Ascensor

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Narra Marcos:


Me coloco la camisa debajo de mi pantalón sastrero y me arreglo las mangas, me miro en el espejo para asegurarme de que este perfectamente arreglado y agarro mi perfume antes de rociarme un poco en mi piel.

Una vez que termino de arreglarme, me acerco a la silla donde descansa mi saco y salgo de la habitación. Bajo las escaleras mientras me pongo el saco y me aseguro de tener las llaves de mi casa en la mesa del living.

Ni siquiera desayuno, solo quiero llegar temprano a la empresa y salgo de la casa con una sensación de nervios y de culpa. El dinero puede ser una tentación pero, ¿hacer algo así?

Es una locura y la gente que tiene mucho dinero están locos, lo peor es que no les importa a quien le hace daño, a quien pisa para conseguir lo que quieren.

Y su esposa debe ser igual, ya me la imagino, fría, calculadora e insoportable. La típica rubia frígida, vacía por dentro y delgada hasta los huesos.

Camino hasta el transporte público y bajo las escaleras cuando llego a la boca del subterráneo, saco mi tarjeta magnética para pagar el boleto y lo acerco al molinete antes de pasar.

Llego a la estación y por suerte se anuncia con que el subte llegara en 3 minutos, en ese tiempo trato de calmarme, pensando en que esa mujer será exactamente igual a su esposo.

¿Eso podrá sacarme la culpa que tengo por dentro?

No lo se pero al menos podría ayudar un poco para no lamentármelo más tarde.

El transporte se hace ver en el túnel y espero a que se abran las puertas, ingreso rápidamente antes de que se cierren las puertas y me acomodo en un asiento libre.

El vagón se está llenando y el subte se echa a andar. El trayecto hasta mi destino solamente me separa unos siete minutos y me pongo de pie cuando estoy por llegar.

Salgo de allí rápidamente y por suerte cuento con tiempo de sobra.

Cruzo la avenida Juan B Justo y tardo 3 cuadras en llegar a la empresa, la cual es un edificio imponente, me quedo parado mientras observo el edificio y seguro que debe tener más de seis pisos.

Respiro hondo para llenarme de valor e ingreso al edificio, al entrar, un hombre de seguridad me pregunta que necesito.

-Vine para una entrevista de trabajo.

El hombre asiente y me indica por donde debo ir.

-Vaya al quinto piso y espere allí.

-Gracias.

Aprieto el botón del ascensor y se abre en cuestión de segundos, entro y aprieto el botón del quinto piso. Cuando las puertas están por cerrarse, estás se detienen en el momento que ingresa una mujer.

Mis ojos se quedan mirando a la mujer castaña y me atrevo a pasar mi mirada de arriba abajo hasta que me detengo en sus ojos azules.

-Buenos días. -Saluda.

-Buenos días.

Aprieta el mismo botón que aprete minutos antes y se para a unos centímetros de distancia. Ella mira para otro lado cuando el ascensor empieza a subir.

- ¿También vino por la entrevista? -Me atrevo a preguntarle.

Mueve la cabeza para mirarme y nuestras miradas se encuentran.

-Si. -Sonríe.

Mi competencia es muy hermosa, tiene el pelo lacio y le llega hasta por debajo de los hombros. Tiene unos ojos tan vivos, como imanes que te atraen aunque uno no quiera.

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora