Espionaje

27 5 0
                                    

Narra Héctor:


Lucía pasó la noche en nuestra nueva casa y estoy tan aliviado que este en nuestro nuevo hogar. Aunque no me gustaron para nada las cosas que me dijo pero se muy bien que las dijo por el enojo que sentía.

Sin embargo, mi mujer no me dejo otra opción que está y que se vaya despidiendo de este país porque en unos días nos iremos a Uruguay.

No puedo hacerlo ahora porque van a sospechar de nosotros y además, los medios ya dieron la noticia de su desaparición.

No se que va ganar que ese maldito haga eso, si no la va a encontrar. La perdió para siempre y me pone tan feliz que así sea,,,

Siento un golpeteo en la puerta principal y me apuro para abrir la puerta.

-Entra.

Graciela entra enseguida y cierro la puerta con llave.

- ¿Cómo les fue con todo?

-Muy bien, mis hombres hicieron todo lo que les pedi y ahora está durmiendo en una habitación.

Graciela sonríe con malicia y empieza a caminar.

- ¿Dónde está? Quiero verla...

La agarro del brazo y la miro con seriedad.

-De ninguna manera, no quiero que la molestes. Mi mujer y mi bebé tienen que estar tranquilos. 

Ella se ríe y mueve las cejas.

-Tu hijo... -Entrecierra los ojos. -No se como vas a aceptar ese hijo bastardo.

-Porque la amo y porque se muy bien que mi mujer quería ser madre.

Suspira y se cruza de brazos.

-A mi no se me hace una buena idea que tu esposa tenga un hijo de Marcos. -Enojada. -No quiero que lo tenga.

- ¿Por que te molesta tanto? Si Lucía ya no es ningún obstáculo entre Marcos y tu. ¿Qué más quieres? -Fastidiado.

Se queda callada y deja de mirarme, poniéndose a pensar por un momento y se recompone unos minutos después. Mostrando una expresión más tranquila.

-Espero que te la lleves bien lejos.

-Y así será. -Sonrió. -Marcos no podrá encontrarla nunca más. 

Ella amplió su sonrisa en respuesta y puedo ver una mirada completamente satisfecha. 


Narra Horacio:


Estoy en mi empresa mientras despido a los inversionistas y les agradezco por haber venido. Una vez que me quedo solo, uno de mis hombres se me acerca y puedo ver en su expresión que es algo urgente.

- ¿Qué pasa, Guido?

-Acompáñeme, señor. Tiene que saber esto.

Lo sigo y entramos a mi despacho, la televisión está prendida y está puesta en un canal de noticias de Argentina. Mis ojos están frente a la pantalla y me quedo en shock al darme cuenta de lo que está pasando. 

Están visibilizando la noticia del secuestro de Lucía Dorrego y no se sabe nada de ella desde ayer. Explican que uno de los sospechosos se trata de su ex marido y la sorpresa se hace evidente en mi expresión pero mi enojo no tarda en aparecer.

 -Ya sabes lo que tienes que hacer, Guido. -Quiero que averigües cualquier pista que pueda encontrar su paradero.

Conozco a alguien que puede hacer una buena investigación para encontrar a Lucía y rescatarla de su ex marido.

-Lo que usted diga, señor. Pero...¿Qué hará ahora?

-Volveré a Buenos Aires. Mi Lucía es mucho más importante que cualquier otra cosa. Llama a Carlos y luego cómprame un pasaje.

-Ahora mismo me encargo de todo. 

Le agradezco y me voy de mi empresa de inmediato, mi chofer me lleva hasta mi mansión y mi ama de llaves me ayuda a preparar mis cosas para regresar a la Argentina.

En el proceso, no dejo de fantasear con la idea de convertirme en el héroe de Lucía y salvarla de la persona que la secuestro. Que eso provoque que se fije en mí y empiece a sentir algo por mi.

Por algo se empieza y está oportunidad la voy a aprovechar.

Una vez que ya tengo mi boleto de avión y un par de hombres de confianza, subo a mi camioneta y Guido empieza a llamarme.

- ¿Qué averiguaron?

-Se está diciendo que la señora Dorrego ingreso al Hotel Sheraton antes de dejar rastro y me tomé el atrevimiento de reservarle una estadía en ese hotel. Solo nos falta conseguir las imágenes de las cámaras para ver los últimos pasos de Lucía.

-Gracias Guido, de eso me ocuparé cuando esté en el hotel. Si tienes otra novedad no dudes en avisarme,

Corto la llamada y mi chofer conduce hasta el aeropuerto. Ahora el tiempo es oro y lo que menos quiero es perder el tiempo. No quiero perder la oportunidad de conquistar el corazón de Lucía Dorrego.


Narra Marcos:


-No puede ser que todavía no se sepa nada de ella.

Juliana luce preocupada al no saber nada de Lucía y la verdad es que no sabe cómo me siento. Estoy completamente destruido sin poder estar cerca de la mujer que amo, mi oxigeno, mi razón de vivir.

No saber nada de Lucía me enloquece de miedo por todo lo que debe estar sufriendo por culpa de ese infeliz.

 Apoyo las manos en mi rostro y Juliana me abraza con fuerza como si eso fuera lo suficiente para calmar la angustia que estoy sintiendo.

-Ella va a estar bien, Marcos. Lucía es fuerte y saldrá de está pesadilla. Hay que tener fe. 

Quiero tener fe pero a medida que avanzan las horas, las esperanzas van desapareciendo poco a poco. Todo este miedo, desamparo y odio desaparecerá cuando mi mujer regrese. 

Cierro los ojos y otra vez rompo en llanto, mi espíritu está quebrantado y solo espero el milagro de encontrarla. 

Solo deseo estar con mi familia y ver la luz al final del túnel. 

Solo espero que ese día llegue y abrazarla con tanta fuerza que nadie va a poder separarnos nunca más. 



En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora