Capìtulo 24

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Kendall

Sali de la habitaciòn de mi novia y me diriji hacia mi dormitorio. Tenia que conectarme a mis clases virtuales de la universidad. Pase horas frente al computador. Nisiquiera habia volteado a ver el reloj de mi mano y mucho menos el de la pared de mi cuarto. Me sentia demasiado cansado mentalmente. Las clases las sentia eternas. Pero finalmente llego la hora de terminar. O sea, la hora que finalizan mis clases. Mire mi reloj y eran las 5:30 de la tarde.

Al fin ya podia descansar.

Derrepente alguien toco a mi puerta y dije: Adelante.

Mire y era un empleado de el rey.

El empleado: Sr. Walsh, el rey lo espera en su oficina.
Kendall: Esta bien, ire enseguida. Gracias por decirme.
El empleado: De nada.

Me levante de mi silla y sali rapidamente hacia la oficina de el rey.  Me preguntaba a mi mismo porque el rey queria verme.

Llegue y toque a su puerta y el dijo: Adelante, puede pasar.

Entre, y el rey me miro y dijo las siguientes palabras: Sr. Kendall Walsh, lo he estado observando y me he dado cuenta que esta enamorado de mi hija. No lo culpo, mi hija es muy bella. Por algo la consideran una de las mujeres muy bellas del mundo. Solo le pido que no rompa su corazòn.  Solo eso le pido. La he observado a ella tambièn y se que esta profundamente enamorada de usted. No la culpo. Usted es un joven apuesto. Eso sì, estoy enterado de que se ven a escondidas, ya que me llego esta fotografia por parte de algunos de mis empleados. En esta foto estas besando la mano de mi hija.

En ese momento cai en cuenta de que no fue imaginaciòn de que Gabrielle escuchara un sonido de una camara fotografiandonos.

Kendall: No lo voy a negar. Lo acepto y admito que amo a su hija. Jamas le romperìa el corazòn.

El rey: Si le llegas a romper el corazòn a mi hija, te despedirè. No tendria mejor soluciòn que esa para ambos.

Kendall: Esta bien. Si yo fuera usted diria lo mismo.
El rey: Entonces tenemos un acuerdo. Asi que apruebo este noviazgo.
Kendall: Sì. Gracias. Su hija es el amor de mi vida. La cuidarè y la protegerè con toda mi alma y con toda mi vida.

Hubieron 8 segundos de silencio y el rey me dijo: Sr. Kendall, busque a mi hija y traigala a mi oficina. Tengo que hablar seriamente con ella.

Kendall: Lo harè, Su Magestad.

Sali de la oficina y me dirigi rapidamente a la habitaciòn de mi novia. Llegue y toque a su puerta. Pase 2 minutos esperando su respuesta, pero nadie contesto.

Decidi abrir la puerta con mi llave pero la puerta estaba sin trancar. Solo estaba cerrada, pero sin llave. Solo tuve que empujar la puerta.

Entre y vi a mi novia tirada en el suelo. Estaba desmayada. No lo podia creer. Corri hacia ella y trate de reanimarla. Pero ella no respondìa. Me percate de que estuviera respirando y gracias a Dios estaba respirando. Estaba viva. Me sentia aliviado. Empeze a gritar como un loco y vinieron otros empleados. Llegaron a la escena y llamaron al rey de inmediato. El rey llego y no podìa creer lo que veia. El rey llamo de una vez a una ambulancia y les explico lo que habia sucedido. Eso si, pidio que no le contaràn nada a la prensa.

El rey: Sr. Walsh, cargue a mi hija sobre su regazo y llevela a la sala principal del palacio. Y acuestela en el sofà mas grande.

Kendall: Como usted diga, Su Magestad.

El rey y yo bajamos las escaleras y nos dirigimos a la sala. Acoste a mi novia sobre el sofà. Los minutos y cada segundo los sentìa eternos. Nada que llegaba la ambulancia.

Pasaron 40 minutos y la ambulancia al fin llegò.

Entraron los paramèdicos con una camilla de hospital. Cargue a mi novia y la acoste sobre esa camilla. Los paramèdicos subieron a Gabrielle a la ambulancia. Y el rey me dijo lo siguiente al oìdo: Acompaña a mi hija por favor. No puedo ir. Tengo mucho que hacer. Tengo demasiado trabajo. Ademàs tendrè que lidiar con los periodistas, o sea la prensa. Ya que estoy seguro de que alguien filtrarà en internet lo que ha pasado con la princesa Gabrielle.  De seguro lo van a saber y no puedo tapar el sol con un dedo. Se que la familia es primero pero tengo un deber con esta naciòn. Por algo soy el rey. No es una elecciòn, es un deber de por vida que llevarè hasta cuando me toque morir. Asi que te encargo a mi dulce hija, acompañala al hospital y quedate cuidando la habitaciòn que le den. Cuidala bien. Cuida bien de mi princesa.

Kendall: Lo harè, Su Magestad. Puede confiar en mi.  Por algo soy su guardaespaldas y su novio oficialmente.

Me despedi de el rey y entre a la ambulancia para acompañar a mi novia al hospital.

Le dije lo siguiente a Gabrielle: No se preocupe Su Alteza Real. Vas a estar bien y te vas a recuperar.

Uno de los paramèdicos dijo: Claro que lo estarà. Ella estarà bien. La vamos a tratar como una princesa. Por como es y por lo que es. Es nuestra futura reina de Monaco.

Al escuchar eso me senti el hombre mas afortunado y feliz del mundo.
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Buenas noches mis queridos lectores, espero que todos esten bien.  Les traigo un nuevo capìtulo de este bello libro que se llama LA PRINCESA Y EL GUARDAESPALDAS. Gracias por su gran apoyo. Sin ustedes este sueño no serìa posible. Muchas gracias por apoyar mi hermoso trabajo. Significa mucho para mi. Espero que les guste este capìtulo. Espero sus votos y comentarios. Saludos y bendiciones desde Panamà. Los quiero muchisimo. Les envio mucho amor desde Panamà. Dios los bendiga.

Con cariño y amor,
Argelis Yisel

♡ LA PRINCESA Y EL GUARDAESPALDAS ♡ (LIBRO EN ACTUALIZACIÒN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora