Narra Lucía:
Puse toda resistencia para resistir la tentación y no pude, solo me deje llevar por sus encantos, caí en un hechizo al mirar esos ojos electrizantes y sus brazos me rodearon cuando me beso apasionadamente.
Mi cuerpo siente un leve temblor cuando intensificó sus besos y fuimos desnudándonos, las caricias son protagonistas del momento y me hizo temblar de pies a cabeza al ver como me mira con deseo, es como si quisiera comerme y lo hace al pie de la letra cuando me acuesta en la cama.
Sus labios y manos recorren todo mi cuerpo, haciendo que me derrita a sus pies y que solamente me posee en cuerpo y alma.
Mis senos están libres y su boca captura mi pezón derecho, tirando y mordisqueando suavemente, un gemido alto escapa de mis labios y cierro los ojos, dejándome llevar por la pasión arrolladora de Marcos.
Me quita las bragas y separa mis piernas para besar mis muslos, depositando un camino de besos hasta que llega a mi monte de venus y al sentir su lengua vertiginosa en mi clítoris, mi cabeza se dispara y mi cordura pende de un hilo.
Me saborea, utiliza su lengua para lengüetear de arriba abajo y toma mi clítoris en sus dientes, tirando suavemente y soy incapaz de quedarme callada.
-Marcos.... Ahhh...
Al escucharme de esa manera, gruñe en voz alta y sigue comiéndome por completo.
La espera me está volviendo loca y mi cabeza se echa hacia atrás al sentirme inundada por la lujuria.
Cuando estoy por llegar al clímax, deja de hacerme sexo oral y veo que saca un preservativo de sus pantalones, rompe el envoltorio y mi mirada queda perpleja al ver su tamaño.
Me muerdo los labios cuando se pone el preservativo y esté me mira con una mirada profunda. Está hecho un animal y se mueve para quedar encima, metiéndose en medio de mis piernas y antes de entrar, besa mis labios con dulzura y gimo en sus labios al sentir como entra su punta.
Me sostengo de su cuerpo y su pene entra completamente en mi interior.
Gimo en voz baja mientras trato de acostumbrarme a su tamaño y empieza a moverse, mis piernas envuelven sus caderas y se mueve con dureza, arrancándome gemidos intensos y se prolongan a medida que se va moviendo más y más.
Mis dedos se hunden en su espalda, disfrutando de las sensaciones placenteras de sus embestidas y ambos gemimos. Cierro los ojos y soy incapaz en quedarme callada, sintiendo como es incapaz de calmarse, moviéndose como un animal salvaje.
Gruñe en mi oído, gimiendo con mi nombre y eso me hace mojar por completo.
-Ay... dios mio. -Me pierdo entre sus brazos. -Ay así... ahhhh, si, sí.
Nuestros cuerpos arden en llamas y los gemidos inundan la habitación.
Otra vez estoy por llegar y hace lo mismo, sale de mi y ofrece su mano para levantarme de la cama. Se arrodilla en la cama y me hace sentar a horcajadas sobre su pene, lo cual agarra y lo lleva a mi entrepierna.
Gimo al recibirlo y quedamos abrazados, unidos en cuerpo y alma, empiezo a cabalgarlo y sus gemidos son tan intensos que me excita más y más.
Narra Marcos:
Maldita sea, esto es tan intenso, tan mágico que solo quiero permanecer en estás cuatro paredes y hacerla disfrutar, hacerla temblar de pies a cabeza como lo estoy haciendo ahora.
No quiero hacerla venir, quiero que me lo pida, volverla loca y matarla de placer.
Hago lo mismo en este tiempo, la hago cambiar de posición y la acuesto sobre la cama, sigo arrodillando y mis manos toma su cintura mientras arremeto con fuerza.
Ella tiene los ojos dilatados, la habitación se llena de gritos y me implora que siga.
-Por favor... -Ruega. -No te detengas.
- ¿Qué quieres? -Embistiéndola con fuerza.
-Por favor Marcos... quiero venirme... lo necesito.
Gime con intensidad cuando sonrió y arruga las sabanas al verse sobrepasada por la lujuria.
Entra y sale, siento como mi sangre se hace espesa por todo lo que estoy sintiendo. Me está haciendo enloquecer de amor, de placer y estoy cerca de venirme como ella.
Me inclino para besarla y sigo embistiéndola, la beso apasionadamente y sus paredes aprietan mi pene hasta que estallados en un extasis grandioso.
Su cuerpo tiembla sin poder controlarse y su gemido es gutural.
Está sudorosa, con la boca abierta tratando de recuperar el aire, el cabello completamente despeinado y sus ojos dilatados. Respiro hondo y beso con delicadeza su frente, suspira lentamente en ese momento y acaricio su mejilla ruborizada.
Me duele el corazón al ver lo hermosa y excitante que se ve así, sonrió cansado y uno mis labios con los de ella, la beso con ternura y a medida que nuestros labios aumentan la intensidad, mi corazón late a gran velocidad por Lucía.
A quien le pertenece mi corazón.
Las lenguas se enredan y ella gime por sorpresa cuando la tomo con fuerza y sin dejarla descansar, introduzco mi pene en su feminidad y hago que me monte encima.
Lucía respira entrecortadamente, como si el aire le faltara de sus pulmones y con la energía que le queda, empieza a cabalgar encima de mi pene. Moviendo sus caderas de un lado a otro y rebotando con fuerza.
Casi no le queda voz debido a los gritos de goce, apoya sus manos en mi pecho para sostenerse y mis manos pasan por sus curvas, acariciando todo su cuerpo hasta que mi mano izquierda toma su mejilla y hago que se incline para besar sus labios.
Me muevo con ella, entrando y saliendo con fuerza, sigue cabalgándome de arriba abajo y mis gruñidos se escuchan en toda la habitación.
Estimulo su clítoris y se pierde gracias a las oleadas de placer, se viene rápidamente y la abrazo con fuerza.
Mis labios húmedos se esparcen desde su cuello hasta su pecho y cierra los ojos con fuerza, la escucho ronronear en voz baja y aprieto sus senos con mis manos, arrebatándole suspiros.
Estoy enloquecido después de este momento, observando lo irresistible y tentadora que se ve, tengo tantas ganas de más y vuelvo a besarla mientras la muevo con cuidado para acostarla en el colchón.
Su cuerpo está sudoroso y con mis dedos, llevo su cabello oscuro hacia atrás y me quedo hechizado al encontrarme con esa mirada tan calma y sedienta.
ESTÁS LEYENDO
En carne viva
RomanceUna maternidad deseada y un esposo dispuesto a todo para que su esposa quede embarazada.