Epílogo

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La vida está plagada de desafíos y obstáculos, una realidad que Jungkook experimentó desde temprana edad. Jamás habría anticipado el giro radical que tomaría su vida al cruzarse con Taehyung. Aun así, no lamenta las pruebas enfrentadas ni los caminos tortuosos recorridos, pues es precisamente gracias a su ayer que puede apreciar plenamente el presente.

Contempla el paisaje con una fugaz ojeada a través de la ventanilla del automóvil, maravillándose de cómo este pequeño pueblo logró transformarse en su refugio. No obstante, debe admitir que, en realidad, es la presencia del joven en el asiento del copiloto lo que le infunde una sensación de hogar. Taehyung reposa su rostro en el borde de la ventanilla, admirando el atardecer mientras el viento acaricia sus hebras castañas. Su expresión revela una serenidad y plenitud que contagian tranquilidad.

Dios, Jungkook lo ama demasiado.

—Ojos en el camino, osito —le reprocha Taehyung a Jungkook, desviando la mirada hacia él con una sonrisa tenue iluminando su rostro.

—Es imposible no tener mis ojos en ti, bebé. ¿Te he dicho que eres hermoso? 

—No durante los últimos treinta minutos —responde el castaño con diversión. 

—Vaya, estoy siendo un mal esposo —comenta el azabache, sacudiendo la cabeza con un fingido pesar antes de esbozar una suave sonrisa cargada de amor—. Eres hermoso, letritas. 

Las mejillas de Taehyung adquieren un tono sonrosado, su sonrisa se ensancha antes de negar con la cabeza y volver a perderse en la contemplación del paisaje a través de la ventanilla. Jungkook lo observa por un breve instante antes de volver a centrar su atención en la carretera.

—¿Estás seguro de que no quieres ir a casa a descansar? Ha sido un viaje largo y estoy seguro de que Jisoo entenderá si posponemos nuestra visita para mañana.

—Estoy bien, Kook. Quiero ir por Tannie, además también quiero ver a mis sobrinos y darles lo que compramos para ellos. 

—Está bien, será como prefieras. 

Taehyung sonrió con ternura; sin importar cuántos años pasaran, Jungkook nunca cambiaba esa parte de sí mismo que disfrutaba tanto en complacerlo.

Ciertamente, Kim experimentaba cierto cansancio, aunque no lo suficientemente grave como para impedirle reunirse con su mascota después de haber estado ausente por un tiempo. La práctica de aprovechar al máximo su tiempo se había arraigado en él, incluso cuando ya no tenía que inquietarse por marcharse en cualquier momento.

Después de un par de minutos más, finalmente llegaron a la casa de Taehyung, donde en la actualidad residían Jisoo y Seokjin junto a sus dos pequeños hijos. Su padre había permitido que ella conservara la casa, y dado que Taehyung vivía por su parte con Jungkook, no vieron inconveniente en que así fuera.

Jungkook fue el primero en bajarse del vehículo y rápidamente fue a la puerta del copiloto para ayudar a Taehyung a bajar.

—Gracias, amor. Voy a necesitar bajar los regalos del male-...

—¡Tío Tae!

Antes de poder concluir su oración, un enérgico grito lo interrumpió, provocándole una amplia sonrisa al ver a su sobrino correr hacia él. Lo recibió con un fuerte abrazo, levantándolo en sus brazos mientras depositaba un tierno beso en la coronilla de su cabeza.

—Hola, Nam. ¿Estuviste esperando por mi? —Taehyung preguntó con una sonrisa. 

—¡SÍ! Mamá dijo que vendrías hoy por Tannie, así que estuve esperando toda la tarde mirando por la ventana.

・⁺ 𝐒𝐏𝐑𝐈𝐍𝐆 𝐃𝐀𝐘《𝙺𝚘𝚘𝚔𝚅》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora