra realidad tendré mi vida deseada que quise desde pequeña.

Mis pensamientos se interrumpen cuando escucho voces acercándose a la habitación.

—Rapido, no hagan mucho ruido —susurra un soldado.

Pero es tan pendejo que ni el habló bajo porque con mis compañeras de vigía nos damos una mirada de alerta y Carol como puede se levanta de su cama hacia la puerta. pero tan solo le faltaban tres pasos y abren la puerta enfrente de ella.

—Pero miren a quien tenemos aquí
—dijo el soldado agarrándole el mentón a Carol—. Gracias por abrirnos la puerta muñeca.

Carol trata de escapar pero el es más rápido y la agarra de los brazos y la lleva contra el suelo quitándole a la fuerza la ropa y los demás se vienen encima de nosotras también.

Trato de alcanzar el vaso que tengo a la izquierda pero un soldado me jala del tobillo y doy un grito de dolor.

—De mí no te escapas nieves —susurra jalándome más para la orilla.

Trato de patearlo pero al intentarlo siento como los músculos de la pierna derecha se me rasgan y el soldado nota mi sufrimiento para así aprovechar a levantarme el vestido y arrancarme la prenda interior.

—Esto me va a encantar más a mi, que a ti nieves —se empieza a desabrochar el cinturón y con ello bajándose el cierre.

Cierro mis ojos con fuerza solo escuchando los quejidos de las demás y yo creo que también agarraron a las demás porque se escucha más quejidos en la habitación.

Abro los ojos viendo hacia el ventanal del techo tratando de olvidar el momento obligando a mi mente a concentrarse en el cielo estrellado que hay todavía, pueden ser la una o dos de la mañana, no se pero el cielo está hermoso.

Cuando el asqueroso soldado termina me tapo la cara para que no me caiga en ella.

—¡Hija de puta! —me da un puñetazo en la quijada— Aparte de débil también no das el mérito —otro golpe a mi quijada— Agradece que las estamos preparando ¡malditas! —se cierra la cremallera del pantalón y se va.

OSCURA REALIDAD [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora