Emilia

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Narra Lucía:


Me siento tan cansada pero estoy tan feliz de saber que di a luz a Emilia, esa niña por la que tanto quise tener y ahora es un sueño hecho realidad. Lo mejor de todo, es que mi niña fue hecha con amor, con un hombre extraordinario como Marcos y ahora tuvimos la oportunidad de formar un hogar. 

Estoy acostada sobre la cama de hospital y Marcos acaricia mi mano mientras estamos esperando alguna novedad de nuestra hija, tengo una ansiedad por sostenerla entre mis brazos y vivir el momento. 

-Voy a preguntar por la niña. -Poniéndose de pie. 

-Por favor. -Ansiosa. 

Me tira un beso y enseguida sale de la habitación, respiro hondo y mi celular empieza a sonar, se me hace imposible agarrarlo ya que está lejos de mi alcance y no puedo moverme. Dejo que suene y voy a esperar a que Marcos me lo alcance. 

Después de varios minutos que parecieron una eternidad, mi prometido aparece con la niña en brazos y mi corazón late con fuerza. Marcos me mira con un hermoso brillo en los ojos y una sonrisa de oreja a oreja. 

-Alguien quiere conocer a su hermosa mamá. 

Mis ojos se llenan de lagrimas y trato de sentarme sobre la cama. 

-Cuidado, mi amor. 

Me da la niña y coloca varias almohadas sobre mi espalda para que me pueda mantener sentada. Mis ojos están enfocados en Emilia, observando su carita de bebé y mis labios tiemblan mientras sonrió. 

-Es tan linda. 

-Como su mamá. -Contento. -Ahora tengo a mis amores. -Acaricia mi cabello. 

Suelto una risita y acerco a mi hijita para besar su frente con cuidado. 

-Siento que estoy en un sueño. -Levanto mi cabeza para mirarlo. - Se me hacia tan lejano formar una familia. -Suspiro. 

-Pero ya ves que no, ahora formaste una familia. -Sonríe con ternura. 

Asiento lentamente mientras observo su expresión, se lo ve tan feliz como yo. Orgullosos de haber hecho está hermosa niña. 

Marcos besa mi frente y nos perdemos en el momento. 

Más tarde, vuelven a llamar y le pido que saque el celular de mi bolso. 

-Debe ser Juliana. 

Agarra mi bolso y saca enseguida mi celular, dejo que atienda y pone el altavoz. 

- ¿Hola? -Contesta. 

Nadie contesta del otro lado, fruncimos el ceño y Marcos vuelve a hablar pero nadie le responde. Corta la llamada y deja el celular sobre la mesa. 

-La señal del hospital es un desastre. 

Marcos se sienta enseguida y toma a la niña en brazos, haciéndola dormir y se me hace una imagen tan tierna. Estoy tan embobada al verlo de esa manera. 

No pude haber encontrado un mejor compañero y padre como Marcos.

Luego, Marcos logra hacer que se duerma y la coloca en su cuna. En ese momento, alguien golpea la puerta suavemente y mi prometido se pone de pie con cuidado de no despertar a la niña. 

Abre la puerta y Juliana entra en silencio, su rostro se enciende al ver a la niña desde la cuna y sonríe. 

-Que pequeñita. -Habla en voz baja. -Quiero darles su espacio pero me daba tantas ganas de conocerla. -Contenta. 

Sonreímos con Marcos y Juliana se mueve con cuidado para no despertarla. 

- ¿Cómo estás? -Me pregunta. 

-Cansada pero estoy bien. 

-Los felicito. Se merecen mucho está felicidad. 

Juliana se queda un rato con nosotros hasta que decide retirarse para dejarme descansar y con Marcos nos quedamos a solas con la niña. 

- ¿Quieres agua? 

Asiento y busca un vaso de agua. Sale de la habitación y agarro mi celular para ponerlo en silencio, lo hago enseguida y me tomo la libertad de mirar quien estuvo llamando. Voy a llamadas y veo que son dos números desconocidos. No le doy importancia y dejo el celular sobre la mesa de luz. 

Marcos entra a la habitación y me da el vaso.

-Aquí tienes, mi amor. 

-Gracias. -Susurro. 

Tomo unos largos tragos por la sed que tengo y le entrego el vaso. Me ayuda a acostarme y acaricia mi cabello mientras cierro los ojos. 


Narra Horacio:


Termino de almorzar y suspiro profundamente. Estuve llamando al celular de Lucía y al segundo llamado me contesto ese hijo de puta. Me quede escuchando a ver que pasaba pero solo escuche la voz del tipo y corto enseguida. 

Dejo el vaso sobre la mesa y me quedo en silencio, pensando muy bien en lo que voy a hacer. Gutiérrez me mira con atención y empieza a hablar. 

- ¿En que piensa, señor? -Curioso. - ¿Le ocurre algo?

-Nada... -Tranquilo.- Solo que este momento que debe estar viviendo Lucía va a ser el único en que va a vivir tranquila. -Sonrió. -No voy a parar de hacerles la vida imposible, no van a creer cuando me vean. Ellos verán un fantasma y no tendrán escapatoria. 

Me recuesto sobre la silla, fantaseando con la idea de arruinar sus vidas y destruirlos para siempre. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora