Intenciones

26 3 0
                                    

Narrador omnipresente:

El empresario llegó desde temprano a Buenos Aires y ahora está tomando un café en la cafetería del Hotel Hiltón, sus ojos están perdidos mientras piensa en la mujer que provocó que ahora esté en el país.

En estás semanas lo único que hizo fue buscar todo de su persona y ahora es consciente que tiene el camino libre debido a la noticia de su separación.

El señor San Roman tiene un semblante esperanzador y ahora va a tomar la oportunidad de acercarse a Lucía para ganarse su corazón poco a poco.

Minutos después, termina su desayuno y le pide a su chofer que lo lleve enseguida a la empresa de Lucía.

-Como usted desee, señor.

El hombre asiente y se pone de pie, caminando detrás de su empleado y salen enseguida del hotel.

Al subir al auto, se abrocha el cinturón de seguridad y espera a que su chofer encienda el motor antes de emprender camino hacia el trabajo de Lucía Dorrego.

Narra Lucía:

Por suerte las nauseas desaparecieron y ahora estoy en el trabajo para coordinar los detalles que me quedan para el desfile que será dentro de dos meses. Los diseños ya están en preparación. y para mi alivio vamos a llegar para el desfile.

Me pongo de pie y Milagros aparece enseguida en mi oficina.

- ¿Pasó algo, Mili?

-Es que alguien quiere verla, me dijo que se llama Horacio San Román.

Me quedo sorprendida al escuchar a mi secretaria y no puedo evitar fruncir el ceño.

¿Qué hace aquí?

Después de varios minutos, reacciono y le digo a Milagros que lo haga pasar.

-Enseguida. -Responde.

Me quedo sola por un momento y antes de tomar mi asiento, le hago señas a Horacio para que tome asiento. No obstante, toma mi mano y la besa.

-Me sorprende que te vea en Argentina. -Sentándome. - ¿Pasó algo?

-No... solo me entere de tu separación y lo siento mucho. Sabes que estoy a tu disposición.

Trago saliva y mi desconfianza aparece rápidamente.

-No creo que vino hasta aquí solamente por eso. -Sería. -Me podría haber llamado y no tomarse estás molestias.

-Es que también vine por otra razón. -Sonríe. -Vengo a ofrecerle otro negocio y no se puede negar. Quiero hacer una gran inversión con su marca y sabe muy bien que tiene mucho para ganar si tiene un alcance internacional.

No se como reaccionar a lo que me está diciendo porque no tengo idea de sus intenciones.

-Mire señor...

-Solo pienselo, ya somos socios para la construcción del edificio y se muy bien que podemos ser socios para beneficio de nuestras empresas. No me diga que no la quiere aprovechar.

-Me halaga su propuesta pero por ahora es un no.

-Como le dije, solo pienselo. Puede hablarlo con su abogado o con el que sea.

Enseguida su atención está en su portafolios y saca una carpeta.

-Solo lealo... -Lo coloca sobre el escritorio.

Me dejo sin palabras y la verdad que no se que decirle.

¿Acaso se va a quedar en el país? ¿Por qué?

- ¿Que hara ahora? Tiene su empresa y no creo que la descuide.

-Tengo a mi mano derecha trabajando en la presidencia y todo lo que pase me avisan enseguida. -Tranquilo. -Ahora mi mente está focalizada en otra cosa. 

-Lo pensaré. -Resoplo. -Solo deme unos días y le daré una respuesta.

Sonríe victorioso y no sé porque estoy pensando en que me arrepentiré en poco tiempo. Lo primero que pienso es en Marcos y como va a reaccionar cuando le cuente que Horacio está en Buenos Aires. 

Despido al señor San Román y mi mente da vueltas por lo que acaba de pasar, respiro hondo al pensar que se viene otro problema.

Más tarde, le conté todo a Marcos y puedo ver celos en su expresión.

-Ya sabía muy bien las intenciones que tiene con vos. -Enojado. -Y ahora tengo que bancar a ese hombre cerca tuyo.

-Todavía no acepté y no tengo intenciones de hacerlo. -Tomó su mano.

-Lo se, no estoy enojado con vos. Nunca lo estaría, mi amor. -Me atrae a su cuerpo y envuelve mi cintura con sus fuertes brazos. -Me molesta ese tipo. 

Asiento y sonrío un poco mientras observo su expresión.

-Le voy a decir que no, solo le dije que lo pensaría para que me deje tranquila. -Suspiro. -Hasta creo que voy a suspender mi proyecto porque ahora quiero estar tranquila con todo.

-No quiero que hagas eso. -Acaricia mi cabello, llevándolo hacia atrás. -Más cuando soy consciente de todo lo que hiciste para ponerlo en marcha.

-Ahora tengo otro proyecto de vida. -Sonrio. -Y ese proyecto es mucho más importante, una vida tranquila con vos... formar una hermosa familia y ser felices.

-Ya soy feliz con vos, mi amor. 

En sus ojos solo hay alegría, felicidad y sus labios me besan apasionadamente a lo que le respondo volviéndolo más intenso y envuelvo su cuello con mis brazos. 


Narra Héctor:


- ¿Ya lo sabías? -Me pregunta Graciela.

La mujer vino hasta mi casa para contarme todo y ya estaba enterado gracias al médico de mi mujer.

-Si.. me encontré con su médico y me contó todo. Ahí me descontrole por la furia que todavía siento. -Apretando los puños.

-Se burlaron de nosotros y no les importó nada. -Enojada. -Como odio a esa maldita... tenemos que hacer algo.

-De eso ya me ocupe, ya les di instrucciones a mis hombres y se que harán muy bien su trabajo. 

Asiente pero en su mirada hay curiosidad por saber lo que tengo pensado.

- ¿Qué vas a hacer?

-Lo que tendría que haber hecho antes, recuperar a mi familia por la fuerza. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora