Vacaciones

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A medida que pasa el tiempo, Lucía ha tenido tantos orgasmos que su cuerpo no deja de temblar y nuestras pieles están empapadas con sudor.

Siento la sangre rugir en mis oídos y todo mi cuerpo comienza a temblar antes de echar la cabeza hacia atrás y disfrutar del orgasmo que se apodera de mi cuerpo, abrazando fuerte a Lucía y sin soltarla.

-Oh Dios mío... -Gimo con fuerza. -Lucía.

Me corro fuerte y puedo sentir mi pene palpitar dentro de su vagina mientras disfruto los espasmos de placer que me abruman.

Lucía se apoya en mi pecho, sonríe y la besó con ternura.

-Me sorprende cada día cómo te apoderas de mi cuerpo y de mi mente.-La miro con amor. --Cuando creo que no puedo enamorarme más de ti, haces algo más para sorprenderme. -Le acaricio la cara. -Te amo Lucía.

Sus ojos expresan felicidad y besa mis labios.

-Yo también te amo. -Susurra y suspira cansada. -Menos mal que querias que descanse. -Mordiéndose el labio.

-Es que me vuelves tan loco que no me puedo controlar. -Me muerdo los labios mientras observo su cuerpo desnudo. -Y más cuando muerdes tus labios. 

Ella suelta una risita y mis brazos la envuelven con ternura.

Más tarde, Lucía se queda dormida y mis brazos envuelven su cuerpo. Mis ojos contemplan a la mujer de mi vida y mi corazón late con fuerza. Tenía tanto miedo de perderla pero ahora estamos juntos y con un bebé en camino.

No puedo evitar sonreír al pensar en la oportunidad que estamos teniendo para estar juntos y aunque me cueste la vida, voy a luchar por nuestra familia.

Al otro día, Lucía está acostada y con la vista en la pantalla de la laptop, está editando un diseño que estuvo haciendo en toda la mañana y me muestra el resultado final.

-¿Qué tal? -Mirándome con atención.

-Me gusta mucho. Les va a encantar a los críticos cuando lo vean. -Beso su mejilla.

-Puede ser... pero siento que le falta algo. -Suspira.

-No te metas tanta presión, mi amor. -Acaricio su espalda. -Tranquila.

Ella asiente pero aún así no la veo muy conforme con el resultado, se que Lucía es tan perfeccionista con su trabajo pero tiene que darse cuenta que lo que diseño está perfecto.

-Voy a hacerte un té. -Picoteo sus labios. -Enseguida regreso.

Sonríe en respuesta y me levanto de la cama.

Narra Héctor:

Mi mente está en Lucía y nuestro bebé, es en lo único que puedo pensar en estos momentos. No se en donde se debe estar quedando, si está con Juliana o en un hotel de la ciudad, que esté en cualquier lugar pero no con ese hijo de puta porque su vida va a ser un infierno.

Alfonso está conmigo y no para de reprocharme por mi comportamiento.

-¿Y qué querías? Era obvio que Lucía te iba a despreciar. Yo te avise que esto iba a terminar mal. ¿Te dije o no te lo dije?

-Yo solo lo hice por amor. -Me pongo de pie y caminó alrededor de mi escritorio. -Y Lucía es una malagradecida porque no ve todo lo que hice por ella. -Enojado. -Y espero que no vuelva con Marcos porque voy a destruir su carrera. La noticia de hoy va a ser tan pequeña al lado de lo que pienso hacer. Todos van a ver que la flamante Lucía Dorrego es una adúltera.

Alfonso me mira con seriedad y se cruza de brazos.

-¿Acaso no te arrepientes de todo lo que hiciste? Destruiste tu matrimonio.

-No... -Me acerco a él. -Mi matrimonio no está destruido, vamos a salir de está crisis mejor que nunca y ese maldito va a estar muerto.

-No cometas ninguna locura, ya basta.

-No me va a detener nadie, Alfonso.

En medio de la conversación, mi secretaria se acerca y la miro con atención.

-Disculpe señor... es que una señorita quiere hablar con usted. ¿La hago pasar?

-¿Le dijo su nombre?

-Si, Graciela.

-Hazla pasar.

La muchacha me hace caso y Alfonso me mira con confusión.

-¿Quién es?

-Eso no te interesa, ahora vete que tengo que hablar a solas con ella.

Alfonso se queja en voz baja y sale cuando Graciela cruza la puerta, le pido que la cierre y nos quedamos a solas.

-¿Y? ¿Que paso? Los enfrentaste? -Curiosa

Asiento y me siento en mi escritorio.

-Los enfrente, estaban juntos y me dio una rabia. Le dije a mi esposa toda la verdad y ahora no quiere saber nada de nosotros.

-¿No quiere saber nada de Marcos? -Entusiasmada.

-Es que tenías que ver la mirada llena de decepción en sus ojos cuando le conte lo que Marcos le hizo y me pidio el divorcio.

Narra Graciela:

Escucho todo lo que me dice Héctor y estoy tan feliz que estén separados. Ahora tengo a Marcos completamente libre para mí.

-Yo no le pienso dar el divorcio y mucho menos cuando al fin está embarazada.

Entrecierro los ojos y mi boca se abre.

-¿De qué estás hablando? -Confundida. -Quieres decir...

-Que Marcos logro embarazarla.

Mi cara se cae y mis ojos se mantienen fríos al escuchar la verdad. Eso no puede ser, esa mujer no puede tener un hijo de Marcos.

-¿Él lo sabe?

-No lo creo y no tiene porque saberlo. Lo quiero lejos de la vida de mi mujer.

Y yo quiero a esa zorra bien lejos de Marcos, ni siquiera quiero que le de un hijo.

-¿Entonces qué vas a hacer? Porque quiere divorciarse de ti.

-Vamos a volver, sabe muy bien que tengo un enorme poder en los medios y no le conviene tenerme en su contra. Ella volverá conmigo aunque le guste o no.

Dejo de mirarlo y le doy la espalda, tengo que cerciorarme de que no estén juntos porque de lo contrario me voy a ocupar de que ese bebé no exista. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora