134: Promesas y mentiras

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Los días fueron pasando tranquilamente, hinata y naruto se sentían dichosos, porque por fin podían estar reunidos con su hija. Ese día habían hecho un picnic, ellos estaban en el jardín debajo de un gran árbol, mientras veía a himawari que les sonreía alegremente y correteaba persiguiendo una
mariposa. Naruto abrazo a hinata

Naruto: En estos momentos soy muy feliz, me siento el hombre mas feliz del mundo, ojalá esto durara para siempre.

Hinata sentía que ya había vivido aquel momento, de pronto las lágrimas rodaron por sus mejillas, natuto muy nervioso le preguntó.

Naruto: ¡¿Qué pasa hina?!”

Hinata: ¿Recuerdas el sueño que tuve antes de que himawari naciera?

Naruto: En el que estábamos los tres y éramos felices.

Hinata: Si.

Natuto: Ese sueño, es este momento, no se que será de nosotros, ni si podremos estar juntos en un futuro, de aquí en adelante todo es incierto, ya no tengo nada a lo cual aferrarme.

Naruto: Hina el futuro siempre es incierto, pero eso no quiere decir que sea malo, trabajaremos para que nuestro futuro sea bueno, para ser felices.

Naruto limpió las lágrimas de hinata y le dijo. “No te preocupes por lo que
vendrá, disfrutemos el ahora, porque es lo que tenemos.”

Hinata siempre había vivido el día a día, ella se preguntó en qué momento había dejado de vivir un día a la vez y se había obsesionado con su futuro,
ignorando así su presente. Ella miró a himawari, su preciosa hija, en el pasado ella no había tenido nada que amar, ni nadie que la amara, pero en ese momento tenía una familia, algo que nunca en su vida pensó que podía tener.

Tengo que dejar de ser tan egoísta. Pensó mientras su mirada pasaba de himawari y naruto.

Hinata: Tienes razón, por un momento perdí mi enfoque, olvidando lo que verdaderamente importa, gracias por recordármelo, naru

Naruto le dio un suave beso en los labios

Naruto: Se que todo esto es muy difícil, que a veces cuesta ver más allá de los problemas, pero recuerda que no hay mal que dure mil años.

Himawari se acercó a ellos corriendo, al ver el rastro de lágrimas en los ojos de su madre le preguntó. “Mamá. ¿Por qué lloras? ¿Estás triste? ¿Te duele
algo?”

Hinata abrió sus brazos para recibir a su pequeña, la abrazó

Hinata: Claro que no, mis lágrimas son de felicidad, ya que por fin puedo tenerte a mi lado y abrazarte cada vez que lo desee, eso me hace inmensamente feliz, tanto, que no puedo evitar que las lágrimas se derramen.

Himawari: Yo también estoy muy feliz de estar con mis padres, aunque la tía karin y el tío sasuke siempre han estado conmigo, siempre sentí que me hacía falta algo, Tarik y Uzziel siempre parecían muy felices cuando estaban con sus padres, yo también quería eso, también quería estar con mi familia.

Hinata le dio un beso en la frente

Hinata: Lo siento mi niña, por no estar ahí para ti, por perderme tus primeras palabras, tus primeros pasos, por no levantarte cuando aprendías a caminar por no arroparte por las noches, ni leerte un cuento antes de dormir, por no estar ahí para darte todo el amor que necesitabas.

Naruto se unió al abrazo 

Naruto: Perdónanos por no verte crecer y perdernos esos momentos tan invaluables de tu vida.

Himawari no dijo nada, solo se quedó aferrada a los brazos de sus padres,
deseando no tener que separarse nuevamente de sus padres. Tarik siempre iba al lugar donde se había abierto el portal que había llevado
al reino humano, él se quedaba viendo fijamente ese lugar, deseando que se abriera y ver nuevamente a himawari, pero eso no pasó, los días pasaron y él seguía sin saber nada de su amiga. Durante uno de sus entrenamientos, Tarik le preguntó a su padre por el mundo humano y si himawari estaría bien, la respuesta de su padre, lo dejo aun mas preocupado, no porque fuera un mal lugar, sino porque temía que himawari decidiera no volver a la tierra de las hadas, tuvo miedo de que ella lo olvidara y nunca mas volviera a verla. El día del cumpleaños de Tarik, él se quedó todo el día de pie frente aquel  lugar esperando a himawari ya que ella le había prometido que regresaría para su cumpleaños, pero el día se acabó y himawari no volvió.

Kab se acercó a su hijo

Kab: ¿Que haces aquí Tarik?

Tarik: Estoy esperando a himawari, ella prometió que estaría aquí para
mi cumpleaños.

Kab puso su mano en el pequeño hombro de su hijo

Kab: Ella no vendrá.

Tarik: Si que lo hará, ella me lo prometió y yo le creo.

Kab: Tarik, no te aferres a la princesa himawari, ambos son de mundos
completamente diferentes, algún día el tiempo y la distancia los separará y solo quedarán los recuerdos de una bonita amistad.

Tarik retiró la mano de su padre y gritó.

Tarik: ¡MIENTES! Himawari y yo no nos separaremos, nosotros prometimos que siempre estaríamos juntos.

Kab se inclinó apoyando una rodilla en el suelo, para quedar a la altura de su hijo.

Kab: Tarik, las hadas no podemos mentir y lo sabes, solo digo lo que es, no te digo esto porque quiera herirte, si no al contrario, te digo esto porque no quiero que salgas herido.

Tarik empezó a llorar como un bebé y le dijo a su papá.

Tarik; himawari prometió que vendría, ella lo hará, ella no me haría daño.

Kab abrazo a su hijo.

Kab: Las hadas no podemos mentir, siempre somos transparentes, nuestras palabras son verdad, pero no es lo mismo para los humanos, ellos mienten y engañan constantemente, por eso sus promesas carecen de valor.

Kab le dio unas palmaditas en la espalda a su hijo

Kab: Creí que una amistad entre ustedes sería buena idea, pero creo que me equivoque.

Aunque era más para sí mismo que para su hijo quien parecía abatido.
Tarik se quedó en aquel jardín hasta que el día acabó y las luces de la noche brillaron, se quedó esperando aun cuando sabía que ella no llegaría y que quizás nunca más lo haría

lazos de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora