¿Que podría salir mal en una noche de diversión?
• Segunda historia
•+18, violencia, drogas...
• Historia de mi autoría
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Un hombre estaba amarrado en una silla mientras sus ojos estaban cerrados por completo.
Las luces empezaban a fallar y al darse cuenta de esto, los abrió de inmediato sorprendido por lo que pasaba.
Paso un poco de tiempo, hasta que se apagó por completo.
El silencio sepucral se hizo presente, hasta que unos ligeros quejidos lo pusieron en alerta.
La puerta se abrió, pensando que era algún guardia.
Aquella sombra en la oscuridad se acercó al hombre para empezar a desamarrarlo.
He Peng sonrió y murmuró - Sabía que mi padre vendría por mi, nadie puede contra él -.
La sombra seguía en silencio siguiendo con su trabajo.
Al terminar de quitar las cuerdas el otro movía sus muñecas y piernas que estaban entumidas - ayudame idiota, ¿Qué esperas? Estuve amarrado tanto en esta silla que no puedo moverme bien -
La otra figura se paró frente a él a una distancia prudente.
Al no recibir respuesta el otro se desespero - apúrate que no tenemos tiempo, quiero irme de este lugar -
El contrario se rió - ¿Crees que vengo a salvarte? -
"Esa voz" El contrario frunció ligeramente y levantó la vista un tanto confundido pero sin dejar de verse orgulloso.
- Cariño, te busque tanto tiempo, ¿Me extrañaste? -
- Claro cariño -.
La sombra misteriosa tomo a He Peng por el cuello para tirarlo al piso y patearlo fuertemente.
Lo pateaba por dónde fuera con mucho odio.
Lo desnudo con mucho esfuerzo, el contrario se movía para evitar cualquier acto, porque se olía que es lo que el contrario planeaba.
Lo empujó como pudia para alejarlo - Maldita perra, no podrás conmigo, mi padre te buscará y te matara, pero antes te torturara, no te conviene, así que déjame - grito.
La sombra se rió burlo - olvide que no eres suficientemente hombre como para hacer las cosas tu, necesitas de papi para que algo suceda, que triste, pero yo te quitaré lo que más aprecias pero no sirve, deberías agradecerme -
Se puso encima del contrario sentándose es el abdomen y amarrando las muñecas fuertemente.
No lo esperaba, pero en el salón había lugares perfectos para sujetar a una víctima por el piso.
Sujeto todo, manos y pies dejando el torso descubierto, se movía, pero aún así podía cumplir su objetivo sin problema, solo unos rasguños de más.
El hombre grito desesperado y de dolor por lo que le realizaban, mientras el otro hacia las cosas con una sonrisa.
Esos bellos ojos estaban totalmente opacos, sin ese brillo característico que enamoraba a cualquiera.
La sed de venganza y odio era evidentes.
La luz regreso y junto a ello el sonido de la puerta siendo abierta bruscamente, regresando a su realidad.
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